Redacción – La tarde de este viernes, el médico, Andrés Vargas Scott fue condenado a cuatro años de prisión por los delitos de lesiones culposas y falsificación de documento privado, esto en el Tribunal de Pavas.
En este caso, la víctima del médico, Christina García Chacón, esperó desde el 27 de noviembre de 2012, fecha en que presentó la denuncia, para llegar a juicio y demostrar que las graves lesiones sufridas en su cuerpo fueron por negligencia del doctor al inyectarle una sustancia tóxica.
Como parte de la sentencia, a Vargas se le dictaron cuatro años de prisión, además de otros cuatro años de suspensión como médico y $400 mil de acción civil a favor de la víctima.
Los hechos
Según la acusación privada en contra de Vargas Scott, la mujer le pagó $2.260.00 para que le rellenara dos camanances que tenía en sus glúteos, el 19 de setiembre de 2011.
Ella llegó hasta la clínica Lindora Cosmetic Center donde el médico la atendió y le introdujo una sustancia conocida como polimetilmetacrilato, PMMA, misma que de acuerdo con los abogados defensores, ha matado a una gran cantidad de personas alrededor del mundo.
Vargas Scott le habría asegurado a la mujer que poseía título de cirujano plástico.
En su página web, ofrecía procedimientos de cirugía plástica y, según el Colegio de Médicos Cirujanos de Costa Rica, es solo médico general.
El PMMA es una sustancia altamente tóxica, por mucho tiempo la víctima sintió molestias que le dificultaban caminar, sentarse o acostarse.
Llegó un momento en que sus glúteos se inflamaron de una manera irregular, por lo que García acudió al consultorio de Vargas, y él le aspiró el material con una aguja, entre setiembre y diciembre de 2012.
Ese procedimiento hizo que las molestias se agravaran; Christina viajó de Toronto, Canadá, donde residía, a Costa Rica, el 23 de enero de 2012, con la intención de volver a ser valorada por el mismo doctor, en una cita que consistió en volver a inyectarle más de la misma sustancia.
El estado de salud de la madre de dos hijos era muy complicado, por lo que decidió tratarse en Canadá.
Ahí le dijeron que el procedimiento al que había estado sometida por el condenado tenía en riesgo su vida y le recomendaron varias clínicas para que más adelante, un doctor la lograra operar con el fin de extraer la mayor cantidad del sustancia que Vargas Scott había inyectado.
Desde esa fecha, Christina ha mostrado una debilitación persistente de su salud y mucho dolor debido a que, aún, existe sustancia tóxica en su organismo.
Durante más de cuatro años de proceso judicial, ha ocurrido un sinnúmero de situaciones, siendo una de ellas que el propio Ministerio de Salud detectó que el médico realizaba cirugías sin contar con los requisitos que se exigen, por lo que, el 21 de enero de 2013, le quitaron el permiso de funcionamiento.
Ahora, el hombre purgará la condena mediante el uso del brazalete electrónico, es decir, no estará encerrado en una celda.