Redacción – La pasión y el orgullo por los colores de Costa Rica traspasaron fronteras hasta llegar a Francia, donde los costarricenses residentes y los aficionados presentes dentro y fuera de nuestro territorio, brindaron un cálido y enérgico apoyo a la delegación paralímpica.

Con banderas ondeando y voces que alentaban sin cesar, los ticos y ticas demostraron que, aunque lejos, el amor por el país y los atletas paralímpicos sigue siendo incondicional.

La participación de Costa Rica en los Juegos Paralímpicos se ha caracterizado por el esfuerzo, la disciplina y la dedicación de cada uno de los atletas, quienes han dado lo mejor de sí mismos para representar al país. Sin embargo, gran parte de su motivación proviene de la energía que los seguidores transmiten desde las gradas.

Los costarricenses en Francia no pasaron desapercibidos, ya que hicieron sentir su presencia con cánticos, porras y ese entusiasmo único que caracteriza a la afición tica.

El apoyo que recibieron fue un recordatorio de la unión y la solidaridad que el deporte puede generar, convirtiéndose en un pilar fundamental para el rendimiento y la moral de los deportistas. En un contexto donde los atletas paralímpicos enfrentan desafíos tanto físicos como emocionales, el respaldo de los compatriotas en el extranjero juega un rol vital para mantener la motivación en lo más alto.

«Gracias por apoyar a nuestra delegación», expresaron con gratitud los miembros del equipo paralímpico costarricense, reconociendo que el esfuerzo en cada competencia es compartido con todos aquellos que los alientan, ya sea desde las gradas en Francia o desde cualquier rincón de Costa Rica.

Ese sentimiento de orgullo nacional que envuelve a los deportistas al escuchar los gritos de apoyo en otro idioma pero con la misma pasión, les recuerda que no están solos y que tienen a una nación entera respaldándolos.

El compromiso de los ticos y ticas no solo quedó en palabras, sino en una presencia activa y constante en cada competencia. Desde el primer día, la comunidad costarricense en Francia se organizó para asistir a los eventos y hacer sentir su cercanía.

Este gesto, aunque intangible, ha sido clave para mantener el espíritu competitivo y para demostrar que Costa Rica, en todo momento, está unida en torno al deporte, la inclusión y el respeto.

Con el corazón lleno de agradecimiento, los atletas regresarán a casa sabiendo que han dado lo mejor de sí mismos, y que lo hicieron acompañados de una afición que, aunque lejos de su tierra natal, hizo sentir el calor de Costa Rica en cada rincón de Francia.