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#EnLaMira | Policía Municipal de Escazú: Los asuntos de policía, no son cosa de solo dar patadas

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Minor Araya Salguero

Criminólogo – Exjefe OIJ – Especialista SWAT


A su manera – no la mejor, quizá por irrespetuosa e imperfecta – en una publicación (agosto 27) que hace en su página la aguerrida Policía Municipal de Escazú, el cibernauta, Jonathan A Marten opina:

«Q oficial mas idiotas como vas a disparar con trafico de frente»

¡La realidad! A veces esta es expresada por el ser humano no de la mejor manera; no obstante, lo semántico, lo que ocurre verdaderamente, podría resultar en aquello que, por el fondo, se convierte en el mensaje de mayor importancia por entender, aceptar y retener.

Para 1996, en San Francisco de Dos Ríos, con la asistencia de la famosa División de Asaltos de San José, luego de algunos intentos fallidos, finalmente mi buen compañero B, del OIJ de Cartago y yo, seguimos e interceptamos a un peligroso asaltante josefino. Aquella, era una muy ansiada captura

Esa tarde, sobre esa concurrida carretera, me desubiqué durante el proceso de asalto al vehículo en que viajaba el sospechoso; empleé más fuerza de la necesaria haciendo resaltar, con esto, mi abismal inmadurez personal y técnica, como mi más grande atributo. ¡Que vergüenza…!

La ansiedad, ese fuerte deseo por colocar mi bota sobre la humanidad de aquel muy buscado criminal, bien pudo costar mi puesto gracias a eso que conocemos como estupidez; en mi caso, una cualidad que, gracias a la ignorancia, se vio fortalecida en aquel álgido momento.


 «Tres sujetos fueron reducidos a la impotencia está tarde, luego de protagonizar una huida que puso en riesgo a muchas personas.» – Policía Municipal de Escazú


El concepto supervivencia policíal no estriba, únicamente, en la preservación de vidas de funcionarios de la Ley, también se basa sobre la protección de la integridad física de inocentes y consecuentemente, en la estabilidad personal y laboral del funcionario.

Puede resultar deprimente perder la libertad, el trabajo y la propiedad, por hacer lo que se cree estar correcto, cuando en realidad no lo está. ¿O me equivoco…?


«Al momento de ser vistos por la Policía Municipal de Escazú, los sujetos emprenden una peligrosa huida que los lleva por la salida de Escazú hacia Ruta 27, hacen maniobras peligrosas, circulan contravia, colisionan en un par de ocasiones, rompen la aguja del peaje y conducen de forma temeraria, incluso encontrándose de frente con otros autos y poniendo en riesgo a peatones.» – Policía Municipal de Escazú


Considerando la anterior declaración, yo preguntaría: ¿Qué motiva a los sospechosos a emprender esa peligrosa huida; una que coloca no sólo a bravos policías bajo riesgo inminente, peor aún, pone en grave riesgo de muerte a muchas personas inocentes…? Sí, así es, este es un asunto complejo por especializado y peligroso en donde, cuando se aplaude, se debe al máximo, tratar de no emular una foca.

En nuestro país, las Persecuciones Policiales en Carretera (PCa) por años, han sido tomadas a la ligera; así lo dejo ver en el artículo de opinión «Persecución: los siete balazos de Pavas», publicado en AMPrensa, en julio 2, 2020. Las instituciones policiales responsables, a las PCa, les tienen la «cancha bien marcada» ¿a efecto de qué? – se preguntarán algunos – A efecto de no causar un daño mayor.

 Cuando un correcto planteamiento táctico es imperfecto o bien, inexistente, no vale la pena arriesgar la vida propia y la de inocentes, por lograr la captura de un sospechoso de robo. Fomentar la muerte del que menos debe, por un brutal atropello o bien, por el encajamiento de un proyectil en su cuerpo, siempre tendrá un gran precio que pagar.


«¿Por qué los balazos al carro? Ahí es donde salen las broncas innecesarias, y por eso es que se nota la falta de adiestramiento y de equipo especial para esas situaciones.»J.


El anterior, un comentario que hace un buen ciudadano, pero no cualquiera; uno que conoce mucho sobre la función policial no porque se lo contaron, es por experiencia y estudio en esta delicada materia.

Si es definitivamente complejo, hacer disparos bien dirigidos desde el auto patrulla en movimiento, hacia un auto sospechoso en movimiento, más complejo aún, es hacer esos disparos desde una motocicleta policial en donde, el que hace los disparos – aunque usted no lo crea – es el único responsable del dominio del automotor. ¡Oh por Dios!

¿Puede un policía que conduce una motocicleta, en persecución de un auto sospechoso, ambos automotores en movimiento, disparar a este…?

