Redacción– En el mes donde también celebra a la niñez, cabe preguntarse ¿cómo apoyar el bienestar actual de los niños y las niñas para promover el desarrollo de adultos mejor preparados para la vida en el futuro?
Como explica Cristhiam Álvarez, World Vision (WV), el bienestar de las niñas y los niños se construye desde las etapas iniciales de la infancia. Para él, requiere por un lado atender las necesidades básicas, pero, por el otro, fomentar habilidades que les ayuden a alcanzar una vida integral y plena.
Siguiendo esta línea, Cristhiam Álvarez ha identificado cinco puntos trascendentales para garantizar el buen desarrollo de la niñez.
1. Entornos seguros y protectores: la niñez siempre interactúa con su entorno, así, la familia, la comunidad o el centro educativo, entre otros, conforman su «ecología social».
Dichos ambientes deben propiciar un contexto libre de violencia y discriminación. Como explica Álvarez detectó que 3 de cada 10 personas adolescentes experimentaba discriminación en sus comunidades, y 1 de cada 10 la experimentaba internamente dentro de su grupo familiar.
Por ello, se considera de enorme importancia incidir en políticas, sistemas y estructuras que aboguen por los derechos de la niñez y la adolescencia.
2. Identidad positiva: Un recurso psicológico que acompañará a niñas y niños toda su vida es su identidad, la cual, les permite adquirir el sentimiento de control sobre sus vidas, refuerza su autoestima y les brinda una visión optimista de su futuro y su propósito personal.
La identidad positiva es especialmente importante bajo situaciones severas de vulneración de derechos, pues les permite afianzar su salud mental y emocional y desenvolverse con mayor seguridad y confianza en el mundo, sorteando dificultades.
3. Manejo emocional: el manejo de las emociones es una habilidad crítica en niñas y niños. Esta habilidad permite desarrollar capacidades como el manejo del estrés y las relaciones interpersonales.
Dicha habilidad debe promoverse desde temprana edad para gestionar sus relaciones sociales acertadamente. En etapas iniciales del desarrollo infantil, la responsabilidad de formar esta habilidad recae sobre los adultos encargados del niño o la niña.
4. Uso positivo del tiempo libre: las niñas y los niños requieren condiciones y espacios para
involucrarse en actividades de diverso tipo (artísticas, recreativas, deportivas, culturales, etc).
Estos espacios promueven su creatividad e incentivan su derecho de participación. En este
sentido las familias deben dedicar tiempo de calidad a los niños y las niñas, ya sea jugando, haciendo actividades familiares, leyendo o dialogando. Finalmente, mediante su modelo de
5. Alfabetización funcional y digital: en el mundo actual, con un acceso sin precedentes a la
información, aprender a leer no les basta a las niñas y los niños, ellos están frente a la necesidad de desarrollar pensamiento crítico para desempeñarse en la vida cotidiana, además de adquirir competencias digitales asociadas a la nueva «era de la información».