Foto: Fines Ilustrativos.
  • La Unidad de Quemados del hospital San Juan de Dios reporta 35 personas quemadas en lo que va del año. Hospital Nacional de Niños reporta 37 pacientes en el mismo período.
Redacción: “Porque salvar vidas, también lo podemos llevar en nuestra piel” es el mensaje que desean enviar a la población los especialistas que atienden a pacientes con quemaduras, sobre todo a las familias que deciden donar los órganos de sus familiares.
 Fernanda Chinchilla, gestora de donación del Programa Institucional de Donación de Órganos y Tejidos, si bien se está presentando una mayor anuencia de las familias a la donación de órganos, aún persisten ideas erróneas o mitos sobre la donación de algunos tejidos como la piel y el hueso, tejidos que también son indispensables para algunas personas que esperan un injerto, como quienes han sufrido de una quemadura grave.
Por otro lado,  María Laura Granados, médica de la Unidad de Quemados del hospital San Juan de Dios y máster en manejo de heridas y quemaduras, quien mencionó que en este momento de 16 camas que tiene esta unidad, sólo hay 2 disponibles, y que en lo que va de 2024 se han atendido un total de 35 pacientes adultos. Anualmente se atienden entre 300 y 350 pacientes.
Por su parte,  Martha Meza, coordinadora de donación del hospital Nacional de Niños informó que este centro ha atendido a 37 niños por quemaduras en este mismo período, siendo los más pequeños, de 0 a 4 años, el grupo que con mayor frecuencia se ve afectado (27 del total). Las causas más comunes que suelen generar estas quemaduras en niños son principalmente el contacto con bebidas, grasas y aceites para cocinar en las casas, así como líquidos y agua caliente y por contacto con utensilios domésticos calientes, entre otros.
RESPETO Y DIGNIDAD SIEMPRE ACOMPAÑAN PROCESOS DE DONACION
Ambas especialistas fueron enfáticas en recordarle a la población que todo proceso de donación de órganos y tejidos se realiza dentro de un marco de absoluto respeto y consideración, tanto por la persona que va a fallecer o falleció como por la familia doliente, y que el caso de la donación de piel no es la excepción, el manejo del cuerpo siempre se hará manteniendo la absoluta dignidad de esa persona.
El retiro de la piel donada no implica un proceso que deforme o mutile a la persona donante. Además es realizado por personal especializado con equipos igualmente aptos para estos procedimientos.
Indicó que el grosor de la piel que se retira a la persona fallecida conocido como aloinjerto es más o menos el de una capa de una cebolla. Esta piel es posteriormente sometida a un proceso mediante el cual se prepara para ser colocada en las áreas dañadas de los pacientes.
PIEL PARA RECUPERAR PIEL
La Dra. Granados explicó que la piel obtenida de las personas donantes se utiliza para que el área afectada del paciente se vaya reduciendo de tamaño, al funcionar como una cubierta biológica temporal; es decir, va a contribuir a acelerar el proceso de cicatrización, pero esa cubierta no se queda en el paciente como un trasplante.
El tejido colocado, posteriormente se pierde para dar paso a que las células del paciente se movilicen y cierren la herida; es decir, la función principal es cubrir el área para facilitar la cicatrización.
Indicó que cuando no se dispone de piel donada, para lograr estas reducciones en el área afectada deben llevar al paciente a sala de operaciones y hacerle cambio de apósitos cada dos días aproximadamente, pero si se cuenta con este tejido, el paciente puede requerir ser llevado a sala de operaciones hasta después de catorce días.
Los pacientes a quienes se les coloca estos injertos de piel logran una mejor cicatrización, lo que sin duda contribuye a que tengan un menor impacto emocional o psicológico, además se podrán recuperar de manera más rápida debiendo estar menos tiempo hospitalizados.