Hay cosas que se pueden hacer; no obstante, no se deben hacer, por ejemplo, utilizar motocicleta y conductor como elemento de bloqueo de vía a un automóvil que previamente «emprenden una peligrosa huida». Así es estimado lector, bajo el cuadro de esta operación en cuestión, hacerlo (disparar), es evidenciar un gran desconocimiento en el tema de Asalto Vehicular.

Me temo, que la tarde de ese viernes 27 en las concurridas carreteras de Escazú, más de un valiente policía municipal, por las razones que fueran, no solo colocan sus vidas en evidente riesgo, también colocan la vida de personas inocentes al borde de una rápida y letal bala.

¡Imprudencia! Esta es enemiga del policía. En el caso que nos ocupa, la observación de imágenes, la escucha de audio y la lectura de una muy peculiar justificación oficial, hacen imposible no visualizar un Procedimiento de Operación Normal (PON) en materia de Dominación de Vehículos, peligrosamente defectuoso. ¡Quizá ni exista…!

El uso de la motocicleta policial, bajo los parámetros observados, es técnicamente inaceptable; este tipo de vehículo no se debió utilizar como plataforma móvil de disparo menos aún, como elemento de bloqueo móvil con desventaja táctica sobre el terreno. Pudo morir gente inocente, se pudo perfectamente perder, la vida de un buen agente municipal.


«La violencia de su huida obliga a los oficiales a utilizar todos los recursos disponibles que la ley les permite para obligarlos a detenerse.» – Policía Municipal de Escazú


Vale más que, la trayectoria de las balas policiales disparadas, no derramaron sangre de tanto transeúnte en los alrededores y que el tirador, tenía – presumo – una pistola semiautomática por arma. No me imagino la misma escena, pero con el uso de una subametralladora o rifle de asalto…

¡No cualquiera es policía! Vaya que este, es un estribillo, uno muy utilizado en Tiquicia pero ¿Acaso todas aquellas personas que le mencionan, conocen realmente el significado de todos sus extremos…? No lo creo ya que, los asuntos de policía, no son sólo cosa de dar patadas (o disparos); en ocasiones falta hacen y resuelven, pero no lo son todo en tan exigentes procesos.

Entre otros aspectos – por citar uno de varios ejemplos – en el buen oficial de policía, el correcto equipamiento y entrenamiento no necesariamente se hacen ver como requisitos y atributos que, en absoluto, le garantizan el éxito operativo planteado.

Cuando en el campo se obvian aquellos atinados conocimientos recibidos o bien, no se utiliza el sentido común en tan peligroso proceso, el fracaso y la desgracia, pueden decantarse por ese, el que en estrado judicial llega a rezar: ¡Señor Juez, yo lo hice con la mejor intención!

Hasta las cárceles albergan gente con condena que, en algún momento de sus vidas incurrieron en un acto que para ellos fue «con buena intención»; no obstante, de delito, luego un juzgador le calificó y a prisión envió.

Así es ¡no cualquiera es policía! En un abrir y cerrar de ojos, por hacer lo que correcto se cree, más no lo es, se pierde hasta la vida o peor aún, se arrebata aquella, la de una infortunada persona.

¿Coraje y disposición? Esas, de seguro, son cualidades que, en abundancia, se hacen presentes en cada uno de los agentes de la Policía Municipal de Escazú, por lo percibido en mucho tiempo, está posición es incuestionable, pero…

¿Cuántos agentes de policía en el país, han perdido su trabajo y más, debido a la consecuencia de sus actos en donde, la valentía y la disposición al servicio, no fueron elementos ausentes…? Muchos, créame.

Las PCa necesariamente deben estar reguladas por un marco de referencia técnico en donde, si no se tienen los elementos operativos necesarios, esa actividad no debe ser autorizada ya que, si bien su naturaleza pretende el alcance de loables objetivos para con el mantenimiento del Orden Público, al ser mal influenciada y dirigida, esta (naturaleza) puede ser transformada en su peor amenaza.

Dentro del contexto de un PON regulador de PCa, un vehículo del tipo motocicleta, necesariamente tiene demarcado su rango de acción (que hace y que no debe hacer). Los aportes que este automotor brinda son especialmente importantes al Principio Táctico de Control y como tal, debe ser aprovechado.

En materia de uso de armas de fuego en PCa, la regulación de igual forma, debe ser muy claramente establecida. Al operador de una motocicleta policial, duda alguna no se debe propiciar. El cómo, cuándo, dónde y por qué desenfundar, apuntar y disparar, debe ser materia absolutamente comprendida y acatada en el campo.

Que este contenido sirva como base de crítica constructiva a tan elogiada institución y, si con fundamento técnico objetivo (es la policia, la poseedora de la totalidad de la información vital) esta considera lo actuado como correcto y oportuno, que así sea, pero de existir duda, también razonable, por favor, preguntar y establecer esa muy deseada, plataforma de urgente mejora.

Con respeto y admiración, dedicado nuestros valientes amigos y amigas de la Policía Municipal de Escazú, institución con la cual, en algún momento tuve el honor de tratar.

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