Artículo de opinión
Julio César Alvarado Zúñiga
Decisiones fáciles para resolver problemas de corto plazo no pueden hacer incurrir en errores hacia futuro.
Lejos de quitarle recursos a una institución como CONAPE, es un momento para apostarle a la educación. Al igual que en tiempos de recesión económica, se prioriza invertir en el desarrollo de obra pública, como una forma de mejorar infraestructura a un costo razonable y generar empleo. De igual forma, en un momento en donde miles de costarricenses han perdido el empleo y otros cientos de jóvenes ni siquiera han podido insertarse al mundo laboral por primera vez; es un momento propicio para adquirir un préstamo en CONAPE y, de esta forma, no solo prepararse para cuando las condiciones mejoren, sino que además este tipo de financiamiento incluye un componente de sostenimiento económico, o sea, la persona va a tener recursos no solo para cubrir el pago de la universidad, sino que, parte del mismo crédito, lo va a poder dedicar a cubrir gastos de alimentación, transporte y otros materiales porque es parte del concepto.
Quisiera solicitarle a la Ministra Pilar Garrido que me diga cuáles son los estudios técnicos que realizaron previo a la presentación de la propuesta de vender (quitarle) la cartera de CONAPE; a través de qué medio obtuvieron los datos si ni siquiera se le ha consultado a la institución ¿por qué de un día para otro se decidió pasar de venderle la cartera al Banco Popular y no al Banco Nacional?, ¿será acaso que el Banco Nacional se percató que no es negocio?, le pregunto a doña Pilar: ¿le consultaron tan siquiera al Banco Popular si estaba dispuesto a comprar la cartera de una institución cuya naturaleza es incompatible con la banca tradicional?, (los bancos están regulados por SUGEF, CONAPE por la Contraloría General de la República).
Si el modelo de actividad desarrollada por CONAPE pudiera ser financiada por la banca tradicional, no existirían más de 60 instituciones de crédito educativo sólo en Latinoamérica, en donde CONAPE ha sido un modelo a seguir.
Doña Pliar, le pregunto, ¿tiene conocimiento el Banco Popular que cientos de los contratos formalizados están en la fase de desembolsos y que al menos por los siguientes 4 años lejos de recuperar dinero el banco tendrá que girarle recursos a esos estudiantes?, ¿sabe el Banco Popular que miles de deudores de esas operaciones son estudiantes que en estos momentos no tienen ingresos y que por lo tanto no son sujetos de crédito dentro de las regulaciones SUGEF?, ¿sabe el Banco Popular que otros tantos no solo, no tienen ingresos, sino que además no tienen fiadores, ni bienes inscritos a su nombre?.
La filosofía del crédito educativo es tal que bien podría sustentar el modelo de desarrollo de un país. El crédito educativo educa en tres sentidos; educa cuando un joven a temprana edad adquiere consciencia de que tiene una responsabilidad y el control de su propio desarrollo personal y profesional, educa justamente al otorgarle la oportunidad de formarse académicamente en una universidad y educa en solidaridad, al saber que al retribuir a la Institución los recursos que le fueron prestamos, le estará brindando a otros jóvenes la misma oportunidad que él tuvo.
El crédito educativo es la definición misma del principio de subsidiaridad; sin lesionar la dignidad de la persona, brindarle una mano al que está luchando con sus propios medios y sus capacidades para salir adelante; claro, esto no le sienta bien a ciertos personajes y movimientos que buscan perpetuarse en el poder a costa de regalías dirigidas a quienes ya han perdido la esperanza y la fe en ellos mismos.