Imagen ilustrativa

Redacción.   Los representantes de la Cámara de Comercio, Comercio Exterior y de Exportadores de Costa Rica externaron su preocupación por el alto costo del transporte que se trasladará a toda la cadena de logística, incluyendo al consumidor final.

“Se trata de un problema mundial con múltiples causas, la gran mayoría externas al país. Sin embargo, el aumento tan grande y sostenido en el costo de los fletes marítimos internacionales, está impactando directamente el costo de las mercancías, lo que a su vez llegará a aumentar el costo de vida de los costarricenses. Por ello proponemos a
las autoridades medidas temporales para mitigar el efecto”, señaló Dyalá Jiménez, Directora de la Cámara de Comercio de Costa Rica y coordinadora de la Comisión de Comercio Internacional.

Durante el 2019, el precio semanal promedio del contenedor en el mundo rondó los $1.300. En el 2020 inició con una tarifa semanal promedio de US$1.460, y este precio se mantuvo con una variación de más/menos US$100, hasta finales de mayo de 2020.
.
Para la primera semana de enero del 2021, el precio semanal había alcanzado un valor promedio aproximado de US$3.450, representando un aumento anual del 136%. Para el 20 de agosto 2021 (último dato registrado), el precio se colocó en $10.024.

Para el caso de Costa Rica, los datos facilitados por PROCOMER se evidencia que en el primer cuatrimestre del 2020, los costos de exportación presentaron un aumento del 33% en comparación con el primer cuatrimestre del 2019.

“La tendencia del aumento en los costos de los fletes desde Costa Rica es mayor cuando el destino es Asia, alcanzando un crecimiento interanual 2020/2021 de 139%, mientras que para Europa el promedio es del 50%. Por otro lado, se estima que, para este último periodo, el aumento del envío de contenedores desde Asia hasta Costa Rica ronda
el 700%”, explicó Jairo Mena, asesor económico de la Cámara de Comercio de Costa Rica.

La recomendación de los comerciantes es que se migre de Incoterm CIF a Incoterm Fob, esta medida permitiría eliminar el “flete” de la base imponible del Valor Aduanero de las mercancías. De esa forma, se disminuiría el pago de los impuestos de importación sobre la proporción del flete internacional, considerando el efecto inflacionario señalado anteriormente, mitigando así el impacto en el costo de las mercancías.