Redacción- María Jiménez, vecina de la Parroquia de Miramar de Puntarenas fue la que confeccionó el vestido que hoy luce la Virgen de los Ángeles, patrona de Costa Rica.

Ella decidió confeccionar por primera vez un vestidito para la Virgen tras escuchar que se escogerá uno proveniente de la Diócesis de Puntarenas, con motivo del 25 aniversario de este territorio eclesial. Pero también, porque para ella es una manera de agradecer por tantos favores concedidos.

Entre esos favores concedidos está la sanación de su esposo. Según declaraciones dadas a Eco Católico, fue hace cinco años, que María escuchó los gritos de su esposo que provenían del patio de la casa y de inmediato corrió a ver qué ocurría. Él tuvo un accidente con un metabo (o esmeriladora), se había cortado buena parte de la mano y la pierna.

María buscó tela y a como pudo hizo un torniquete, pero la sangre corría imparable. Fue entonces cuando imploró de rodillas: “Virgen de los Ángeles, ayúdame Madre”, en ese momento escuchó una voz que le decía: “Ya pasó”. “Era la voz de ella, porque era ella a quien yo llamaba (…) la sangre se detuvo, me di cuenta que había ocurrido un milagro.

Los médicos le pidieron que firmara la hoja para proceder con la amputación, pero ella insistía en que no era necesario. “Aunque usted no firme, vamos a tomar una decisión”, le advirtieron.

“Ustedes pensarán que estoy loca”, les respondió. María estaba segura de que no era necesario amputarle la pierna a su esposo y les pidió hacer todo lo que pudieran para salvarla. Antes de que se lo llevaran a la sala de operación, ella hizo una oración por él y por los médicos.

Un doctor se acercó y le dijo: “Si usted confía en ese Dios y en esa Virgen váyase, aquí no puede quedarse, nosotros la llamamos”. María así lo hizo, fue a su casa a rezar. A las 2:00 a.m. la llamaron para informarle que la vida de su esposo ya no corría peligro, ella tranquila inquirió “¿y la pierna?”, “se la rescataron”, fue la respuesta. “Fue solo la confirmación de lo que Ella me dijo en la mañana”.

Como agradecimiento, María peregrinó desde Puntarenas hasta el Santuario Nacional Basílica Nuestra Señora de los Ángeles, en Cartago. Esta laica comprometida tiene cerca de 45 años de servir en la Iglesia, actualmente lo hace en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en Miramar, donde es Ministra Extraordinaria de la Comunión. Fuente Eco Católico.