Redacción – Después del terremoto que azotó principalmente Cartago, en 1910, doña Micaela Sancho Oreamuno, decidió encargar una nueva vivienda prefabricada a Europa.

Miró un catálogo y eligió aquella que correspondía mejor a su gusto y alta condición social. La casa, de 1366 metros cuadrados, aún permanece en la esquina frente al costado norte de la iglesia y el convento de los frailes capuchinos.

En esa misma propiedad, pero en la vivienda que fue destruida por el siniestro, vino al mundo, en 1823, Jesús Jiménez Zamora, expresidente de la Republica, Benemérito de la Patria y considerado el padre de la educación gratuita y obligatoria, que se estableció durante su segundo mandato en la nueva Constitución Política de 1869.
Por estas razones, a la casa victoriana se le conoce con varios nombres: Casa Jiménez Sancho, en razón de la familia que la mandó a construir y la habitó; como Casa Jesús Jiménez, pues según varias fuentes en esa propiedad nació el expresidente; o bien, como “El Vaticano”.
No obstante, independientemente de cómo se le llame, lo cierto es que, un siglo después, el inmueble hace alarde de su singular belleza y señorío en la vieja metrópoli.
“La casa, también llamada ‘El Vaticano’, es una edificación con un altísimo valor histórico-arquitectónico, ya que es un hito referencial del estilo victoriano; toda la edificación corresponde a este estilo.
Es fiel representante de la arquitectura en metal troquelado, una técnica muy utilizada en Cartago posterior al terremoto de 1910”, informó el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC) del Ministerio de Cultura y Juventud.
Según consta en el expediente histórico del CICPC sobre este inmueble, Micaela Sancho perteneció a múltiples organizaciones religiosas y apoyó al Convento de San Francisco de varias formas: recibía en su paso por Cartago a monseñor Juan Cagliero, delegado apostólico del Vaticano y al tercer obispo de Costa Rica Juan Gaspar Stork, entre otras personalidades eclesiásticas de alta jerarquía; de ahí que se acuñara popularmente a la vivienda el sobrenombre de “El Vaticano”.
El inmueble fue declarado de interés histórico y arquitectónico en 1985 y monumento nacional en 1997, con lo cual se encuentra amparado por la Ley de Patrimonio Histórico Arquitectónico (Nº 7555).
Intervenciones. Recientemente, en 2016, la Universidad Estatal a Distancia (Uned), actual propietaria del inmueble, realizó una nueva restauración que contó con la supervisión y dirección técnica del Centro de Patrimonio.
“En esta etapa se intervino el sector norte de la casa, lo que comprendió valorar la estructura de madera y cambiar las piezas dañadas, se sustituyeron horcones y vigas en mal estado, y se reforzaron los tabiques de las paredes, así como los pisos. Se desprendieron las láminas troqueladas que conforman la casa para restaurarlas y volverlas a colocar. Se levantó la cumbrera para una mejor ventilación y se restauraron puertas, ventanas y herrajes originales. Además, los pasillos y habitaciones se dejaron acondicionados para instalar el sistema eléctrico”, indicó Óscar Salas, arquitecto del Centro de Patrimonio, funcionario que estuvo a cargo de la supervisión de las obras.
Según estimó Salas, en una siguiente etapa se terminaría la restauración del sector que quedó pendiente, lo que corresponde a un 60 por ciento del edificio, aproximadamente.
La restauración ha comprendido varias etapas: la primera se efectuó en el año 2000, con una inversión de ¢20 millones de colones, al resultar la edificación como ganadora del certamen “Salvemos nuestro patrimonio histórico-arquitectónico”, programa del Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura y Juventud; propuesta presentada por el grupo de arquitectos Granito.
En 2012, el Centro de Patrimonio del MCJ invirtió en el inmueble ¢100 millones de colones, y en la tercera etapa, que concluyó hace unos meses, la inversión ascendió a ¢82 millones de colones del presupuesto de la Uned.
Estilo victoriano. El Centro de Patrimonio informó que la casa se compone de una estructura interna de madera mayoritariamente de pino americano, forrada con láminas troqueladas hechas de latón repujado importado de Bélgica, según constataron al momento de la restauración.
Por su parte, sobre el inmueble, el Centro de Patrimonio señaló que “su nivel de integridad es muy alto y es evidente el buen gusto y distribución que responde a un estilo de vida muy propio de las clases sociales altas de la Costa Rica de finales del siglo XIX y principios del XX”.
En 1992 la Uned adquirió la casa debido a que los descendientes de Micaela Sancho decidieron que quedara en manos de alguna institución pública que se encargara de mantenerla en buen estado. Durante varios años fue sede del Centro Universitario de Cartago y actualmente la institución valora el uso que le dará una vez concluida la cuarta y última etapa de restauración, la que podría iniciar en un año, aproximadamente.
Con información del  Ministerio de Cultura.

1 COMENTARIO

Comments are closed.