Adrián Meza
Socio-Director de AM Prensa
Duele decirlo y cuesta aceptarlo. Pero hoy, después de repasar todas las historias de felicidad que compartió María Trinidad antes de ser asesinada en playa El Carmen, me provoca un sentimiento de vergüenza hacia mi país, el mismo que otras veces me ha llenado el pecho de orgullo.
Siento vergüenza por la injusticia contra esta joven turista mexicana que, a sus apenas 25 años, cumplió un sueño: recorrer la naturaleza de Costa Rica.
Siento vergüenza porque esta joven le dijo al mundo –horas antes de que la violaran y asesinaran- que había encontrado amigos pura vida y que Costa Rica era maravillosa.
Siento vergüenza porque ella afirmó ser afortunada de estar aquí, sin imaginar que uno de nosotros le arrebataría la vida.
Y siento vergüenza porque ningún extranjero que visita nuestro país con ilusión y alegría por disfrutar de nuestra naturaleza y demás bellezas merece morir así.
¡Hasta dónde hemos caído como sociedad!
Definitivamente, tocamos fondo en materia de seguridad. Todo lo que hoy vemos es producto de una descontrolada criminalidad y no por hechos aislados como nuestros gobernantes, tantas veces, nos lo intentaron hacer creer.
Soltamos de nuestras manos aquel hermoso reconocimiento de ser la Suiza Centroamericana para convertirnos en un país que, ahora, rompe un récord de homicidios cada año.
Las mentes sucias de montones de delincuentes ayunos de una mano firme hizo que Costa Rica se perdiera. Dejamos imponer la ley del pobrecito para cultivar vagos e inútiles ciudadanos que buscan, a través de la violencia, lo que otros logramos con esfuerzo y trabajo.
La ausencia de valores que sufrimos en el país está salpicando también a quienes nos visitan, pues la víctima no solo fue María Trinidad, sino también Arcanza, la turista española que encontró la muerte el sábado anterior en Tortuguero, Limón.
A ellas y a sus familias, perdón y mil veces perdón.
Somos la gran mayoría de costarricenses a quienes nos avergüenza lo sucedido porque sabemos que el mundo entero nos reconoce por ser un país libre, pacífico y amable. Y estoy seguro que así somos, pero por culpa de unas escorias hoy sentimos pena.
María Trinidad jamás mintió cuando le dijo al mundo que era afortunada de estar en Costa Rica. Ella eligió la tierra que millones desean para unas vacaciones de ensueño, pero, lamentablemente, durante ese recorrido por el país del pura vida se encontró con la asquerosa hampa que inunda nuestras calles.
En este momento, no vale la pena señalar responsables por esta ola de inseguridad que nos carcome y mata. Hoy, lo que necesitamos es retomar en todos los ámbitos a nuestro país. Inculcar valores verdaderos y, a partir de ahí, volver a ser lo que una vez fuimos, esa Suiza Centroamericana.
El Gobierno actual, a nombre de todo Costa Rica, le debe una disculpa a México, a España y al mundo entero. Así como el presidente insiste en más impuestos, debería insistir en recuperar la otrora seguridad con una mano dura y nuevas leyes que impongan orden y respeto.
Costa Rica vale por lo que es, por su gente y por lo que los millones de turistas nos aportan para seguir creciendo. Sin ellos, posiblemente, seguiríamos siendo una pequeña finquita en medio de América.
Porque amo el país en el que nací, una vez más, perdón y mil veces perdón.
Excelente…! Totalmente de acuerdo. Nuestra seguridad está en el subsuelo lamentablemente.
porque verguenza del pais y el periodista se equivoca a decir nosotros , si se sabe que fueron indeseables extrangero y ademas es culpa del gobierno ,por dejar y dar refugio a ratas indeseables y no es cualpa del pueblo yo no siento verguenza , no hice ma y usted siente verguenza es su problema
Es gracioso porque la mato un paisilla, no un tico
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