Redacción-El antiguo templo de San Pablo Apóstol, en Heredia, (actualmente templo de La Asunción, por estar a cargo de las Hermanas Misioneras de esa orden religiosa), reabrió sus puertas, luego de permanecer cerrado por los daños ocasionados en el terremoto de Sámara de 2012.
La añosa estructura de adobes se asienta desde 1863 en esa comunidad herediana conformada, principalmente, por agricultores que buscaron ampliar la frontera agrícola del Valle Central a finales del Siglo XVIII.
Tras siglo y medio de estar asentado allí, sin bases en sus muros de tierra, el fuerte sismo agrietó las columnas internas, principal sostén de la cubierta del templo. Entonces, la tarea más urgente era realizar un reforzamiento estructural a estas columnas, así como incluir vigas -ya que el techo carecía de estas- que contribuyeran a soportar la carga, sin tocar sus viejas paredes de adobes.
La tarea que emprendió la Comisión Pro-restauración y las religiosas, no fue fácil. Empezaron realizando bingos, ventas de “cachivaches”, pan casero y tamales hechos por las monjas; pero cayeron en cuenta que este era un lento camino para reunir los 102 millones que costaron las obras.
La rifa de un automóvil y donaciones mayores dieron el último empujón al reforzamiento que necesitaba el templo. También se logró cambiar la instalación eléctrica y dotarlo de alarmas contra incendio y, de esta forma, dejarlo más protegido. Finalmente, la pintura también llegó por donación..
Un templo muy especial
La pequeña iglesia es muy especial, según la religiosa, el pintor extranjero J. M. Monfort, contratado para trabajar en el Teatro Nacional y que se quedó viviendo en San Pablo, fue quien realizó las decoraciones del cielo raso, las que concluyó en 1920.
Posee la pila bautismal original de piedra, la cual está ubicada a la entrada, según era la usanza del siglo XIX. Además, los Caballeros del Santo Sepulcro están muy felices por poder recuperar hace algunos días la imagen, que ya descansa a la entrada, en el lado contrario de la pila bautismal. Las campanas también son originales, una data de 1861 y la más pequeña, de 1888.
Otro dato interesante que corrobora la antigüedad y originalidad del templo es que su altar cuenta con una piedra ara incrustada. Esta piedra, que anteriormente era ubicada en el altar de los templos y sobre la que se posaba el cáliz en la Eucaristía, está hecha con reliquias de santos mártires, en este caso: Celestino y Agapito