Redacción – El rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, murió este jueves a los 88 años después de que su estado de salud se agravara en los últimos días.
Se abre ahora un periodo de luto de un año por el soberano que ocupó el trono durante 70 años. Las banderas ondearán a media asta durante un mes en todos los edificios oficiales y las escuelas en señal de duelo por un soberano considerado una figura unificadora y símbolo de la independencia nacional en un país que en 8 décadas ha visto sucederse 19 Constituciones, 19 golpes de Estado y una miríada de primeros ministros civiles y militares
La desaparición de Bhumibol, cuyos funerales de Estado aún tardarán meses en celebrarse, puede abrir una etapa de incertidumbre política en un país profundamente dividido entre las áreas rurales y urbanas, una nación con una pujante clase media urbana y convertida en la segunda economía del sureste asiático, pero también de crecimiento estancado y donde el sector más tradicionalista parece poco dispuesto a renunciar a sus privilegios.
Su heredero,su único hijo varón Vajiralongkorn, de 64 años, no goza del mismo prestigio que su padre.
El soberano, omnipresente en retratos por todo el país, está considerado casi un semidiós, protegido por unas leyes draconianas de lesa majestad que prohíben la más leve insinuación de una crítica.