Redacción. Se jugaba el segundo tiempo de la gran final, cuando desde el banquillo del Club Sport Herediano comenzaron a girarse instrucciones para hacer un cambio en la delantera.
Aquellas instrucciones llegaron -en medio del escándalo de un estadio a reventar- a los oídos de Jairo Arrieta, quien de inmediato empezó a gritar para pedir que lo dejaran en el terreno de juego. Se sentía completo aún, a pesar del desgaste del partido.
La petición fue atendida por el técnico Jafet Soto, quien decidió dejarlo entre los 11 que buscaban el campeonato. La acostumbrada garra del jugador jugó a su favor y se quedó durante todos los 120 minutos. Sin embargo, llegó el peor momento para Arrieta.
Ya estaban los equipos en la serie de penales para definir al campeón, cuando llegó el turno del originario de Guanacaste. La tanda de penales estaba 3 por tres.
Jairo se paró frente al balón. Vio el marco que defendía Kevin Brinceño, escuchó el pito del árbitro, dio tres pasos y remató… El estadio estalló en júbilo. El portero paró el remate del número 19, quien no podía creer lo que estaba ocurriendo.
Saprissa aprovechó la gran oportunidad y Michael Barrantes anotó para poder adelante a los morados. Luego, llegó el mexicano Omar Arellano y mandó por las nubes su tiro de penal.
Ya no fue necesario que el argentino Mariano Torres lanzara su penal. Saprissa se coronó campeón.
Jairo Arrieta, el hombre que no quiso salir de cambio, puso aquella tanda de penales a favor de los morados. Así cerró su historia en este disputado campeonato.