Redacción/Agencias – El ambiente del modelaje de alta costura parecía haberlo conocido todo. Modelos con una belleza inusitada y única en sus rostros y unos cuerpos extremadamente delgados, que muy difícilmente representen a la mayoría de las mujeres del mundo.
En la actual edición del Fashion Week de Nueva York, una de las tres citas de la moda más importantes del año, las reinas de los desfiles presentaron barrigas rellenas, piernas voluptuosas y tallas XL en las prendas que vistieron: las llamadas «Curvy Girls» (chicas con curvas) acapararon toda la atención del evento y fueron la cara de una nueva apertura del mundo fashionista hacia la estética.
La gran estrella de la ocasión fue Ashley Graham, la modelo «plus size» más famosa del ambiente, que también se convirtió en una empresaria del rubro. La joven de 28 años llegó a ser la imagen de portada de revistas como Elle o Sports Illustrated, fue protagonista de reportajes en publicaciones como Vogue, Harper’s Bazaar y Glamour y apareció en numerosas campañas de la marca de jeans Levi’s.
«Sé que mis curvas son sexys y quiero que el resto del mundo sepa que las suyas también lo son. No hay razones para esconderse, pero sí muchas para presumir. El mundo está preparado para ver más curvas en las bikinis», dijo la nueva modelo estelar.
Graham se robó todos los flashes durante el desfile del miércoles a la noche en una colección de prêt-à-porter que lo tuvo todo: vestidos de cóctel con lentejuelas, ropa de oficina y hasta lencería.
Tanto Graham como el resto de sus colegas «curvies» lucieron las numerosas prendas de la marca Addition Elle, una firma canadiense especializada en ropa de tallas grandes que cada vez gana más lugar en el ambiente fashionista.
Graham fue la encargada de abrir y cerrar el desfile de lencería, donde también aparecieron en escena otras figuras «plus size», como Sabina Karlsson o la mejor amiga de Kylie Jenner, Jordyn Woods.
«Estuve muy nerviosa por la mañana. Pero con el pasar de las horas empecé a hablarme a mí misma, dije muchos comentarios positivos y pude volver a creer en mí misma y confiar en lo que hago», aseguró Graham.
Y añadió: «Antes de desfilar tuve una cena fuerte. Comí pollo y arroz frito en un restaurante chino. En un momento, me pregunté ¿por qué estoy haciendo esto?, Tengo solo 28 años. Una vez que estuve en la pasarela, ya me dediqué a disfrutarlo por completo. Me sentí Naomi Campbell».
Se espera que la aparición en el Fashion Week de Nueva York significó la consagración definitiva del nuevo grupo de modelos en la industria del fashion. La posibilidad de apelar a mujeres representativas de cada una de las fanáticas que mira los desfiles desde su casa suposo un reflejo de concientización por parte de las grandes marcas y, al mismo tiempo, una apertura hacia un nuevo mercado.
Graham, por su parte, sabe que está ante las puertas de un nuevo imperio: la modelo quiere crear una línea propia de accesorios, programas de preparación física e incluso un libro. «La verdadera inclusión de chicas como nosotras en el mundo de la moda será cuando las firmas más conocidas nos abran las puertas», sentenció.