Redacción –  Al final del primer semestre del 2016, un total de 97 motociclistas habían perdido la vida en carretera. Para el mismo periodo del 2017, ya la cifra de fatalidades en motocicleta superó el centenar, al acumularse 107 casos mortales.

De hecho, el 69% de los fallecidos en junio pasado eran motociclistas, 18 de los 26 decesos.

“No podemos hacer más que lo humanamente posible, como sancionar, como aconsejar, como educar mediante campañas mediáticas. La otra parte de la ecuación le corresponde a cada persona, a su sensatez, a su amor propio, a su sentido común. No podemos estar en cada calle, callejuela, finca, potrero, alameda o barrio vigilando a cada motociclista a ver si tiene el casco puesto, si su vehículo está en buen estado, si respeta los límites de
velocidad, si no rebasa por la derecha, si conduce contravía, si usa la luz del vehículo o si sobrecarga el vehículo con personas u objetos”, reflexionó la Subdirectora de la Policía de Tránsito, Sonia Monge Jara.

La Policía de Tránsito sigue con sus labores de control en carretera, que vienen dando buenos resultados en términos generales, como la reducción en el número de fallecidos por mes respecto al mes precedente en mayo y junio, es decir, los últimos dos meses han  mostrado una tendencia a la reducción de fatalidades; incluso junio reportó menos de 30 muertos, algo que no ocurría desde noviembre anterior.

En cuanto a operativos, el 90% de los vehículos decomisados este 2017 son motocicletas, es decir 6.949 del total de 7.745 automotores.

En esa línea, 8.954 pares de placas de las 18.079 decomisadas también son de motocicletas, lo que representa el 50%. Asimismo, 2.432 conductores fueron sancionados por no portar el casco, al tiempo que otros 1.429 recibieron una sanción por permitir que el acompañante tampoco llevara el casco.

Este comportamiento refleja claramente, en algunos motociclistas, la ausencia de protección básica a su integridad física cuando viajan en el vehículo.

Otros 2.888 motociclistas recibieron una multa por no portar ropa o chaleco reflectante de la luz, como indica la Ley de Tránsito.