Redacción- El excandidato presidencial, Fabricio Alvarado criticó al gabinete del presidente electo Carlos Alvarado, principalmente a Patricia Mora al ser nombrada cabeza del Instituto Nacional de la Mujer (Inamu) y a Edgar Mora como Ministro de Educación Pública (MEP).
“Queda demostrado cuál es la agenda que promueve el PAC, la esencia de lo que siempre ha sido y no ha dejado de ser el partido del gobierno, al colocar a Patricia Mora del Frente Amplio y promotora del aborto y de la ideología de género, como presidenta del INAMU y como Ministro de Educación, a un señor de la misma línea “progre” del PAC. Es decir, las actuales guías sexuales tienen su escudero: Edgar Mora”, señaló el excandidato.
Fabricio Alvarado dice que con estas dos personas queda confirmado lo que siempre han dicho: de cara al próximo 1° de mayo y señala que jamás podrán respaldar al PAC, y no pueden legitimar un gobierno que lo considera corrupto, irresponsable, pisoteador de la libertad religiosa, impulsor del Estado laico, promotor de la muerte y destructor de la familia.
Afirma que serán 4 años de mucho trabajo para los 14 diputados de Restauración Nacional en la defensa de la libertad religiosa, de la vida y la familia, y en la del derecho de los padres por educar a sus hijos en sus principios y valores.
“Le deseo lo mejor al nuevo gabinete anunciado por Carlos Alvarado y solo le destaca su esfuerzo por armarlo de varios partidos, como PUSC, PLN y Frente Amplio”, comentó Alvarado
A pecadito Fabricio sigue en campaña política y critica al presidente con envidia y con odio. Fabricio mejor se dedica a terminar de estudiar y a cobrar el diezmo con Abelino.
Por favor, señor Fabricio
He leído, sin sorpresa alguna, las declaraciones del señor (así, con minúsculas) Fabricio Alvarado, excandidato presidencial aplastado por el pueblo de Costa Rica por su destemplanza, ladines y ausencia de olfato político, además de ignorancia acerca de lo que sería administrar el gobierno de la república, las cuales son una declaración de guerra abierta en contra del gobierno multipartidista propiciado por el Señor Presidente elegido por más de un millón trescientos mil votos.
Se ha dejado decir tranquilamente lo siguiente: NO PODEMOS LEGITIMAR UN GOBIERNO CORRUPTO, IRRESPONSABLE, PISOTEADOR DE LA LIBERTAD RELIGIOSA, IMPULSOR DEL ESTADO LAICO, PROMOTOR DE LA MUERTE Y DESTRUCTOR DE LA FAMILIA.
Semejantes aseveraciones, además de infundadas y calumniosas, ameritan una respuesta. Es más, ameritan una clase magistral de señorío y una dosis doble de esa medicina que se llama Ubicatex Compuesto de amplio espectro.
Gobierno corrupto. Esta aseveración, es falsa e infundada de medio a medio, por la simple razón de que todavía no ha asumido el cargo de Presidente de la República ni tampoco aquellos a quienes ha designado como responsables de ministerios y entidades autónomas, y amerita una acusación penal por calumnias. Ya que si no han ejercido el poder todavía, mal podrían haber incurrido en actos perversos de corrupción.
Más bien debería volver sus ojos hacia sus correligionarios panderetas, violadores, ladrones, mentirosos y de baja estofa, como ha quedado comprobado a través de los últimos ocho años, en la Asamblea Legislativa. ¿O será que como no entiendo ese idioma de putra camasola no estoy en capacidad de percibir el refinadísimo sentido de la percepción que posee este desdichado señor?
Irresponsable. Si algo ha demostrado hasta ahora el señor Carlos Alvarado ha sido, precisamente, su responsabilidad en el cumplimiento de las promesas de campaña. Las que podía cumplir antes de asumir la responsabilidad del gobierno.
Irresponsabilidad es utilizar los dineros que el pueblo da a los partidos políticos para sus campañas en conceder montos bastante altos a familiares y amigos con descaro y sin vergüenza alguna.
Pisoteador de la libertad religiosa. Aquí no hay nada que entender. Hasta el día de hoy no se han visto muestras de ello, porque aún no han gobernado, de la misma forma que en ningún gobierno anterior, fuera del PAC o de otro partido, se ha limitado esta libertad. Sin embargo, su pastor y mentor espiritual (y sospechamos que político y otras cosas) sí se ha permitido ofender gravemente la fe de la mayoría de los costarricenses.
Impulsor del Estado Laico. Hasta ahora nadie se ha pronunciado a favor del Estado Laico, a no ser el mismo Vaticano. No entendemos a qué se referirá este tristísimo personaje de la farándula política.
