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Colegios nocturnos: La cenicienta del sistema educativo

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Imagen con fines ilustrativos

Redacción- Condiciones de infraestructura insuficientes, limitación en el acceso a instalaciones existentes y escasez de suministros necesarios para su funcionamiento, forman parte de las deficiencias del sistema educativo en lo que respecta a colegios nocturnos.

Estos resultados fueron obtenidos en una auditoría realizada por la Controlaría General de la República (CGR).

La entidad detectó otras debilidades importantes en la gestión del servicio educativo en aspectos como cumplimiento del calendario escolar, visitas de supervisión y asesoría, puntualidad y asistencia a clases e implementación del Programa de Informatización para el Alto Desempeño (PIAD), una plataforma digital que recopila toda la información que concierne a estudiantes, matrículas y horarios de los centros educativos.

Asimismo, se evidenciaron debilidades en los mecanismos que utiliza el MEP para mejorar las condiciones de acceso y lograr la permanencia de los jóvenes y adultos en las aulas.

Un 90,1% de estudiantes encuestados por la CGR, tienen un estatus socioeconómico de vulnerabilidad, pobreza o pobreza extrema, dificultades que, aunado con sus condiciones sociales y laborales, afectan su rendimiento académico y su permanencia en el sistema educativo.

El Estado de la Educación le llama a los colegios nocturnos, «la cenicienta del sistema educativo costarricense». Según Isabel Román Vega, coordinadora de investigación del Estado de la Educación, la población estudiantil de lo colegios nocturnos no recibe, en muchas ocasiones, todos los apoyos educativos que requieren, ni en cuanto a materiales, ni en la calidad de docentes.

Vega señala que en los colegios nocturnos se presenta un «núcleo duro de exclusión educativa», pues es el sector que presenta el índice más alto de deserción estudiantil y problemas de repitencia, este último representado en un 10%.

Un 68% de esta población ha abandonado sus estudios por cuestiones de empleo; pues en su mayoría, se trata de personas adultas que trabajan y estudian al mismo tiempo.

Según Vega, el sistema educativo no le brinda a esta población las condiciones necesarias para su permanencia en el sistema, situación que representa un problema crítico para la educación, pues se trata de la «última carta» del sistema para hacer que los estudiantes continúen con sus estudios.

El factor de la repitencia es determinante cuando se habla de exclusión estudiantil (deserción). Un alumno que repite un año lectivo, tiene más de 11 veces de probabilidad de salirse del sistema.

«En el caso de los estudiantes de colegios nocturnos, los factores que inciden en la repitencia son dos: cuando el estudiante o algún familiar de este ha perdido su trabajo y el embarazo adolescente», indicó Vega.

Otro de los problemas que enfrenta la educación nocturna, está en que se le ha tratado como diurna. La metodología y el trabajo en los colegios nocturnos requieren actividades que estén adecuadas a las edades de los estudiantes, situación que no ocurre.

Incluso, los programas de estudio son los mismos, pese a que los alumnos de un centro educativo nocturno van menos horas que aquellos que asisten a uno diurno.

Con base a investigaciones realizadas por el Estado de la Educación, Vega señala que se deben implementar las siguientes medidas para mejorar la educación en los colegios nocturnos: formar educadores en enseñanza de adultos, adaptar los programas de estudio de acuerdo a las características de la población, mejorar los servicios de apoyo, de seguridad, entre otras.

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