Inicio Opinión #EnLaMira Depravados sexuales: ¡No son enfermos, son una abominación!

#EnLaMira Depravados sexuales: ¡No son enfermos, son una abominación!

Artículo de opinión

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Minor Araya Salguero

Criminólogo – Exjefe OIJ – Especialista SWAT


A eso de las 06:00 horas del martes 2 de febrero, dos agentes especiales de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) mueren y tres más resultan heridos durante una diligencia de allanamiento en el Sur de Florida. 

 El sospechoso también muere durante la pelea; una que se origina debido al objetivo de los federales: Obtener más evidencia sobre una importante investigación por el delito de Pornografía Infantil (The Wall Street Journal). 

Los valientes policías caídos, entre aquellos (Daniel Alfin, 36 y Laura Schwartzenberger, 43) no enfrentaron a un «enfermo» – como se suele llamar en Costa Rica a este tipo de «personas» – probablemente enfrentaron a un depravado sexual, a una abominación humana. 

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«En mi opinión, no hay nada más cruel e indignante que el abuso, la explotación y el daño de los miembros más vulnerables de nuestra sociedad, y creo firmemente que las leyes y los recursos de nuestra nación deben reflejar la gravedad de estos terribles crímenes» – Bob Ney 

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Algunas (personas) por abismal ignorancia y reprochable comprensión, consideran al que puede ser muy valiente y sobre todo, un magnífico ser humano como «marica o maricón» quizá, hasta por cuestión de simple apariencia cuando en la realidad, el «maldito maricón» suele ser aquél que, mucho gusta de evidenciar su «pelo en pecho» y esconder su auténtico ser, por torcido, maligno, pendejo y estrecho. 

Con ese tipo de abominaciones, en la calle trata la policía y lo hace frente a frente. Muy pocos – he de confesar – tienen el valor de enfrentar el coraje y disposición policial ya que, solo son «hombres» abusando de personas buenas y por supuesto, perfectamente vulnerables a sus putrefactos cálculos criminales.  

No es lo mismo abusar de un niño, una mujer u hombre, cuando se tiene la oportunidad, la ventaja y el poder requeridos, que enfrentar a mujeres y hombres dispuestos a ofrecer una fiera pelea hasta la muerte. El «maldito cobarde» por lo general, termina con heces y orina cuales finos adornos a su pellejo y vestimenta. 

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«los depredadores sexuales eran como cucarachas. Por cada uno que veía, había veinte más escondidos detrás de las paredes» – Karin Slaughter 

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Otros, los menos de esa abominable selección de la humanidad, optan por el «suicidio policial» y así, evitar enfrentar a una jauría, no precisamente de perros, en prisión; recinto al cual sí, por norma deberían pertenecer, haciendo del encierro su único amigo en su haber. 

¡Claro…! El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM, por sus siglas en Inglés) puede encasillar a un depravado sexual perfectamente, en cualquier rango de su clasificación de los trastornos mentales; no obstante, aquello no demerita lo acá, estricta y específicamente planteado: ¡El maldito cobarde, no es un pobre enfermo! 

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«PENA DE MUERTE PARA ESTOS MALDITOS»  Cristina Aguilar D`avanzo 

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El anterior, el criterio de una internauta con respecto al contenido de la nota periodística de Telenoticias sobre un detestable homicidio aquí, en Tiquicia: «Mamá de Luany [Salazar, 23, mujer asesinada en junio 2020] sobre sospechoso: “Él durmió con el cuerpo de mi hija cinco días» (febrero 3, 2021).  

Entiendo cada una de las palabras de Doña Cristina. Tal vez para nuestro infortunio, luego de que una ley es objeto de abolición, esta no puede – salvo mejor criterio profesional – ser de nuevo restaurada. 

En efecto, son malditos, por la extendida maldad que contiene su corazón y, son cobardes, al ofrecer gran tributo a su capacidad por hacer grave e imborrable daño a personas buenas, inocentes y en mayor grado perceptible de indefensión. 

¡Criminales! Hay de varios tipos, en mi experiencia, el peor de su especie es aquel cuyo corazón está repleto de maldad y divorciado del más mínimo arrepentimiento.  

No, no se sienta ofendido porque al leer usted se topa con palabras que le suenan grotescas; simplemente este asunto no se trata con eufemismos. No soy político, soy policía judicial jubilado. 

Si se siente ofendido, respetuosa y vehementemente, le recomiendo indagar los conceptos clave en la RAE pero más aún, le recomiendo desconfiar e investigar a aquellas personas que le rodean a usted y a sus seres queridos. ¡Ahí está el detalle! 

Mientras tanto, si desea tratar a alguien de «enfermo» por favor, no lo haga con el violador sexual, con ese maldito desgraciado que se masturba frente a niños y mujeres, con ese que luego de violar a una niña, como si fuera poco, le destroza su pequeño e inmaculado cuerpo, con su puñal. ¡No lo haga, por favor…!  

Las operaciones policiales de allanamiento, son como una moneda al aire pero sobre eso, con respecto a esa bellísima actividad, quizá conversemos en otra ocasión y tal vez, solo tal vez, les cuente como el cobarde depravado sexual ayer en Florida, pudo tener mayor margen de ventaja ante tan buena fuerza policial.  

La pérdida de un buen policía, sin importar su nacionalidad, es una que debe lamentarse en todo el planeta. Nuestro gran pesar, colegas y amigos del FBI. 

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