Redacción- En muchos casos las malformaciones en los senos de las mujeres pueden darse debido a una mayor respuesta de la hormona sexual estrógeno en una de las dos mamas, en otros casos se deben a una malformación originada en el estado embrionario.
Ambas condiciones naturales de la mama provocan que la niña experimente una asimetría en sus pechos, lo que provoca sentimientos de inseguridad, en una etapa de la vida en que cualquier diferencia con su entorno, se convierte en un incidente negativo.
El estrógeno es una hormona sexual de tipo femenino, principalmente producida por los ovarios, la placenta durante el embarazo y en menores cantidades, por las glándulas adrenales. Para corregir esta condición física, una de las primeras soluciones son los implantes mamarios; sin embargo, antes de entrar al quirófano, es recomendable que la paciente tenga entre 18 y 21 años de edad, cuando el tejido y los senos hayan crecido. Si se realiza antes de tiempo, se corre el riesgo de que el tejido provoque problemas con cicatrizaciones.
Andrés Tapia, cirujano plástico y miembro de la Asociación Costarricense de Cirugía Plástica, Estética, y Reconstructiva informó que, los implantes no sólo sirven para aumento mamario, sino también para mejorar la asimetría de los senos que pudo verse alterada a lo largo del desarrollo o inclusive desde el período embrionario, debido a que la glándula mamaria se forma desde ese momento, pero se hace visible en la pubertad con el desarrollo del tamaño y forma de los senos.
Tapia explicó que ningún cuerpo es perfecto, ya que todos los seres humanos tenemos un lado diferente al otro. “Es muy difícil, casi imposible que los dos senos sean iguales. Al principio del crecimiento es muy frecuente que las adolescentes tengan un seno más grande que el otro, mientras desarrollan. Si la deformidad o la asimetría es muy severa y se sabe que no se va a corregir, entonces se puede intervenir pero es muy importante dar un tiempo prudencial cuando son jóvenes”, apuntó el especialista.
Hay algunos casos en los que se puede omitir la edad para realizar la reconstrucción y hacerla antes de los 18 años. Uno de los casos es el del diagnóstico de hipertrofia virginal, también llamada gigantomastia juvenil, una afección benigna poco frecuente que causa el crecimiento excesivo, difuso y, en algunos casos, discapacitante de uno o ambos senos durante la pubertad.
Las niñas que padecen de esta hipertrofia por lo general sufren problemas de salud por el tamaño excesivo de sus senos y en la mayoría de los casos, las menores cambian de talla de brassier cada dos meses. Otra de las condiciones es la mama constreñida, una malformación que se presenta desde el desarrollo puberal y puede afectar a una o ambas mamas, caracterizada por una banda de constricción que provoca que el busto crezca en forma tubular.
Tapia manifestó que no se ha comprobado que alguna de estas malformaciones en las mamas sea hereditaria, pero si en la familia hay una mujer que la presente, existe una alta predisposición a que otra miembro de esa familia lo padezca.
Es importante aclarar que si se interviene a muy temprana edad a las mujeres, se podría alterar el desarrollo normal de la mama, pero cuando hay una condición de salud que afecta su estilo de vida de la hay que considerar operarla. En caso de que se realice la intervención reconstructiva antes de la edad, la menor podría perder la arquitectura de la mama y esto afectaría directamente para una eventual lactancia materna en el futuro.