Redacción – Si bien es una fecha cívica, ya se ha convertido en una festividad popular a nivel nacional, cuya actividad principal es un desfile de faroles, que generalmente se realiza a las seis de la tarde, precedida de un acto cívico.

Fue Dolores Bedoya la que corrió por todas las empedradas calles de Guatemala, ahora Antigua, aquella noche del 14 de setiembre de 1821 con un farol en sus manos y buscando a los ciudadanos para que se congregaran en la plaza, frente al cabildo, donde estaban reunidas las diputaciones provinciales de Guatemala, entre ellas Chiapas, Honduras y El Salvador.

Mientras tanto en Costa Rica, que pertenecía a la diputación de León Nicaragua, se desconocían los hechos acontecidos en el vecino país.

El objetivo de los habitantes guatemaltecos, era vociferar en una sola garganta «Viva la Patria», «Viva la Libertad», a pocas horas de declarada la Independencia de esa nación, el 15 de setiembre.

El pueblo entero se dio cita en el ayuntamiento con sus lámparas y faroles, pues en esa época no había electricidad. Ahí con sus llamados y presiones lograron que los patricios estamparan la tan deseada firma.

Desde ese momento y año con año, los pueblos libres comenzaron a adornar las humildes viviendas con faroles, para conmemorar las festividades patrias y la gesta de Dolores Bedoya.

En 1953, el profesor Víctor Manuel Ureña fue nombrado director provincial de escuelas en San José y, con la idea de inculcar en el pueblo, empezando con los niños el espíritu cívico, organizó oficialmente el desfile de faroles el 14 de setiembre a las 6 p.m.

El histórico desfile, fue grandioso,alrededor de diez mil niños de las escuelas josefinas, portando artísticos faroles, acompañados de sus maestros y padres realizaron patrióticos desfiles llenando la capital de alegría y fervor cívico.

Es desde ese entonces que la actividad es una de las más fervorosas y participativas de nuestro país, cada año cientos de niños preparan con anticipación lo que con gran orgullo mostraran ese 14 de Setiembre, faroles de todos tamaños, colores y creaciones muy elaboradas, algunos, los más prácticos, compran ya el farol construido, pero el hecho de participar en dicha actividad es todo un orgullo y placer.