Redacción – La eliminación del Cartaginés del Torneo de Apertura 2024 dejó más que decepción en el ambiente. Tras caer 4-1 al descanso frente a Sporting en el Ernesto Rohrmoser, con la clasificación en juego, los ánimos se caldearon en el camerino.
Rumores de posibles agresiones físicas circularon tras el partido, pero los propios futbolistas dieron su versión sobre lo sucedido.
El delantero Marco Ureña, consultado por Tigo Sports, negó cualquier incidente físico entre los jugadores.
“Golpes no se dieron. Estuve ahí en todo momento y no se dio ningún golpe, pero sí se levantó la voz, porque son momentos de frustración. No comparto lo que pasó, porque creo más en la comunicación asertiva y preventiva, no cuando ya se está con el agua hasta el cuello”, confesó.
Sin embargo, la declaración del capitán Allen Guevara dejó dudas sobre lo que ocurrió en el camerino.
“No sé si pasó algo o no. Al final, ya es tarde para que pasen cosas, porque si durante el torneo no sucedió algo cuando fuimos visitantes, ya no tiene caso que ocurriera algo ahora”, explicó.
La derrota 6-2 contra Sporting no solo selló la eliminación brumosa, sino que marcó el segundo torneo consecutivo en el que el equipo queda fuera de las semifinales. Este golpe afecta no solo lo deportivo, sino también las finanzas del club, que arrastra deudas significativas.
Entre los aficionados presentes, se escucharon pedidos de cambios en la dirección técnica. El nombre del entrenador Greivin Mora fue señalado por hinchas frustrados que exigen una reestructuración inmediata.
Guevara también reconoció que el club necesita ajustes profundos.
“La directiva es la que maneja todo el tema de los ajustes. Si uno tiene que cambiar de equipo, pues tocará hacerlo. Nosotros somos culpables de muchas cosas que pasaron en el torneo. Hacer un buen campeonato y no clasificar es como nada, no vale”, reveló.
El periodo de análisis en el conjunto centenario se vislumbra complicado. Los rumores de cambios en la plantilla y el cuerpo técnico crecen, mientras el club intenta recuperar el rumbo en medio de la presión de su historia y el descontento de su afición.
Aunque los jugadores descartan golpes en el camerino, la tensión en el equipo refleja una frustración colectiva que deberá ser resuelta si Cartaginés desea volver a competir por el protagonismo en el fútbol costarricense.