Promotor de la muerte. Suponemos que se refiere a la fecundación in vitro y a la posibilidad del aborto, lo cual ya está regulado y normado desde hace años por gobiernos anteriores.
Destructor de la familia. Señor Fabricio Alvarado, le preguntamos a qué se refiere Usted con esta afirmación calumniosa y temeraria. Pues no hemos visto por ninguna parte declaración alguna sobre este tema. Y volvemos a lo mismo, como no han gobernado no tenemos hechos y pruebas de semejante barbaridad.
Si se refiere Usted a las clases que el Ministerio de Educación Pública inició sobre el tema de la Afectividad y Sexualidad, le recomendamos que lea detenidamente las instrucciones del programa, a ver si encuentra algo que justifique semejante gravísima afirmación.
Por otro lado, su homofobia patológica rebasa cualquier ´parámetro del sentido común. Y si me dice que los homosexuales no entrarán al reino de los cielos, le respondo que ello es cuestión individual de cada quien, y que los ladrones y adoradores del dinero (como algunos pastores), lo cual hemos comprobado hasta ahora, entendemos que tampoco están invitados a ese lugar. Esto es cuestión de política, no de religión.
Realizar semejantes afirmaciones sin fundamento, calumniosas y mentirosas, lo único que demuestra es su poca capacidad intelectual y su absolutamente inexistente olfato político. Y los ciudadanos se lo cobrarán fuertemente, pues ya están cansados de la demagogia y de las posturas religiosas en la política. Sería lo que en Derecho se conoce como delitos contra el honor de las personas.
Y debo darle unas pequeñas clasecitas que quizá le ayuden un poco a entender la gravedad de lo que Usted ha hecho.
Se entiende por honor, según los tribunales, la aspiración al respeto que corresponde a toda persona como consecuencia del reconocimiento de su propia dignidad. En ese sentido, los delitos de calumnia e injuria constituyen las formas penales dirigidas a la protección de dicho derecho.
Comete calumnia quien imputa a otro la comisión de un delito sabiendo que es mentira o sin estar seguro. Se trata de una acusación muy grave, de la que el acusado tiene derecho a defenderse.
Debe imputarse un delito, no una falta, y recaer sobre hechos concretos y personas determinadas. No basta con una acusación genérica, no dirigida contra nadie en particular. Además, es necesario que el autor actúe con ánimo de infamar o agraviar al destinatario de la imputación.
Rige en estos casos la exceptio veritatis: si el acusado demuestra que el presunto calumniado realmente cometió el delito, quedará exento de pena, porque no hubo calumnia, sino acusación justificada.
No es necesario que el delito probado coincida exactamente con el que se imputó: si se imputa un hurto que finalmente resulta ser un robo, no habrá delito.
Por su parte, la injuria consiste en proferir expresiones o realizar actos que lesionen la dignidad ajena, menoscabando la fama de la persona o atentando contra su propia estimación.
Mientras que en la calumnia lo importante es la falsedad de la afirmación, en la injuria eso da igual, pues con independencia de la verdad se ha perjudicado al injuriado.
La injuria puede cometerse imputando hechos poco edificantes o formulando juicios de valor deshonrosos, tanto verbalmente como por escrito, incluso a través de representaciones gráficas (es el caso de las caricaturas, por ejemplo).
Las expresiones ofensivas que dan lugar a la injuria están íntimamente relacionadas con el momento histórico en el que se profieren. Un comentario que hace algunas décadas fuese tremendamente ofensivo, hoy día podría pasar por irrelevante.
Para que constituya delito la injuria, por sus características, tiene que tener una connotación social grave. El sujeto ha de tener intención de injuriar o, al menos, debe ser consciente de la gravedad de sus insinuaciones.
Si una persona injuria a otra en respuesta a previas injurias de esta, se considera que las segundas han sido provocadas, y la sanción será más leve.
En principio, salvo en el caso de los funcionarios públicos, aunque se demuestre que lo que se dijo al injuriado era verdadero, eso no será suficiente para que desaparezca el delito.
Para perseguir la calumnia o la injuria la víctima ha de presentar una querella (mientras que la denuncia supone poner unos hechos en conocimiento de la autoridad, la querella implica, además, querer ser parte acusadora en el proceso penal). Sin embargo, antes de la querella la ley dispone que ambas partes, ofensor y perjudicado, acudan a un acto previo de conciliación, con la finalidad de evitar el juicio.
Se toma nota de su declaración de guerra al próximo gobierno.
Alfonso J. Palacios Echeverría
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