- El martes 19 de noviembre
Redacción- Del gran director, poeta, pintor y dramaturgo francés Jean Cocteau (La Bella y La Bestia), llega a la Sala Garbo el martes 19 de noviembre a las 7 de la noche, la gran película Orfeo de 1950.
Sin duda alguna este film es poesía en celuloide, con una muerte personificada por una mujer a la que llaman La Princesa (interpretada por María Casares), una fotografía misteriosa y unos profundos diálogos que nos harán meditar acerca de la vida y la muerte; donde los espejos juegan un papel muy especial, como si fueran los aliados de la misma muerte: “Si se mira durante toda su vida en un espejo, verá a la muerte trabajar”.
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Orfeo es un personaje perteneciente a la mitología griega, y una de las historias más famosas sobre él es el rescate de su mujer Eurídice del inframundo, al que los dioses dejan entrar encandilados por sus cantos a la lira.
Una vez allí, le advierten que mientras se la lleve no podrá mirarla hasta que sea bañada por los rayos del sol, algo que hace justo cuando Eurídice aún tiene puesto un pie en el inframundo.
Cocteau situó esta historia en el París existencialista de los años 50, con ese toque literario y surrealista que caracterizaba su cine, más lo primero que lo segundo.
La puesta en escena de Cocteau alcanza momentos sublimes, sobre todo a la hora de diferenciar ambos mundos. Su concisión en la vida entronca con los juegos visuales a los que nos somete en el tránsito de Orfeo por el inframundo.
De abierto carácter onírico, sus sugerentes movimientos de cámara, sus trucos con el agua y el espejo, conseguido realmente utilizando estaño, nos enseñan a modo de sueño, el lugar favorito de Cocteau, todo lo irreal del inframundo, retratado éste a través de las ruinas bombardeadas de una academia militar, escenario idóneo para el tono de la historia.
La entrada tiene un costo de ¢2000 y van a estar a la venta dos horas antes de cada función.