Redacción- Las niñas y mujeres jóvenes señalan la educación como el área de su vida más afectada por el COVID-19.
“Vidas Detenidas 2”, el estudio global de Plan International, que recaba información sobre el impacto del COVID-19 en niñas y jóvenes y que se realizó en 14 países en el mundo a lo largo del 2020, incluyendo a Ecuador, Brasil, y Nicaragua, revela que las niñas y las jóvenes de todo el mundo consideran que la educación es el ámbito de su vida que se ha visto más profundamente afectado por la pandemia del COVID-19.
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El acceso limitado a la tecnología, el apoyo insuficiente de las escuelas y colegios y el espacio físico para estudiar en casa, han sido las principales dificultades que han enfrentado las niñas y mujeres jóvenes al aprender desde casa.
“Lo más difícil es la falta de internet,” menciona Emily, una niña ecuatoriana de 17 años … “Solía usar el internet del vecino, pero no sé qué pasó, nos cortó incluso cuando mi madre estaba ayudando para pagar el costo «.
La soledad y las responsabilidades domésticas también han interferido en la capacidad de las chicas para seguir el ritmo de la educación a distancia mientras las escuelas y los colegios han estado cerrados, y para concentrarse y enfocarse cuando estudian en casa.
En el estudio, con su propia voz, las estudiantes también citaron la falta de dinero para los datos, los teléfonos móviles y otros costes relacionados con el aprendizaje en línea, y el hecho de no tener a nadie que les ayude a explicar las lecciones o los conceptos, como obstáculos frecuentes para el aprendizaje durante la pandemia.
“El futuro de las niñas y las mujeres jóvenes está en peligro. La pandemia ha aumentado las desigualdades existentes y corremos el riesgo de un verdadero revés para la igualdad de género.” asegura Débora Cóbar, Directora Regional de Plan International para América Latina y El Caribe.
Una encuesta llevada a cabo por Plan International, como parte del estudio en curso el año pasado, reveló que el 19% de las niñas de todo el mundo creen que el COVID-19 las obligará a dejar de lado temporalmente su educación, mientras que el 7% teme tener que abandonar la escuela por completo.
En el momento más crítico de la primera oleada de la pandemia, durante el año pasado, 1.500 millones de alumnos se vieron afectados por el cierre de escuelas, que se produjo en 194 países de casi toda Europa, África, América Latina y Asia.
Jacqui Gallinetti, Directora de Monitoreo, Evaluación, Investigación y Aprendizaje de Plan International, dijo: «COVID-19 ha cambiado profundamente la vida de todos nosotros en el último año. Pero su impacto no afecta por igual, y la pandemia hace evidente las desigualdades preexistentes, ya sea entre ricos y pobres, jóvenes y mayores, hombres y mujeres.
«El futuro de las niñas y las jóvenes de muchos países está amenazado, y las políticas gubernamentales deben reconocerlo, mientras salimos de la pandemia y nos adaptamos a una nueva normalidad, escuchando las preocupaciones que han planteado».
El estudio también encontró que la interrupción considerable en la educación de las niñas y mujeres jóvenes durante el último año, combinada con el miedo al virus en sí y la necesidad de adaptarse a las medidas de confinamiento, ha afectado su salud mental. El 80% de encuestadas mencionó haber experimentado episodios de ansiedad.
“Apenas como, hay días en los que me siento como si estuviera bajo presión, no sé cómo explicarlo, pero es una tristeza muy grande, muy fuerte”, expresa Ana, de Nicaragua (16 años).
Xiluva, de 17 años, de Mozambique, dijo: «Espero que podamos volver a las clases; que no aumenten los casos de matrimonios precoces durante la pandemia, porque creo que durante este periodo algunas niñas serán sometidas a matrimonios precoces, otras estarán embarazadas.
«Como las niñas están en casa sin hacer nada, algunos miembros de la familia no aceptan que la niña no contribuya a la alimentación. Obligan a la niña a salir a buscar comida; para los padres, tener una niña en casa es una carga sobre sus espaldas y para librarse del peso entregan a sus hijas a un hombre».
Plan International insta a los gobiernos de todo el mundo a financiar y permitir un regreso seguro a la escuela para todos las alumnas y alumnos, reconociendo que las niñas corren un mayor riesgo que los niños de abandonar la escuela de forma permanente.
La organización también pide que se mejore la formación tanto de las/os profesoras/os como de las/os alumnas/os en el uso de la tecnología, para mejorar la calidad del aprendizaje a distancia en los países donde las escuelas permanecen cerradas y para que la educación sea más resistente en caso de futuras crisis.
Esto incluye la planificación para futuros cierres, identificando a las alumnas y alumnos más necesitados de apoyo e invirtiendo en métodos de alta y baja tecnología, como la radio, la televisión y el aprendizaje en línea, así como la distribución de kits escolares con planes de estudio, material de papelería y bolígrafos.
“La reconstrucción y el avance deben realizarse desde la igualdad y requiere de esfuerzos de todas las autoridades, gobiernos y sociedad civil. Los gobiernos deben abordar las barreras financieras para que las niñas asistan a la escuela y limitar el daño que la pandemia ha causado a su educación y perspectivas futuras,” señala Débora Cobar.