Carlos Hidalgo Flores

Periodista y abogado turrialbeño


“Ojo al Cristo”, decía mi abuelita, se vienen las elecciones municipales en Costa Rica y pareciera que tenemos algunos alcaldes y/o alcaldesas de meses pese a haber sido electos para trabajar por cuatro años…Sí, en tres años su participación en los respectivos cantones fue poca o nula; pero como la tortuga, en estos meses previos a una próxima elección municipal (2/2/2020), sacan la cabeza en todo cuando les interesa…Las obras que no hicieron en tres años, las “hacen”, o al menos las pretenden, en unos cuantos meses…Entonces…¿se podía o no se podía emprender proyectos comunales? ¡Por dicha tenemos un pueblo inteligente! Ejecutar las obras no está mal, lo malo es utilizar al electorado y los recursos públicos para un interés particular.

Es acá como funcionario público, periodista y abogado turrialbeño, donde quiero que entremos en reflexión. No podemos caer en la demagogia de algunos políticos, donde usan al pueblo como una mercancía de votos. Es esencial que quienes tenemos cargos públicos, sirvamos a la comunidad, de puertas abiertas y escucha constante. Esa siempre ha sido mi consigna. Incluso, el artículo 5 del Código Municipal así lo obliga y establece: “Las municipalidades fomentarán la participación activa, consciente y democrática del pueblo en las decisiones del gobierno local.” El pueblo debe ser escuchado y atendido y emprender proyectos en todo momento según la propia administración, bajo una respetuosa coordinación con otras instituciones y en el caso de los ayuntamientos, con el Concejo Municipal, integrado este como cuerpo deliberante.

La Constitución Política de la República de Costa Rica a partir del artículo 169, así como el Código Electoral establece que los funcionarios municipales, como el alcalde, regidores y síndicos son elegidos por cuatro años y desempeñarán sus cargos obligatoriamente, sí, por cuatro años y no por meses previos a una elección.

Mantengo mi tesis en este y en otros temas como siempre lo he hecho: Los funcionarios se deben al común, a todas las personas y deben llegar a servir y nunca a servirse. El principal beneficiado: los habitantes de cada cantón.

La normativa vigente es clara al señalar que cada alcalde debe, entre otras cosas, ejercer las funciones inherentes a la condición de administrador general y jefe de las dependencias municipales, vigilando la organización, el funcionamiento, la coordinación y el fiel cumplimiento de los acuerdos municipales, las leyes y los reglamentos en general, así se desprende del artículo 17 del Código Municipal. Por ello, ay de aquel que invisibilice a su pueblo y que llegue a servirse y no a servir, ese debe ser destituido de su cargo y para ello, el mismo pueblo que le eligió tiene tal potestad, por ejemplo, a través del plebiscito (votación), ese es otro gran tema.

Lo que merecemos los residentes de cada cantón es liderazgo y máxime quienes vivimos en Turrialba u otros lugares fuera del Área Metropolitana. En mi ejercicio profesional durante mis más de 11 años en la función pública he reafirmado esos principios: servir a quien lo necesite, con entereza, ímpetu, liderazgo, humildad y honestidad, eso debe inspirar a todo funcionario. Las comunidades merecen una persona que conozca la realidad para ejercer acciones concretas en beneficio del pueblo y que esté capacitada tanto a escala local como nacional para liderar a una comunidad y en conjunto, con otros actores sociales, emprender acciones de cambio a favor del progreso comunal, sin ser calculador; sino emprendedor en todo momento. Ser agentes de cambio. 

Servir es un honor. Defender y ayudar debe ser una vocación. Trabajar por los pueblos debe ser una misión diaria. El líder comunal debe actuar conforme, sin perder de vista el beneficio del pueblo, en resguardo de un interés público y el desarrollo de los poblados.

El que se comprometa a ello y ni siquiera lo intente, debe irse con prontitud; de lo contrario, el pueblo debe ejercer con autoridad. En estas vísperas electorales debemos ser doblemente expectantes. Quienes tengan el compromiso, debemos inspirarnos a dar los pasos a favor de quien más lo necesita, sin ser funcionarios de unos meses como mercaderes electorales; sino como ejemplares funcionarios públicos, diligentes, eficientes, efectivos y honestos.

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