Redacción – Es común que cuando se cuenta algo intenso que pasó, un recuerdo emotivo, cuando lo roza alguien a quien ama, o se habla de un ser querido que ya se fue, se pone la piel de gallina.
Todo el mundo conoce este fenómeno de la piel que revela lo que se siente, pero pocos saben qué pasa en el cuerpo para tenerlo.
Si se tiene frío o se experimenta una emoción fuerte como las descriptas arriba, el cerebro envía señales a los músculos que hacen que éstos se tensen.
Cuando los músculos de la piel que están pegados a los pelos reciben esta señal, los pelos se erizan y la piel se retrae un poco, lo que provoca el efecto conocido como piel de gallina.
Este reacción ocurre también cuando hace frío, y la heredamos de los antepasados que tenían el cuerpo lleno de pelo.
En temperaturas extremas, las señales cerebrales enviadas a los folículos (la raíz del pelo), hacía que éstos se erizaran, ayudando al cuerpo a mantenerse más caliente.
Como ya no se tiene tanto pelo, lo que se ve a simple vista es la piel erizada, que delata la reacción al frío y también las emociones.