- Sus piezas se exhibirán en Costa Rica en el mes de julio
Redacción- Desde pequeña, Ingrid Rudelman, sintió una gran pasión por el arte; recuerda que su madre siempre le contaba lo mucho que le gustaba pintar paredes, hasta que decidió, ya adulta, dedicarse al diseño y ahora, años después, a la escultura en piedra.
Rudelman decidió adentrarse en el mundo de la escultura pese a los comentarios que pudieran surgir; pues se ha pensado, erróneamente, que el negocio de la escultura es una profesión para hombres; pues implica cierta fuerza.
«Igual que todos los oficios, hay que ponerle mucho esfuerzo, hay que plantearse las metas, tratar de cumplirlas. Nada es fácil y hay que pasar por muchos obstáculos para lograr lo que uno quiere como en todas las ramas», expresó Rudelman.
Desde un sentimiento que surge de su ser de una manera espontánea, una planta, un árbol hasta una experiencia personal, son parte de sus fuentes de inspiración, que culminan, en hermosas piezas.
Su talento, perseverancia y esfuerzo la han llevado ya a recibir el premio a la Excelencia Max Ulloa en la edición del Salón Anual de Escultores y ha compartir en distintos países de la región como México, Guatemala, entre otras naciones centroamericanas.
Aquí en Costa Rica en el Museo de Jade, se exhibirán en el mes de julio, sus más recientes piezas (20), que le tomaron alrededor de dos años de diseño y elaboración.
Para Rudelman representar a Costa Rica a nivel internacional en el área del arte de la escultura, es todo un orgullo y espera, poder seguir dejando en alto el nombre del país.
«Para mi es todo un honor pero también un reto porque las piezas que haga deben ser perfectas», expresó.
Rudelman trabaja actualmente en un libro que recopila lo maravilloso del arte inspirada en las bellezas naturales ticas. Este estaría disponible próximamente.