Minor Araya Salguero
Criminólogo – Exjefe OIJ – Especialista SWAT
A unos 33 °C, Hialeah, orgulloso, nervioso y exhausto, me mostraba sus bien acabados tatuajes – los que tiene en sus brazos – afirmando que son los mas hermosos del planeta. Yo, también desvariando, trataba por enésima vez de poner atención a aquel poco de tinta ya que, en aquel momento, una vez más en mi vida, me estaba preguntando:
¿Dios mío, que carajo hago aquí..?
Cuando, de repente, justo frente a la entrada de aquel gran edificio de apartamentos abandonado, me percato que dos instructores estaban bajando de su gran camioneta, herramientas de franqueo. Aquello me hizo reaccionar y desviar mi foco de atención hacia aquel sector.
El que bien rayado estaba, nota que su arte pasa a un segundo plano de mi atención y me dice: «Hey Treinta y Ocho, qué pasa, solo son herramientas, ¿no tienen de eso en tu país..?»
«No sé, pero quiero ir a ver esas cosas, ¿vamos..?» – le dije
«Sí me juras que no abres la boca, si; porque a ellos no se les habla, si lo haces nos revientan. ¿Si sabes eso, cierto..? No los veas y ni una palabra a los instructores fuera de clase…?» – sentenció, asustado, el norteamericano
Yo sabía que a un instructor del SWAT de Miami, no se le podía ni saludar, porque era una «quebrada» ya saben de que… Días atrás lo vi, lo atestigüé, pero en ese momento me arriesgué y me acerqué…
Con todo, avanzamos y aquellas piezas de acero y hule, hicieron que mi cansancio y resignación se alejaran un poco. Varios tipos de herramientas para brecheo de obstáculos; entre estos, arietes, tijeras, mazos, kellies, barras, y, un pequeño y raro aparato…
Este último era redondo, elongado, pero relativamente pequeño y manejable, tenía movimiento, uno de guia y masa como contrapeso.
«Hialeah, ¿Qué es eso, qué hace eso..?» – pregunté al que bien representaba a esa bella ciudad del Condado de Miami-Dade
«No sé hermano, pero creo que le dicen Puller. No pregunte una m… espere que luego ellos explican..» – con vos baja, contestó a mi oído
Como no podía preguntar – si no se estaba en clase – tocó esperar la respectiva explicación teórico y práctica…
Le entendí al instructor, que el curioso aparato lo utiliza una persona y tiene su origen en el «cómo extraer llavines de las puertas de los vehículos automotores», y le llaman, efectivamente, Puller Tool.
Además, se aprovechaban sus particulares prestaciones, para «jalar» – de aquí el término Puller – hacia afuera, algunos tipos de llavines que suelen tener algunas puertas, en los diferentes estilos constructivos de los Estados Unidos de América. Se trataba de una herramienta adaptada.
Era agosto de 1998. Y, a pesar de que casi arrastrados subíamos y bajábamos las interminables gradas de aquel gran edificio todo el santo día, lo que muchos consideraban una especie de pesadilla, también era una oportunidad extremadamente valiosa; porque aquellas herramientas y su respectiva explicación teórico práctica sobre su uso policial, quedarían grabadas en nosotros, para siempre.
En ese mismo año 1998, el Servicio
Policial de Intervención Inmediata (SPII), aún seguía en una fuerte pelea por abandonar su génesis – plasmada no en octubre de 1995, sino en marzo de 1996 – como Grupo de Apoyo a la Unidad de Negociación de Rehenes (UNEG) del OIJ y convertirse en una Unidad Táctica Policial.
Lamentablemente, aún seguía estancado aquel Grupo, entre las ocasionales y aburridas tareas de «custodia de destrucción de drogas» y «custodia de detenidos» y desaparecer por completo.
Sin embargo, debido a la necesidad operativa, a una objetiva valoración, comprensión y colateral apoyo del Departamento de Investigaciones Criminales del OIJ, uno que otro allanamiento se nos asignada y, a pesar de que salíamos bien librados de dichas «pruebas de existencia» había – entre otros – algo, un hecho que particularmente me desvelaba en esa materia…
En el tiempo, detectamos vagos indicios de lo que representaría una seria amenaza dentro de los procesos de brecheo: la apertura de ciertas contrapuertas de acero en las estructuras. Algo no se hacia ver bien, había un sentimiento de que, con respecto a algunas de sus configuraciones, podríamos llegar técnicamente desarmados contra aquel tipo de defensas.
