Redacción- La dependencia por una conexión a internet constante y esa ambición por la inmediatez lo convirtieron en una suerte de «apéndice digital» del cuerpo humano. Sin embargo, la utilización cotidiana del dispositivo pudo también esconder una grave amenaza para la salud de cara al futuro.
El Programa Toxicológico Nacional del Departamento de Salud de Estados Unidos reavivó el debate: el uso de los teléfonos móviles podría causar graves perjuicios para la salud.
Un grupo de investigadores expuso durante dos años a ratas dentro de cámaras que emitían una radiación equiparable a la que las personas absorben en su vida diaria con sus teléfonos portátiles y los resultados fueron alarmantes: el contacto con las ondas radiactivas incrementan con claridad el riesgo de desarrollar algún tipo de cáncer.
Al comparar al grupo en cuestión con otro de roedores que no formaron parte del experimento, se registró que alrededor del 3% de las ratas macho de la primera unidad contrajo un tumor maligno en el celebro y también el 6% desarrolló tumores benignos en el corazón.
Los especialistas adjudicaron los problemas de salud a la radiación y añadieron que, curiosamente, en las ratas hembras se reflejaron daños menos nocivos.
El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), avaló el informe ya que, en 2011, calificó a la radiación de los celulares como «posibles carcinógenos para los seres humanos».
En la actualidad, se calcula que hay en circulación unos 7 mil millones de celulares en el mundo. Sus ondas de radiofrecuencia se activan ante cada envío o recepción de señales con las torres de telefonía.
La otra cara del estudio
Según el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de Estados Unidos, la radiofrecuencia de la telefonía móvil trata de una energía no ionizante, de baja intensidad, y por ende «no daña el ADN».
El informe del NCI citó tres grandes estudios que desestiman la relación entre el uso del celular y el cáncer.
Entre ellos, se destaca el llamado Interphone que lo ideó el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer. La investigación intentó demostrar que no existía vínculo entre los celulares y el cáncer de cabeza y cuello en adultos y que la cantidad de tiempo de uso tampoco jugaba un factor de importancia.
En EEUU, desde 1992 no se registró un aumento en la incidencia del cáncer cerebral, pese al auge de la telefonía móvil.
¿Por qué las investigaciones conducen a resultados tan diferentes si al fin y al cabo se trata de ciencia? La INC alude a un sesgo en la memoria de los participantes, que no recuerdan con nitidez sus hábitos de consumo. Además, se debe tener en cuenta que los celulares viejos operan con una radiofrecuencia más perjudicial que los nuevos smartphones.