Por Arnoldo Meza Badilla

Vicepresidente de la Hermandad


Le pedí un favor a Jesús Nazareno cuando apenas tenía 11 años, mi papá estaba muy enfermo y los médicos lo habían desahuciado y mi abuela me dijo: “Mi hijito, te va a tocar igual que tu papá”.

Mi abuelo murió cuando mi papá tenía 17 años y tuvo que trabajar para sacar adelante a todos sus hermanos. Esa noche no dormí pensando en que podía trabajar, pues apenas estaba en quinto grado de la escuela.

Y ahí fue cuando una luz apareció en mi camino, le dije a Jesús Nazareno que iba a participar en la Hermandad para que Él sanara a mi padre. El favor se concedió, mi papá vivió 55 años más después de aqulla petición de un milagro.

Apenas cumplí los 18 años me acerqué a la Hermandad para solicitar ser aceptado. Por cosas del destino, hasta los 20 años pude participar activamente en las procesiones y demás actos reglamentarios, por lo que en esta Semana Santa cumplo 48 años de pertenecer a la Hermandad.

Conforme fueron pasando los años mi devoción por Jesús Nazareno fue en aumento, hasta que pertenecer a la Hermandad se convirtió para mí en una forma de vida, pues lo que pretendo es ser un imitador del Maestro de Galilea, con todo lo que esto implica. 

Nos llamamos hermanos de Jesús Nazareno porque vamos a tratar de seguir su doctrina, su enseñanza, para tratar de ser cada día mejores, y un día llegar a su presencia, pero no con las manos vacías, sino llenas de las obras que hayamos podido realizar en favor del  más necesitado, del desvalido, en fin de aquellos que más lo necesitan.

En todo este proceso, el estar cerca de los Frailes Menores Capuchinos me ha ayudado, pues ellos enseñan a ser pobre como Francisco de Asís.

Viendo en cada uno de mis semejantes a un Cristo que sufre, llora, y necesita de nuestro apoyo, de nuestra ayuda. Dentro de la Hermandad ingrese como todos para pertenecer al cuerpo de Sayones, en el cual estuve por espacio de 14 años, luego me nombraron Jefe de Tropa donde me desempeñe durante 30 años, hasta que en 2014 mi salud se deterioró y, por recomendación médica, tuve que dejar mi querida tropa.

Sin embargo, siempre ligado a la Hermandad como socio honorario, en 2016 se me postula para la Junta Directiva como Vicepresidente, cargo que actualmente desempeño hasta el 2020 que se me cumple periodo por el que fui electo.

Una vez dentro de la Junta Directiva por las cosas del destino me toca trabajar para la celebración de los 100 años de existencia de la Hermandad. Hecho trascendental en la historia de la provincia de Cartago, pues la Hermandad del Convento de Frailes Menores Capuchinos es la más antigua y madre de todas las demás existentes en Costa Rica.

Lo más importante es que, con nuestra participación activa dentro de los actos de Semana Santa, estamos evangelizando, una forma simple de catequesis para ayudar a las personas que asisten a comprender y vivir con recogimiento el acto más sublime de amor jamás realizado por persona alguna, más que por Jesús que da su vida por nuestra salvación,

“Pues Dios amó tanto al mundo , que dio a su Hijo único, para que todo aquel que creé en El no muera, sino que tenga vida eterna” Jn  3, 16

Por lo tanto tratamos por todos medios que durante las Procesiones todos los miembros mantengan una devoción y una concentración total en lo que se está realizando, debemos vivir a plenitud cada acto para trasmitir esa experiencia a los asistentes, y no se conviertan las procesiones en un espectáculo, en un mero teatro, sino en vivir a plenitud todo lo que Jesús Nazareno realizo por nosotros.