Minor Araya Salguero
Criminólogo – Exjefe OIJ – Especialista SWAT
Gracias a AMPrensa por esta magnífica fotografía que nos regala: tres sospechosos (entre estos, funcionarios públicos) detenidos por esa gran policía llamada Organismo de Investigación Judicial (OIJ). El pasado lunes, esta prestigiosa institución, asigna a 600 agentes distribuidos en 40 allanamientos a efecto de, cazar a seis alcaldes municipales y muchos implicados más en hechos que, se supone a la conocidisima corrupción pública, como la estrella principal invitada.
¡Otro encomiable trabajo! que por cierto, me imagino ya ustedes han percibido que, en la aplicación de la fuerza y alcance de tan delicada gestión, está gran institución se hace sentir sola; no se perciben otras instituciones públicas – policiales – colaborando siquiera en la face final de los casos. ¿Por qué será….? El OIJ, definitivamente, una institución inteligente, objetiva y sobre todo, muy desconfiada. ¡Por algo será..!
Ahora bien, no siendo la primera vez – en el tiempo – que los implacables judiciales le «echan el guante» ¿o las esposas? a este tipo de personas, en un par de ocasiones he criticado, tanto el esposamiento como la conducción de esos «influyentes detenidos». O se arresta a un sospechoso como debe ser, o no se arresta.
Hace muchos años atrás (década de los noventas), recuerdo un muy particular caso en donde, creo que se desarrolló en unas oficinas allanadas por nuestra buena Sección de Fraudes, en la localidad de San Pedro de Montes de Oca. Por diferentes razones que al detalle, aún desconozco, aquel día, o se esposo al sospechoso de manera incorrecta o bien, no se le colocaron las esposas; peor aún, no se controlaron las capacidades de movimiento del sospechoso a lo largo y ancho del muy – únicamente para él – conocido entorno.
Al parecer, a aquel sujeto se le permite – sin control prudente – utilizar el área del sanitario y es ahí, en donde él se dispara en su cabeza. Así es, con la utilización de un arma de fuego, se suicida; no obstante, pudo perfectamente haber atentado contra la humanidad de los funcionarios judiciales presentes y sobre todo, responsables por la seguridad del lugar y de toda persona que en esté se encuentre. ¡Se salvaron…!
¿Conoce un investigador judicial la técnica correcta de esposar y conducir (trasladar) a una persona, en efecto, ya privada de su libertad…? La respuesta es, definitivamente sí; es parte de su capacitación básica. Todos saben cómo colocar las esposas (amarras de acero o plástico) y así disminuir las capacidades de defensa – ataque de un sospechoso de cometer un crimen.
Entonces ¿Por qué se siguen observando esposamientos e incluso, conducciones de detenidos incorrectamente llevados a cabo…? Me temo que por error, uno quizá involuntario e incluso debido a la temida ignorancia. En otras ocasiones, tal vez por temor y esa inclinación natural de algunos seres humanos, por la veneración – sin sentido – de puestos y posiciones jerárquicas socialmente forzadas. Por increíble que parezca, una vez más, parece que nuestra Policía Judicial, no aprende de sus errores históricos.
En el caso Diamante, por ejemplo, el alcalde municipal de Cartago (Redondo Poveda) fue debidamente esposado (manos hacia atrás); no obstante, al alcalde de San José (Araya Monge), se le colocan las frías amarras de acero, incorrectamente (manos hacia adelante) y, como si fuera poco, utilizando lo que parece una prenda de vestir, paradójicamente la misma policía, adrede oculta la condición y posición de las esposas y manos para con esto, ingenuamente obstruir, el necesario control visual policial del esposamiento. Como causas, también podría sumarse una tenue o inexistente supervisión policíal.
Bajo condición de allanamiento – como estos del día 15 de noviembre – se debe considerar lo siguiente: es la Policía Judicial, la responsable de proteger la integridad física de jueces, fiscales y defensores públicos, al igual que de otros inocentes y por supuesto, de aquellos, señalados incluso, como los presuntos imputados del crimen bajo indagación.
