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Un accidente le quitó la movilidad a una educadora, pero no su voluntad

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  • Un accidente le enseñó a Rocío Morales a aprovechar como nunca antes eso que tanta ama: la docencia

Por Verónica Jiménez para Digitus CR

El 11 de octubre del 2017, la vida que Rocío Morales conocía terminó para dar paso a una nueva. Ocurrió aquel día en que una tormenta estremecía al país. Conducir en esas condiciones era muy difícil en la zona sur.

“Mi nombre es Rocío Morales”, me dice la señora, “y ese miércoles nuestra motivación por ayudar a los afectados por la tormenta Nate hacía que todo valiera la pena. La visibilidad era complicada.

“Para cuando pudimos ver, ya estábamos cayendo por un precipicio. En un instante me encontraba siendo atendida por la Cruz Roja y trasladada al hospital de San Vito debido a una fractura en el brazo derecho”.

 Morales supuso que el accidente solo le dejó un brazo fracturado, pero conforme la revisaban los médicos notaron que no sentía dolor de la cintura hasta los pies.

A causa de eso, me trasladaron al Hospital Dr. Escalante Pradilla, en Pérez Zeledón. Ahí, por medio de una resonancia, descubrieron que tenía una lesión de médula espinal: yo iba a quedar parapléjica.

Al principio fue muy duro porque, básicamente, yo ya tenía toda mi vida hecha: mi familia, mi trabajo. Lo que uno se pregunta en ese momento es: ¿Qué voy a hacer?” 

 

Tras el accidente llegaron varias operaciones; poco después recibió la noticia de que no volvería a caminar.

“Es como si volviera a caer por el precipicio. No tenía ganas de salir ni de seguir adelante. Tuve que buscar atención psicológica y entre más avanzaba, más recapacitaba sobre la vida y lo que no estaba haciendo para vivirla”.

“Mis hijos ocupaban de mí; los dos en ese momento eran menores de edad y me necesitaban. Yo no quería quedarme ahí toda la vida dependiendo de alguien que me ayude; yo quería volver a hacer lo que yo era, una mujer trabajadora e independiente”.

Muchas personas le recomendaron pensionarse. Los médicos la envalentonaron al decirle: “usted tiene que empoderarse. Una silla no es nada, es solo de reacomodarse”.

Segunda vida

 Tras dos años de atención psicológica y terapia ocupacional con el fin de hacer sus labores desde una silla de ruedas, esta mujer consiguió salir adelante con sus proyectos y volvió a trabajar enseñando a niños en edad preescolar.            

El capítulo de mi vida que solía tener antes del accidente de tránsito había concluido sin saber el comienzo de otro capítulo por el cual me llevaría tras una mejor versión de mi misma“.

 A raíz de su historia, ella decidió ayudar a otras personas por medio de grupos como MORFO, Asociación Inclusiva Laboral, el Grupo del INS de lesionados de médula y Asistencia sin Límites.

“Siento que estoy cumpliendo un propósito de ser ejemplo para otras personas; no solo para los que poseen una discapacidad, sino también mujeres que han sufrido alguna agresión; madres solteras que se pueden sentirse identificadas, al igual que los niños que me ven todos los días en el preescolar”.

Esta educadora sostiene quew la discapacidad es un obstáculo, mas no un impedimento para lograr las metas.

“A mí me da risa porque cuando yo salía, le decían a mi hija: “Ay, pobrecita su mamá ahí en esa silla” Eso lo hace a uno como agarrar fuerza y decir: “Es que yo no soy pobrecita…”

Por eso asegura que concientizar sobre la capacidad que las personas tienen de lograr sus propósitos es un hábito que se debería de implementar del mismo modo en el que debemos educarnos e informarnos.

“Muchas personas creen que por estar en una silla de ruedas es un inútil. Hay que crear conciencia a la sociedad. Por eso nosotros tratamos de salir y que las personas se den cuenta de lo que hacemos y podemos hacer”.

Mamá fuerte

 Natalia Ulloa Morales, hija mayor de la educadora, considera que su madre es un claro ejemplo de empoderamiento femenino.

“Sin duda alguna, mi mamá es súper fuerte. Es una mujer que a pesar de la discapacidad física que tiene, provocada por un accidente automovilístico, sigue siendo mamá, sigue siendo estudiante. Porque sí, ella no para de estudiar; se pasa capacitando para ser toda una profesional en su trabajo y en la vida”, comentó.

La hija indicó que en la actualidad existen mujeres sin ganas de vivir o de salir adelante.

“Considero que mi mamá podría ser esa motivación para las personas que necesitan superarse de la misma manera en la que se puede incentivar las capacidades que cada uno como hombre y como mujer puede hacer”, concluyó.

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