¡Hasta que llegó el día..! En Costa Rica, en las mañanas, toda la Unidad salía a correr utilizando diferentes rutas; una de estas era los alrededores de la Universidad de Costa Rica, pasando por el muy conocido Barrio Escalante y, como dicen los jóvenes hoy día: ¡Todo bien! hasta que… Del edificio del OIJ a aquella rotonda llamada, La Bandera, corriendo en esa dirección – a mano izquierda – vi, noté, descubrí lo que presentía mas no quería: una seria amenaza, una realmente materializada, a nuestro sistema de franqueo…
Una fuerte contrapuerta metálica, colocada de tal forma – por razones obvias se omiten detalles – que, «pegaría» a cualquier equipo con sistemas policiales de brecheo legalmente permitido.
Aquello fue de espanto. Una y otra vez, pasaba corriendo frente a aquella linda casa de habitación y, una y otra vez, me preguntaba ¿Cómo vencerla.. cómo llegarle y quebrarla en no mas de cinco segundos..? El problema entre manos, realmente se volvió hasta tormentoso.
Tenía a mi lado al muy perspicaz Sierra 2 (R), a él y a otros buenos muchachos, yo comentaba aquella constante pesadilla hasta que un día, hablando de tatuajes, recordé aquel reguero de tinta en los brazos de mi entusiasta compañero del curso; así es, recordé a Hialeah y con esto…
Claro que recordé a ese raro dispositivo del SWAT de Miami; al que llamaban ellos «Puller«. Su sistema de contrapeso me hizo decirme a mi mismo: ¡Eso es lo que necesitamos!
Tal vez, a esta altura de la lectura alguno – con mucha razón – se preguntará ¿Porqué tanto desvelo por las contrapuertas de acero..?
Bueno, hay muchos motivos… Cuando con el uso de fuerza y violencia, se allana una estructura, principalmente de habitación, la responsabilidad por la generalidad de los eventos, es muy álgida.
En todos los procesos se debe seguir y respetar la Ley, tanto como los principios y fundamentos de la materia policial especializada No ir más allá, de lo requerido por necesario y razonable. En un proceso de allanamiento, fácilmente las personas pueden perder mucho, incluso la vida.
Uno como comandante de una Unidad de Operaciones Tácticas Policiales, persigue la protección de la integridad física de personas inocentes, de sus operadores e incluso, de los referenciados como sospechosos criminales. ¡Es la Policía Judicial, por muy difícil que sea, se persigue la perfección operativa..!
Y en materia de Dominación de Edificios, la fase de brecheo de defensas estructurales es vital, es crucial, es de supervivencia policíal por excelencia en donde, no se debe ni puede fallar por cuanto, el fracaso como tal, puede exigir sangre como moneda de pago.
Aclarado lo anterior, sigamos con el hilo de esta pequeña historia sobre un conjunto de piezas de acero, que como herramienta táctica, mucho bien ha hecho por el OIJ y nuestra sociedad.
En mi equipo fui el más afortunado pues, siempre tuve gente a mi alrededor mejor que yo, de mucha calidad y, ahí estaba Sierra 4 (F). Este táctico dibujaba muy bien, bueno, además de que peleaba extremadamente bien, por lo que, le senté a la mesa y juntos – a lápiz- iniciamos aquel peculiar proyecto: «El Puller del SPII»
Para mis muchachos no era secreto, yo algo le hacía a la construcción y a la soldadura. Entonces, las particularidades del diseño no fueron tan complicadas; guías, contenedores de acero y demás materiales de relleno, nos ofrecerían – al menos sobre el papel – una nueva herramienta adecuada a nuestras necesidades durante los allanamientos.
Pero – es que siempre hay un pero – necesitábamos a alguien más, alguien mejor versado en conocimiento que yo en metalmecánica, alguien de confianza, con equipo y entusiasmo, y ese profesional tiene nombre y apellidos; no obstante, le conoceremos como Don L.
Don L – ya orgullosamente jubilado del Departamento de Servicios Generales del Poder Judicial – fue una pieza fundamental en el proceso de fabricación de aquella rara y nunca vista herramienta de brecheo.
Del plano, a la mesa de trabajo. Luego de moldear y ajustar cada pieza en su lugar, una y otra vez, El Puller del SPII, finalmente nace a la vida de las Operaciones Tácticas Policiales del OIJ. Desafortunadamente no recuerdo el año exacto; a pesar de esto, estimo que entre el año 2000 y 2001, el artefacto daba sus primeros pasos.
