- Fueron detenidas 11 personas, entre ellas los líderes de la banda
- Se allanaron nueve puntos en diferentes partes del país
Redacción- Una banda dedicada a la explotación sexual de mujeres fue desarticulada este jueves.
La Policía Profesional de Migración fue la autoridad encargada de desmantelar el grupo, luego de ocho meses de investigaciones.
Dicha diligencia policial se realizó en nueve puntos ubicados en diferentes partes del país, confirmó Migración.
Como resultado del operativo, se detuvieron a 11 personas, entre ellas los líderes de la organización.
Uno de los puntos principales que se allanaron por parte de las autoridades se ubica en Barrio Amón y se trata del nightclub Latin Divas.
Otros de los puntos allanados se encuentran en las provincias de Cartago, Guanacaste y Alajuela-
Las personas detenidas serán pasadas este mismo jueves ante el Ministerio Público, para que se les determine su situación judicial.
Autoridades identificaron a los detenidos como:
- Chavarría Sevilla (madre e hijo, uno de ellos líder)
- Sánchez Pérez (líder)
- Mejía Vega
- Cruz Isaguirres
- Santamaría Caballero
- Eguigure Toruño
- Chavarría
- Zeledón Chavarría
- Altamirano Ampie
Los detenidos son de nacionalidades costarricense, nicaragüense, dominicana y panameña, informó Migración.
Operación
La banda manejaba nueve locales comerciales que operaban constantemente, ni siquiera la pandemia por el Covid-19 los detuvo, pues operaban clandestinamente ante las restricciones.
El grupo atraía a las mujeres por medio de anuncios en periódicos locales y redes sociales, según determinó la investigación.
A las mujeres que atraían a la red criminal eran de nacionalidades nicaragüenses, mexicanas, panameñas, dominicanas y colombianas, quienes se encontraban en una condición de vulnerabilidad.
Para atraerlas, a las mujeres se les brindaban ofertas laborales a cambio de altas sumas de dinero.
Migración determinó que la red trasladaba a las víctimas entre los nueves establecimientos que mantenían en todo el país.
En los locales, las mujeres eran explotadas sexualmente por pagos que iban desde los ¢16 mil hasta ¢500 mil.
Los precios variaban de acuerdo al perfil y solicitud del cliente, incluso que si el servicio consistía en trasladar a la víctima al lugar solicitado.