Como un balde de agua fría a las 7:48 de la mañana. Así cayó sobre toda Costa Rica la única anotación de Brasil ante una Costa Rica que demostró más en el terreno de juego, pero que a los 90 minutos del segundo tiempo, Philippe Coutinho se encargó de liquidar.
Una jugada dentro del área tica fue aprovechada para rematar frente al arquero Keylor Navas que vio pasar el balón por el medio de sus piernas.
Ese gol golpeó a los nacionales, quienes siete minutos después permitieron un segundo gol. Neymar Jr al fin pudo celebrar la anotación.
Pero a pesar de la derrota, Costa Rica se paró bien, jugó bien. El temor ante la pentacampeona del mundo nunca existió o, al menos, los jugadores costarricenses lograron disimularlo totalmente.
Como era de esperar, Brasil llegó el ritmo del juego e intentó por todas partes romper un cerco defensivo que en todo momento lució firme, seguro. Navas, atrás, daba una seguridad absoluta.
Neymar Jr, la estrella brasileña, fue la que más buscó vencer al guardameta tico, aunque también fue el jugador que más fingió faltas, estuvo más en el sueño y reclamó más. ¡Solo le faltó llorar!
Esta vez Oscar Ramírez le dibujó otro juego a La Sele. Los once que saltaron como titulares respondieron con aplomo las indicaciones del banquillo. Nadie se salió del libreto.
Quizás, en la delantera hicieron falta más hombres para vencer a Brasil. Hoy, se demostró que la verdolaga -aunque jugó de azul- no es invencible y que con más orden y ataque es fácil anotarle. Lastima que Costa Rica no pudo.
Es triste perder así. A nadie le gusta quedar eliminado de un mundial en los últimos minutos del partido, pero esta vez nos tocó a nosotros.
A diferencia de hace cuatro años en Brasil, hoy no hay celebración. Sin embargo, quizás tampoco hay tristeza porque La Sele jugó mejor y demostró más hambre de triunfo.
No hubo baile para los ticos. Eso fue lo bueno. Al final, hasta Neymar lloró de alegría, pues ya veía que su Pentacampeona del mundo estaba a punto de quedar en un abismo por culpa de Costa Rica.
Perdimos y nos eliminaron. Al final esa es la realidad.