Redacción – Aunque solo tiene unos meses de vida, Frankie Banyard es todo un superviviente, ya que este niño británico vino al mundo con una rara condición llamada gastrosquisis, un defecto congénito que consiste en que los intestinos se encuentran fuera del cuerpo.
Cuando un bebé sufre este problema, los médicos lo único que pueden hacer de primeras es contener toda la masa de vísceras con una especie de papel film especial que evita las posibles infecciones. Así, el niño puede hacer la digestión sin problemas.
Y eso fue lo que hicieron con Frankie: le envolvieron y luego le sometieron a 9 operaciones para reparar sus músculos abdominales y que fuera su cuerpo el que cumpliera con esa función básica de aguante.
El pasado mes de enero, Frankie abandonó el hospital de Colchester (Reino Unido) y desde entonces hace una vida normal en su casa, situada en la misma localidad, junto a sus padres, Chloe Hedges y Jake Banyard.
En la actualidad Frankie tiene 6 meses de edad, y el único ‘recuerdo’ que le queda de la gastrosquisis es una bolsa de ostomía, hecha de plástico de alta resistencia que lleva puesta por fuera del cuerpo para recolectar las heces. Pero en un año le someterán a una operación para retirársela.
Ese momento será el final de la pesadilla vivida por sus padres, que supieron que su hijo no se estaba desarrollando bien a las 12 semanas de embarazo.
Según revela su madre en el Daily Mail, los doctores la dijeron que esta condición afecta a uno de cada 3.000 bebés, y se produce cuando el abdomen de un niño no se desarrolla completamente en el útero, por lo que los intestinos crecen de manera normal y terminan saliendo por fuera.
Pero a pesar de este revés, los Banyard se prepararon para pasar por todo este calvario de operaciones, que felizmente han salido bien.