Fuertes llamaradas de color rojo expulsadas por el volcán se veían desde Goma, y se sentía olor a azufre en la ciudad situada en el flanco sur del volcán, en las orillas del lago Kivu. No se veían expulsiones de lava ni se percibieron temblores. Los habitantes de la ciudad, algunos claramente en pánico, se dirigían a sus casas precipitadamente o miraban con preocupación en dirección al cráter, que domina la ciudad. «El cielo se volvió rojo. Huele a azufre. A lo lejos se observan llamas gigantes. Pero no tiembla. Las sirenas no han sonado», declaró a la AFP una habitante de Goma por teléfono, Carine Mbala. Decenas de personas se dirigían a pie, en moto o auto hacia la frontera ruandesa cercana.
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