En efecto, todo el equipo, con gran expectativa y, hasta escepticismo, llevamos a aquella extraña cosa a la Finca de Recreo de Anejud, en San Rafael de Alajuela – sus administradores eran «amigos del SPII» – lugar que se nos facilitaba para los imprescindibles procesos de entrenamiento diario.
Con el personal debidamente entrenado en su uso, solo quedaba probar el aparato y, ese día llegó. No recuerdo con exactitud el lugar, pero sí la tremenda fuerza que generaba aquel peculiar invento…
En efecto, destrozó la defensa de aquella fuerte contrapuerta de acero con tal fuerza y facilidad que, los operadores impresionados le apodaron como «Pata de mula».
¡Fue un éxito, uno de muchos alcanzados con duro trabajo en equipo por el SPII, para el OIJ!
Su éxito en las operaciones fue tal que, muchos se preguntaban ¿Qué es eso…? Y el ex director de la Policía de Control de Drogas (PCD) del Ministerio de Seguridad Pública (MSP), Don A, no fue la excepción.
Don A estaba intrigado para con la forma, fuerza y facilidad, con la que nuestra «Pata de Mula» hacía más fácil la difícil y peligrosa vida del operador táctico y me llamó. Con humildad y gentileza pero, sobre todo, con gran intriga e interés, me pidió una demostración de aquella llamativa herramienta…
Por supuesto, la gran amiga del SPII, lo autorizó, me refiero a Doña Lineth Saborio Chaverri. Visitamos su base de operaciones – el nido de la prestigiosa PCD- en donde, mostramos y explicamos aquella extraña cosa que con anterioridad, esos valientes y muy selectos policías, observaban únicamente en la televisión.
A solicitud de su muy estricto jefe, enseñamos a ese intrigado personal la manera de como operar nuestro Puller Pata de Mula. ¡Aprendieron muy rápido esos muchachos..! Doña Lineth – a solicitud de Don A – autorizó que el SPII construyera otro de esos aparatos y se le entregara a tan importante institución. Así se hizo.
Ciertamente fue un acierto, una herramienta que salvó y salva vidas; un objeto que también lamó poderosamente la atención de la pionera Policía Municipal de San José – también, amiga del SPII – por lo que ustedes comprenderán, con el tiempo, su uso se extendió más allá del seno de la Policía Judicial. ¡Aquello nos llenaba de satisfacción..!
Algo similar sucedió en el año 2000, con la técnica de retención de armas cortas SUL; una exquisita forma de manipulación que aprendí de otro gran maestro en extranjero y traje al SPII, para luego trascender incluso más allá del OIJ. Pero esa amigas y amigos, esa es otra historia…
¿Qué más puedo decir, qué mas contarles al respecto..?
Realmente es poco, al escribir esto, con mucha nostalgia recuerdo a personas muy queridas e importantes en mi vida profesional; recuerdo a gente muy valiosa, valiente, inteligente, honesta, leal, sacrificada y entregada a la inigualable función policíal, dentro y fuera de Costa Rica.
Por supuesto, recuerdo el furioso y efectivo desempeño de nuestro Puller Pata de Mula, en múltiples operaciones calificadas como de alto riesgo operativo a lo largo y ancho del país.
Recuerdo con mucho orgullo y satisfacción, como nuestro equipo táctico, el SPII, con abnegación, disciplina, alta distinción y determinación, hacia cumplir la Ley, de manera eficiente y eficaz, haciendo uso de varias herramientas que como la aquí bajo colación, coadyuvaron en gran medida con el alcance de los muy exigentes objetivos que demanda nuestra Policía Judicial.
Un trabajo entusiasta, hecho por agentes judiciales soñadores y con una férrea determinación por llegar allá, a esa cúspide demarcada por el éxito.
Esta, una muy sencilla historia promovida por una fotografía; una tomada en la Feria del OIJ 2024, una en la que dignos y agradecidos policías municipales de San José, vieron exhibida la herramienta supra y de inmediato la asociaron con sus experiencias en el tiempo que transcurre.
Y, como buenos policías que son, siempre quieren saber más y más… ¡Claro, vendrán otras..!
Finalmente..
A Miami SWAT Team, a mis respetables maestros en Armas y Tácticas Especiales, a su gran comandante, Guzmán, A; un eterno agradecimiento por tanto que nos dieron, para policialmente sobrevivir en un mundo cada vez más convulso y peligroso. ¡Gracias..!