Es el procedimiento policial aquello que realmente hace valorar el peso de la exquisita técnica y, consecuentemente, es el correcto procedimiento policial, aquel que debe hacerse respetar a lo largo del muy delicado proceso de allanamiento a efecto de qué, siempre prevalezca la Supervivencia Policial.
Lo cierto, es que, por desgracia se sigue sin aprender de la experiencia policíal propia y ajena. Aún recuerdo cuando, entre otros aspectos de gran importancia que no mencionaré, quizá por la técnica de esposamiento y de conducción del peligroso detenido Johnny Monge Ramirez, en noviembre 10 de 1991, allá – si bien recuerdo – en la Bomba de Limón, perdimos a dos buenos policías judiciales, nuestros compañeros Romano y Rodriguez.
«Debido a un error de procedimiento, en un traslado de detenido, el sospechoso llevaba consigo un arma de fuego que obtuvo en un descuido y con ella acabó con la vida de ambos oficiales. Después de este caso se mejoraron los procesos de traslado y custodia de detenidos.» – OIJ
Me temo, falta mucho más por mejorar.
Ciertamente aquella fue una tragedia para nuestro Organismo y en especial, para la Delegación Regional del OIJ de Limón y por supuesto, para las familias de tan destacados investigadores judiciales. Pero, que se aprendió de tan terrible experiencia cuando, uno de los factores determinantes que facilita al detestable, Jhonny Monge, dar muerte a sus oficiales custodios, fue haber sido esposado con las manos hacia adelante (al igual que fue este lunes, amarrado el alcalde josefino) y no hacia atrás de su cintura.
Definitivamente estimado lector, 30 años después, 30 años han pasado y ese nefasto factor que resultó en el propulsor de un doble homicidio, sigue y persiste cuál repugnante peste, corrompiendo uno de los procedimientos más importantes para la preservación de la vida del policía, el correcto esposamiento. ¡Increíble!
Tal cual se debe – a esta altura – percibir, un correcto esposamiento es aquel que amarra ambas manos hacia atrás de la cintura, impidiendo que esas extremidades superiores sean, de alguna manera, utilizadas como lo que pueden naturalmente ser, armas naturales que perfectamente, pueden ocasionar letalidad.
Hoy, al igual que lo hice hace 10 años, aplaudo a aquellos compañeros de la Sección de Fraudes cuando, acertada, decidida y valientemente, desobedecen una orden de un juez que, en medio allanamiento, como gran gracia, dispone se le quiten las esposas al sospechoso ya detenido. Nuestros investigadores no lo hicieron, no obedecieron aquella orden mal dada que en lenguaje policial, simplemente no se acata.
No obstante, ante la ignorancia, la soberbia y prepotencia abrumadora, aquel «insigne» también, como gran cosa, les acusó penalmente para luego, irremediablemente ver como un Tribunal de la República, objetiva y sabiamente, no observa falta absurda alguna en el actuar de los agentes judiciales. El juez no debe obviar el conocimiento y experiencia policial plasmados en armonía en esto, el quid de este asunto: El Procedimiento de Operación Normal.
Un reconocimiento especial al investigador que conduce desde el interior de la casa de habitación del alcalde de Cartago, Mario Redondo Poveda, hasta introducir a éste en la unidad de transporte policial; lo hace bien, lo hace con determinación, conocimiento y carácter. Este esposamiento y conducción, parece ser llevado a cabo pensando en el debido cumplimiento del procedimiento estándar y no en favor de los intereses particulares y personales del detenido.
El esposamiento y conducción del señor Jhonny Araya Monge, necesariamente debe ser motivo de urgente revisión técnica. No debe repetirse lo que pudiera ser interpretado como, una ingenua y peligrosa complacencia.
Un artículo de opinión, especialmente dedicado a Fidel Romano Romano y Alexis Rodriguez Rivera, dos guerreros de nuestro OIJ, dos policías judiciales que entregaron, hace 30 años, sus vidas por el bienestar de su país, Costa Rica, un gran ¡Hooah! por ellos y sus valientes familias.