- Hombres son los más afectados hasta el momento
Redacción – El Ministerio de Salud emitió una alerta tras confirmar 31 casos de miasis por gusano barrenador en humanos, hasta la semana epidemiológica 39, que culminó el 22 de septiembre de 2024.
Este aumento significativo en la incidencia de la enfermedad ha generado preocupación, especialmente entre la población masculina.
Según el reporte oficial, el 64,52% de los casos corresponde a hombres, con un total de 20 afectados, lo que representa una tasa de 0,7 por cada 100 mil habitantes. Por su parte, las mujeres suman 11 casos, es decir, el 35,48% del total, con una tasa de 0,4.
Un análisis por grupos de edad revela que los adultos mayores de 65 años son los más afectados, acumulando 16 de los 31 casos confirmados. Esta cifra representa el 50% del total, lo que pone en evidencia la necesidad de reforzar las medidas preventivas y de atención sanitaria para proteger a esta población vulnerable.
Geográficamente, la provincia de Puntarenas y la Región Brunca se encuentran en el centro de la preocupación. Ambas reportan 10 casos, convirtiéndose en las áreas con mayor número de afectados. Las provincias de San José y Guanacaste siguen en la lista, con cuatro casos cada una.
La miasis, provocada por la larva de la mosca Cochliomyia hominivorax, es una condición parasitaria que, si no es tratada a tiempo, puede derivar en complicaciones severas. Las larvas invaden los tejidos de los humanos y otros animales, causando dolor, infecciones y, en casos graves, necrosis.
Ante este panorama, las autoridades de salud subrayan la importancia de la vigilancia epidemiológica y hacen un llamado a la población para que esté atenta a los síntomas, como heridas que no cicatrizan adecuadamente o la presencia de larvas en las lesiones.
En caso de sospecha, se recomienda acudir inmediatamente a un centro de salud.
Este aumento en los casos de gusano barrenador destaca la necesidad de fortalecer la educación sanitaria en las comunidades más afectadas y promover medidas de prevención, como el uso de insecticidas y la higiene adecuada, para evitar nuevas infecciones y proteger especialmente a las personas más vulnerables, como los adultos mayores.
