Redacción- El padecimiento de varicela en los bebés y niños puede llegar a ser un motivo de preocupación para los padres. Aunque es una de las enfermedades más comunes en la infancia y suele ser benigna, es importante que conozcas el impacto que puede llegar a tener en los niños que la padecen y cómo la vacunación contra esta enfermedad tiene la capacidad de prevenir la mayoría de los casos graves.

La Organización Mundial de la Salud y la UNICEF han advertido recientemente de una alarmante disminución en el número de niños que están recibiendo vacunas ante el contexto generado por el COVID-19.

Según nuevos datos que maneja la OMS y UNICEF, esta situación amenaza con revertir los progresos ganados con tanto esfuerzo para llegar a más niños y adolescentes con una gama más amplia de vacunas.

La varicela es una infección causada por el virus varicela-zoster, que, por su carácter contagioso, se da comúnmente durante la infancia, aunque también puede presentarse en adultos. Esta enfermedad se propaga por contacto con la piel y la ropa o por el intercambio de fluidos corporales que se pueden transferir al estornudar o toser.


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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el 2019 aproximadamente 170 países reportaron nuevos casos de varicela . Costa Rica registró una tasa de 71,7 casos de varicela por cada cien mil habitantes en el 2018 según las cifras manejadas por el Ministerio de Salud.

Signos y síntomas para reconocerla

El virus de varicela se caracteriza mayormente por la aparición de protuberancias rojas con picazón que pueden convertirse en lesiones en la piel. Al igual que otros síntomas como fiebre, dolor de cabeza y dolores corporales.

Así lo explica la doctora María Luisa Avila, Médico Pediatra Infectóloga del Hospital CIMA: “la varicela puede tener un comportamiento impredecible, y un niño sano podría complicarse al sobreinfectarse las lesiones que ocasiona.

El grado de severidad de esta infección va desde el más leve, hasta las que pueden generar un serio compromiso de la piel y de los tejidos blandos y requerir de intervención quirúrgica. Por otra parte, hay complicaciones delicadas como es el caso de la encefalitis (inflamación del tejido cerebral) o la inflamación del cerebelo”.

En la infancia, esta enfermedad es mayormente benigna, mientras que, en el caso de los adultos, los recién nacidos y los pacientes inmunodeficientes podría resultar en otros tipos de complicaciones como infecciones bacterianas de la piel o de los tejidos blandos en niños, neumonía, infección o inflamación del cerebro, infecciones en el torrente sanguíneo y deshidratación .

La vacunación contra la varicela es una medida de prevención de la enfermedad que evita que las personas que reciben la vacuna contraigan varicela o la contraigan de forma leve, con menos lesiones en la piel, y poco o nada de fiebre. De esta forma es posible prevenir los casos graves .

La Organización Mundial de la Salud y la UNICEF han advertido recientemente sobre la alarmante disminución en el número de niños que están recibiendo vacunas ante el contexto generado por el COVID-19. Según nuevos datos que maneja la OMS y UNICEF, esta situación amenaza con revertir los progresos ganados con tanto esfuerzo para llegar a más niños y adolescentes con una gama más amplia de vacunas.

Los niños y adolescentes deben recibir dos dosis según el siguiente esquema:

  • Los niños pequeños deben recibir la primera dosis de la vacuna entre los 12 y 15 meses de edad y la segunda, entre los 4 y los 6 años, como parte del plan de rutina de vacunación infantil.

  • Los niños entre los 7 y los 12 años que no se han vacunado deben recibir dos dosis de la vacuna contra la varicela con al menos tres meses de diferencia.

  • Los niños de 13 años o mayores que no se han vacunado también deben darse dos dosis de la vacuna para actualizarse, y estas dosis deben darse con al menos cuatro semanas de diferencia.

Como parte del Esquema Ampliado de Inmunización, Costa Rica introdujo una dosis de la vacuna contra la varicela en septiembre de 2007 para los niños a la edad de 15 meses. Sin embargo, y a diferencia de otros países de la región, el sistema obligatorio de vacunación solo considera la aplicación de la primera dosis de la vacuna.

Gustavo Lazo Páez, Médico Especialista en Pediatría e Inmunología Clínica destaca la relevancia de la aplicación de la segunda dosis: “la inclusión de una dosis de la vacuna contra la varicela en el calendario nacional de vacunación de Costa Rica ha redundado en una reducción de un 74% en la incidencia de varicela y un 93% en las hospitalizaciones.

La implementación de una dosis única de esta vacuna reduce la carga de morbilidad y mortalidad, pero no la circulación del virus ni los brotes; una segunda dosis reduce la transmisión viral y el número total de brotes, aumentando la efectividad y el potencial para la erradicación de la enfermedad en todos los grupos de edad”.

MSD en Costa Rica está realizando una campaña educativa para promover la importancia de aplicar las dos dosis de la vacuna a todos los niños y niñas del país en las edades respectivas.

La doctora Carmela Oranges, Líder de Asuntos Médicos para vacunas, enfermedades infecciosas y medicina general del Clúster Norte de MSD, indicó que la vacunación ha tenido un extraordinario impacto en la salud de las personas alrededor del mundo, constituyendo una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha generado y sigue generando a la humanidad.

En el caso de la vacuna contra la varicela, una dosis es efectiva en un 85% y la aplicación de dos dosis agrega una protección adicional y además es efectiva casi al 100% para prevenir casos graves, destacó la especialista.

La varicela es menos inofensiva de lo que parece, sobre todo cuando se presenta en los grupos de riesgo como niños menores de un año, adolescentes, adultos y mujeres embarazadas. Con la aplicación de la segunda dosis es posible reducir la transmisión viral y el número total de los brotes.

La varicela leve en niños sólo requiere tratamiento sintomático. El alivio del prurito y la prevención del rascado, que predispone a la sobreinfección bacteriana, pueden ser tareas difíciles.

  • Las compresas húmedas o, en caso de prurito intenso, la administración de antihistamínicos sistémicos y los baños con avena coloidal pueden ser de utilidad para aliviar los síntomas.

  • Para prevenir la infección bacteriana, los pacientes deben bañarse regularmente y mantener su ropa interior y sus manos limpias con las uñas recortadas.

  • No deben aplicarse antisépticos salvo que las lesiones se infecten y es importante seguir las indicaciones del médico especialista, quien recetará antibióticos si el caso lo amerita.

Los pacientes no deben regresar a la escuela, en el caso de los niños, o al trabajo en el caso de los adultos, hasta que las últimas lesiones se hayan convertido en costras.