Redacción – Alrededor de 15 horas entre aviones y frías salas de espera en los aeropuertos fueron los que pasó Milagro Mena antes de arribar a la Villa del sueño dorado.
La alegría que irradiaba la sonrisa de Nery Brenes con la bandera en sus manos contagió a los ticos, que ya tienen sus corazones palpitando al máximo por ver a los nacionales competir; sin embargo, ella está a contratiempo.
Ocho horas de estar instalada en la Villa Olímpica solo le han permitido descansar del agotador viaje que la tomó por sorpresa, puesto a que obtuvo el boleto la mañana de este jueves después de una atleta rusa fuera descalificada por el caso de dopaje.
Mena pequeña de estatura pero no de corazón dio una pequeña muestra de los sacrificios del deporte al permanecer armando su bicicleta mientras que sus compatriotas desfilaban por lo largo y ancho del mítico Maracaná.
Solo podrá completar un entrenamiento previo a competir, será este sábado cuando salga a rodar bajo las instrucciones de su entrenador, Albin Brenes.
«Esto es como una película. Hace 24 horas estaba en Orotina y ya estoy en Río de Janeiro» comentó a su llegada a Brasil.
‘Mila’ no pudo ni celebrar con su familia, pero, el sueño del podio está más latente que nunca en su cabeza y en el caballito de carbono que la acompañará por los 130 kilómetros del circuito olímpico de ruta.