Minor Araya Salguero

Criminólogo – Exjefe OIJ – Especialista SWAT

«Balacera de 100 detonaciones deja fallecidas a dos personas y cuatro terminan heridas».

El título anterior, del digital AMPrensa, en donde aclara que el pasado domingo, alrededor de las 11:25 de la noche, se produjo una balacera que deja a un hombre y una mujer fallecidos, y cuatro personas más heridas.

Ciertamente, no es para menos, el ataque se dio en un pequeño y conocido bar (Cahuita Town) en donde, parte de los seis asesinos disparan sus armas de fuego sin control alguno, tratando con esto, de imitar a embriagados chimpancés. Sin ánimo – claro está – de ofender al hermoso e inteligente primate catarrino.

María José Castro, 33 años, figura como una víctima colateral. Muere por heridas por proyectil de arma de fuego; de las muchas disparadas a placer por los infames de baja ralea.

«Pandilla de gatilleros» este es el título – para mí, tan especialmente acomodado – que el periodista de Telenoticias, Alvaro Sánchez, imprime en su nota al respecto, el día de ayer, 9 de septiembre.

«Una pandilla de al menos seis gatilleros inexpertos son los responsables del doble homicidio ocurrido en un restaurante de la capital…»

¿Se han dado cuenta..? Él periodista no llama a estos seis degenerados de «comandos», tampoco de «sicarios», menos de «tiradores», «ajusticiadores», «castigadores» u otros títulos que, perfectamente, pueden llamar a una siniestra confusión mediática.

¡Y no cualquier confusión..! refiero al circuito que al erróneo encajamiento de un concepto, puede causar este en las mentes aún crudas y en particular, presentes y siempre atentas en eso que hemos llamado a veces «barriadas».

Es peligroso que el niño o el joven del barrio – en donde, también frecuenta o habita la escoria – por un ingenuo o irresponsable encasillamiento – «miembro de un comando de la muerte» o «miembro de un comando de sicarios» – éste tienda incluso a admirar y llegar a formar parte de aquello, de lo que él falsamente puede apreciar como, un objetivo de vida.

Hay una gran responsabilidad que recae sobre la institución Policíal, pues es inconcebible que esta no conozca a profundidad términos como el de «comando» y «sicario«.

Cuando, hasta hay «largometrajes Hollywoodenses» que respectivamente les hacen denotar, tal cual pueden ser percibidos en la vida real; «Comandos» personas especializadas en técnicas y tácticas de combate militar o policial, y «Sicarios» asesinos que pueden ser malos e incluso buenos, con especiales y peculiares habilidades de letalidad clandestina.

El concepto «sicario» incluso es milenario, y ciertamente su génesis no hace del asesino, a alguien sobre el que pese animadversión. Incluso, según el ángulo de visión, el concepto se reviste de valentía, patriotismo y, hasta justicia.

El 6 de febrero pasado, la Nación titula: «Cae peligrosa banda vinculada a escuadrón de la muerte en limón». ¿Qué ganamos con encasillar al vulgar asesino como miembro de «un escuadrón»..?

¿Qué es en realidad un Escuadrón..?

Para la Real Academia Española, es una:

«Unidad de caballería, mandada normalmente por un capitán.». «Unidad aérea equivalente al batallón o grupo terrestre.».»Unidad aérea de un número importante de aviones.». «Porción de tropa formada en filas según las reglas de la táctica militar.».

Entonces ¿Porqué llamar a una banda de criminales «escuadrón de la muerte»? ¿Acaso por ignorancia, por pretender ebullición en la reacción social informal o, quizá por irresponsabilidad..?

En este caso en cuestión, Sánchez Córdoba es prudente y consulta, indaga primero porque para él, pesa más la responsabilidad de informar correctamente que, el muy trillado sensacionalismo; eso que también apodan «amarillismo», y encasilla a estos seis asesinos a sueldo tal cuales: como una «Pandilla de gatilleros».

Repito, es inequívoco, en esto de hacer llegar un equivoco y peligroso mensaje a la sociedad, es la Policía aquella sobre la que mucha responsabilidad pesa. El periodista también busca causar sensación – normal, hay que vender – y, aprovecha cada palabra proveniente de la institución policial; la exprime y quizá, hasta llega a monetizar.

«Comando Cobra» claro, ya me imagino lo que el veterano policía está pensando al leer el término. Hace muchos años ¿cierto..? Lo cierto es que aquellos, en maleantes se convirtieron, así fueron previamente designados, como comando; por cuanto, eran funcionarios policiales entrenados en técnicas y tácticas militares tanto, como policiales.

Han existido otros que incluso se han hecho llamar «comando de la muerte» también, formados por delincuentes con alguna formación militar y policial especializada. ¡Por Dios, cualidad que les hacen especialmente peligrosos..!

Lo que hoy, ciertamente atiborra, es enterarnos de tanto vago inútil con rasgos psicopaticos, que sin siquiera saber utilizarlas, porta y usa armas de fuego contra incluso, personas inocentes en cualquier rincón de nuestro país, y todo, a cambio de unas cuantas monedas, que como limosna recibe de su amo, el despreciable narcotraficante.

Al Organismo de Investigación Judicial (OIJ), al Ministerio de Seguridad Pública (MSP), por favor, no más encasillamiento que eleve, de alguna manera, la natural condición y posición rastrera, despreciable y propia del asesino a sueldo, del violento asaltante, del narcotraficante y homicida.

Les llamo, muy respetuosa pero vehementemente a la reflexión, a la precaución en el proceso de elaboración de mensajes públicos; en especial, a ese que por torcido pueda ser percibido como tal, por nuestro más grande tesoro, nuestra delicada niñez y adolescencia.

A los diferentes medios de Prensa, por favor, entiendan que vivimos tiempos difíciles en materia de seguridad nacional en donde, al vulgar criminal hay que tratarlo como tal, como lo que realmente es, una amenaza en constante evolución.

Ante la duda, pregunten y luego informan.

¿Acaso no recuerdan los titulares de sus propias notas..? Cito al digital CRhoy:

«Sicarios son enterrados como héroes en barrios de Puntarenas y Limón». No hace mucho, estos hechos son registrados el pasado 30 de mayo.

Y, decía Don Mario Zamora: «Hemos visto situaciones fuera de lugar que uno no se imaginaría ocurren en Costa Rica: el entierro de un sicario en un barrio de Puntarenas celebrado por las personas, como si fuera la muerte de un héroe».

Claro que nuestro Ministro de Seguridad Pública sabe, conoce sobre la vulnerabilidad existente en la niñez y juventud de los barrios en donde la pobreza y el narcotráfico predominan.

Si quieren conocer Comandos, a estos los pueden ubicar en el SERT del OIJ, en la UEA y la Policía de Fronteras del MSP y en la UEI del Ministerio de la Presidencia. Esos policías especializados, sí forman parte de un Comando Especial en Operaciones Policiales de Alto Riesgo.

Que no por nada, por respeto, siempre nos saludamos utilizando el concepto «COMANDO» uno que no pertenece, en lo absoluto, a ninguna vulgar Pandilla de gatilleros.

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