Minor Araya Salguero
Criminólogo – Exjefe OIJ
Así es, en ese mundo, cualquier cosa puede pasar, como ahora, «La facilidad y el corto tiempo que tardaron dos delincuentes para llevarse más de 140 millones de colones de un minisúper» (Telenoticias).
Kevin Enock Marenco, un internauta, comparte su opinión con respecto a la nota de Telenoticias: «Eso se llama profesionalismo. Siempre y cuando no hagan daño ni maten …» diciembre 17, 2021.
¡Interesante apreciación la del señor Marenco…! Es desde mi perspectiva, incómoda pero, si se analiza con detenimiento, esta apunta a que si bien se planeó un crimen, al parecer se planeó correctamente y aunque incómoda, los hechos hacen que la imaginación aterrice en tan vomitiva vertiente.
A pesar de todo, son las migajas del crimen, las que finalmente, nos darán la última calificación que pueda recibir este peculiar hecho. ¡Nada es perfecto, menos aún, en lo que al crimen respecta…! Un buen investigador judicial, bien respaldado por su institución, puede hacer de este «acto profesional» todo un espectáculo de decepción para algunos que idolatran al delincuente.
Si bien en este caso, casi cualquiera apostaría a la participación de un «gato casero» les cuento, no siempre es así. Los hilos de delitos como este, que bien nos narra el prestigioso sucesero Christian Montero (Telenoticias), pueden ser impulsados y controlados por personas que, no están activas en ninguna planilla.
A veces, ocurre que es el exempleado la verdadera amenaza. En mi experiencia, he sido testigo de cómo la naturaleza del giro de negocio llamado transporte de valores, simplemente, corrompe. Hablando con este tipo de personas, he notado como pasaron años planeando un golpe, para ejecutarlo luego que les quiten su trabajo; es decir, que les despidan.
Sí, hay que mantener un alto nivel de control sobre personas, procedimientos y partes. Y, cuando digo «partes» me refiero a clientes, socios de la operativa de la empresa. En este caso concreto – por ejemplo – un grueso cúmulo de errores es en el que, aparentemente, incurre el cliente de la transportadora. ¡Terrible ingenuidad en materia de Seguridad!
Para muestra, un pequeño botón: desde 2020, algunas empresas – incluyendo instituciones bancarias – decidieron por prostituir, aún más, su sistema de seguridad físico cuando, a sus agentes giran instrucciones de tomar temperatura y colocar alcohol en las manos de sus clientes. ¡Qué pena!, como destruyen a lo que ellos llaman – a escondidas, en secreto – «guachiman» y ante cámaras, Agente de Seguridad Privada.
Una deslumbrante ingenuidad que, al fin y al cabo, resulta ser la fuerte liana que no precisamente Tarzan utiliza y aprovecha; esta fuerte debilidad es detectada – en algún momento histórico – por aquel de dos caras, el traidor que anhela dinero fácil haciéndose valer de su experiencia y conocimiento adquiridos, paradójicamente, en su trabajo, en eso que representa la fuente principal de su sustento y el de su familia.
«Gato casero» es muy probable; no obstante, como un humilde consejo al planteamiento de la investigación judicial en curso: el exempleado debe ser considerado uno de los tantos elementos por localizar y seriamente valorar a efecto de esclarecimiento criminal. En este caso, no hay excepción.
En ocasiones, el ex se asocia con el gato y llegan a hacer desastres, como este, del cual hoy, nos damos cuenta. Por esto y más, el alcance de los efectos del buen trabajo preventivo de un Departamento de Seguridad, debe ser real, correcto y oportuno, no un vago espejismo; uno que puede tender a engañar.
Como supondrá el fino lector, no se debe entrar en detalles ya que, estos pueden servir de escuela a potenciales traidores, si esos, que mordiendo la mano que les da de comer, también, ingenuamente se convierten en vulgares criminales.
Indudablemente, el que conoce realmente de Transporte de Valores, sabe que hasta un ternero puede ser ilegítimamente transportado en un blindado, solo porque a «alguien» de la tripulación, se le ocurrió y los demás, si bien no aplaudieron, estúpidamente lo aceptaron ¡Risible, pero cierto…!
Un artículo de opinión, respetuosamente dedicado a la memoria del que fuera mi Instructor de Procedimientos Policiales a inicios de los años 90, en el OIJ, Don José María Machado Ramírez. De Don José María, escuché por primera vez sobre la obligatoriedad en general – como agente judicial – de ser respetuoso de la Ley durante el proceso judicial conocido como Allanamiento.