Inicio Sucesos Iglesia consumida por las llamas guardaba 155 años de historia

Iglesia consumida por las llamas guardaba 155 años de historia

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Fue en el año 1862, durante la Administración de José María Montealegre, que se encargó a Pedro Calderón habilitar por contrato una trocha o picada, con el fin de comunicar la ciudad de Cartago y las poblaciones de Térraba y Boruca hacia el Pacífico sur.

El sitio elegido para practicarla fue el Cerro Las Vueltas, al sureste de Santa María de Dota a unos 300 metros sobre el nivel del mar, y que hoy es parte de la Reserva Forestal de la Zona de Los Santos. Declarado como paraje de interés histórico por eso (N° 23243-C, Gaceta N° 96, 19 de mayo de 1994); dicho paso fue en buena medida el origen de la villa de Copey de Dota, último punto habitado de la zona antes de pasar al Valle del General cuando aún no existía la Carretera Interamericana.

Copey -nombre de un pequeño árbol no maderable de la zona- es hoy la cabecera del distrito 3º del cantón de Dota, y está ubicado a unos siete kilómetros al este de Santa María. Rodeado de montañas con áreas de bosque y potreros, en gran parte de los terrenos aledaños se cosechan moras, aguacates y manzanas; pero lo que distingue sin duda a este pequeño pueblo nuestro, es su pintoresca iglesia.

Construida hacia 1928 con gran esfuerzo de los vecinos del lugar, la ermita era una edificación sencilla de fábrica, que como otras del área fue construida con estructura de madera y forro exterior de chapa metálica, con un trabajo interior artesanal en tablilla de madera que cubría los paños y también separaba sus tres naves con dos muy logradas arquerías en ese mismo material. Esas y otras características apuntaron a clasificarla dentro de esa arquitectura victoriana criolla, tan propia de nuestras áreas rurales.

Así, de clara tipología eclesial, su nave central ostentaba al frente una sencilla torreta de campanario de base cuadrangular y cubierta piramidal rematada por un campanil, que poseía tres óculos circulares y destaca sobre la cubierta a dos aguas. Contaba además un modesto pórtico de arcos rebajados, mientras en el resto del edificio, las puertas y ventanas eran de arco de medio punto. Más antiguos, a juzgar por sus materiales rollizos, eran dos sencillos cuerpos posteriores que completaban el contenedor y cumplen el papel de sacristía y confesionario.

En Copey de Dota, el santo patrono es San Rafael Arcángel, hecho de gran relevancia por una particular tradición. Según el textos bíblico, la hiel y el corazón del pez atrapado por Tobías sirvieron para que su padre recuperará la vista y el no muriera al tomar como esposa a Sara, quien había perdido 7 esposos por un demonio. Aquí, frente a la hermosa imagen del Arcángel y el joven Tobías a su lado, la tradición se resume en que quienes toquen la cola del pez gozarán de un buen matrimonio y quienes toquen su ojo mejoraran su vista.

De ese modo, hasta Copey acudían aún hoy en peregrinación quienes con fe desean uno de esos dones; lo que constituye un intangible legado cultural que complementa al legado construido de la vieja, pequeña y bella iglesia, que por esas razones fue declarada patrimonio histórico arquitectónico y que hoy fue consumida por las llamas dejando atrás 155 años de historia.

Con información e imágenes tomadas del blog de Andrés Fernández.

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