Redacción – El mayor tesoro de Costa Rica, los parques nacionales, se encuentran en el olvido por el Ministerio de Ambiente (Minae) que se encarga de velar por el cuidado de estos trozos de flora y fauna que embellecen el país.
El tema del descuido de los parques nacionales es de nunca acabar, y desde hace varios años atrás los que velan por la conservación de estos recintos de la naturaleza costarricense, los guardaparques, han quedado en el olvido, trabajando con las uñas para mantener en pie este tesoro.
Los guardaparques tienen que lidiar con cazadores ilegales, situación que para poder llevarse a cabo los obliga a acampar sin las herramientas mínimas para hacerlo.
Con ‘tiendas de campaña’ hechas con bolsas de basura, los guardaparques improvisan y pasan penurias para evitar – dentro de lo que se puede – la caza ilegal. A pesar de ello, el Ministerio de Ambiente no busca las herramientas necesarias tanto para proteger la vida de los guardaparques como la naturaleza.
Uno de los casos que más comúnmente se da en torno a la caza ilegal es el de la cacería del tepezcuintle en el Parque Nacional Braulio Carrillo, donde no hace mucho, estos colaboradores lograron el decomiso de uno de estos animales a un cazador, mismo que tiene un alto costo en mercado negro y puede llega a valer 12 mil colones por kilo, cazándolos en grandes números y haciendo mucho dinero fácil, según denuncia el guardaparques Dennis Carmona.
Para defender la flora y fauna en el territorio nacional, los guardaparques cuentan con armas obsoletas, carabinas que fueron utilizadas en la primera guerra mundial, mientras que las armas utilizadas por los cazadores muchas veces superan los calibres de estas.
No solo el tema de la seguridad es crítico en el cuido de los parques nacionales, también el tema de la salud tanto de
Un ejemplo es el de la casa de guardaparques ubicada en Playa Naranjo, en un sector de visitación de turismo dentro del Parque Nacional de Santa Rosa, donde el servicio sanitario de agua es el que usan los guardaparques y la letrina es de uso de turistas.
En este lugar no hay agua potable y para poder consumir algo de agua, la misma la llevan en contenedores cuando es posible, siendo lo más grave que es un sitio para acampar.
Es así como el mayor tesoro de los costarricenses se encuentra en un abandono que está convirtiendo nuestros parques y áreas equivalentes que un día fueron laboratorios ecológicos, en nichos sin ocupación.
AMPrensa.com intentó obtener una reacción por parte del MINAE; sin embargo al cierre de edición no se recibió ninguna respuesta.