Foto: Erick Avila.
  • 487 foráneos se han infectado en este mes de julio 

Redacción – ¡Sigue creciendo! 1453 extranjeros han dado positivo por el virus del Covid-19 en Costa Rica, tras el nuevo reporte dado a conocer por el Ministerio de Salud.

En los primeros cinco días del mes de julio se han registrado 487 foráneos infectados por el virus Covid-19. En las últimas 24 horas se sumaron 107 casos más en la nación. 

Pero el tema de los foráneos no es la única preocupación en el país, ya que este domingo se reportaron 375 casos nuevos y así alcanza 4996 casos en 79 cantones.

Ese aumento considerable han aumentado la preocupación sigue población nacional, que han aprovechado las redes sociales para dejar saber su angustia.

Las fronteras tienen más de dos meses de estar cerradas, pero los diferente puntos ciegos de las zonas limítrofes han provocado ingreso de extranjeros.

La mayoría de foráneos son de Nicaragua y en una poca cantidad de Panamá. Los vecinos del norte se han venido a Costa Rica en gran cantidad, a pesar de la pandemia.

Foto con fines ilustrativos.

La mayoría de los extranjeros son de nacionalidad nicaragüense, pero también hay personas de otros países del mundo, que se quedaron atrapados en el país. 

Muchos de estos foráneos están en los cantones fronterizos de la zona norte, tales como San Carlos, Los Chiles, Upala, La Cruz, Sarapiquí y Guatuso. 

Aunque en la zona norte hay gran cantidad de casos en foráneos, San José se ha convertido en el lugar donde más se han registrado recientemente.


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Muchas personas de este sector viven en cuarterías o lugares de bajos recursos, donde usualmente viven en grandes aglomeraciones.

Cantones como La Unión, Montes de Oca, Desamparados y Alajuelita han registrado casos de foráneos. El distrito de Pavas y La Carpio son parte de los más golpeados.

3 COMENTARIOS

  1. ¡Para mi los culpables de todo esto han sido los diferentes Gobiernos, que desde hace más de treinta años se han hecho de la vista gorda y cuando ya no podían con la gran cantidad de indocumentados por las calles de San José y el asunto se salió de control, viene el ACNUR y les propone, por «cuestione$ humanitaria$» proceder a documentarlos a lo bestia para dis que quitarse el problema de encima cuando lo que estaban haciendo es la de los gatos cuando defecan, o sea, echarle tierra al asunto, y entre ellos se inventan las famosas amnistías o regímenes de excepción, para documentar a raimundo y todo el mundo. Recuerdo por los años 80s, cuando la Dirección de Migración y Extranjería estaba en manos de la argentina Mercedes Bevacqua, los abogados de la ONG Cáritas tenían hasta una ventanilla especial para tales efectos. Esa facilidad de documentarse, en primer término, abrió el portillo para que siguieran ingresando ilegales como perro por su casa, siempre por «cuestione$ humanitaria$», pero como el asunto no se arregla con ayudas millonarias, en segundo término, se les olvidó que esos nuevos habitantes necesitaban trabajo, vivienda y acceso a los servicios, incluida la salud. Con la vivienda apostaron a las invasiones en precario y a la contrucción de tugurios y otros, que aspiraban a más, a las cuarterías. Con el trabajo apostaron al trabajo informal y muy felices cuando el sempiterno Johnny Araya los comenzó a dotar de bulevares para que ejercieran su oficio de vendedores de chucherias de contrabando. Con respecto a los servicios de salud, bueno ahí todos sabemos que el ACNUR le colaboró a la Caja con unos chuminillos que se hicieron insuficientes, con lo que ahora ya no hay cama pa’tanta gente y reciben atención gratuita por «cuestione$ humanitaria$». De ahí que si hay que señalar un culpable, ahora que en tiempos de pandemia el humanismo nos reventó en la cara, es a los diferentes gobiernos de Calderón, Figueres, Rodríguez, Pacheco, Chinchilla, Solís y Alvarado, unos por acción y otros por omisión, pero ninguno se salva!

  2. ¡Para mí los culpables de todo esto han sido los diferentes Gobiernos, que desde hace más de treinta años se han hecho de la vista gorda y cuando ya no podían con la gran cantidad de indocumentados por las calles de San José y el asunto se salió de control, viene el ACNUR y les propone, por «cuestione$ humanitaria$» proceder a documentarlos a lo bestia para dis que quitarse el problema de encima cuando lo que estaban haciendo es la de los gatos cuando defecan, o sea, echarle tierra al asunto, y entre ellos se inventan las famosas amnistías o regímenes de excepción para documentar a raimundo y todo el mundo. Recuerdo por los años 80s, cuando la Dirección de Migración y Extranjería estaba en manos de la argentina Mercedes Bevacqua, los abogados de la ONG Cáritas tenían hasta una ventanilla especial para tales efectos. Esa facilidad de documentarse, en primer término, abrió el portillo para que siguieran ingresando ilegales como perro por su casa, siempre por «cuestione$ humanitaria$», pero como el asunto no se arregla con ayudas millonarias, en segundo término, se les olvidó que esos nuevos habitantes necesitaban trabajo, vivienda y acceso a los servicios, incluida la salud. Con la vivienda apostaron a las invasiones en precario y a la construcción de tugurios y otros, que aspiraban a más, optaron por las cuarterías. Con el trabajo apostaron al trabajo informal y muy felices cuando el sempiterno Johnny Araya los comenzó a dotar de bulevares para que ejercieran su oficio de vendedores de chucherias de contrabando. Con respecto a los servicios de salud, bueno ahí todos sabemos que el ACNUR le colaboró a la Caja con unos chuminillos que se hicieron insuficientes, con lo que ahora ya no hay cama pa’tanta gente y reciben atención gratuita por «cuestione$ humanitaria$». De ahí que si hay que señalar un culpable, ahora que en tiempos de pandemia el humanismo nos reventó en la cara, es a los diferentes gobiernos de Calderón, Figueres, Rodríguez, Pacheco, Chinchilla, Solís y Alvarado, unos por acción y otros por omisión, pero ninguno se salva!

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