Redacción-El sargento “Casper”, de las unidades de voluntarios ucranianos, está dispuesto a volar, con el corazón apesadumbrado, el último puente en pie, completamente minado, que conecta Kiev con su interior por donde avanzan las fuerzas rusas.
Sus camaradas volaron todos los demás puentes en el flanco occidental de la capital ucraniana, en un intento desesperado por detener el avance de los tanques rusos.
El único puente que sigue en pie, que cruza un río en la ciudad de Bilogorodka, 25 km al oeste de la capital, conduce a pueblos verdes con muchas residencias de verano, ahora zona de guerra.
La ciudad de Kiev quedaría aislada de su interior occidental si se ordenara a Casper volar el puente.
“Haremos todo lo posible para mantenerlo en pie”, dijo a la AFP el exparacaidista.
Pero los combates que se avecinan ensombrecen la moral de los ucranianos que sostienen las barricadas. Los aviones de combate rusos se han unido a las tropas terrestres y están bombardeando los pueblos y ciudades de los alrededores.
La marea humana que huye ante la proximidad de los combates parece interminable. Y las pocas horas de silencio entre ataques hacen que los soldados ucranianos teman que las fuerzas rusas se estén preparando para ofensivas aún más violentas.
Casper observa que el dron de vigilancia ucraniano sobrevuela la línea del frente y reconoce que pronto puede verse obligado a destruir el último puente que aún conecta sus alrededores con el oeste.
“Si recibimos la orden desde arriba, o si vemos que los rusos avanzan, lo volaremos… con tantos tanques enemigos como sea posible”, dijo.