- Deberá cumplir seis meses de prisión preventiva
- Animalistas celebraron con los ojos llorosos
Redacción – Con lágrimas cayendo por sus mejillas, los animalistas de diferentes asociaciones e independientes se manifiestan muy satisfechos por la condena que dictó la jueza en contra del hombre que violó dos veces a una perrita.
Los hechos ocurrieron en octubre de 2017 en Alajuelita, cuando Fausto Rojas de 55 años fue sorprendido mientras penetraba, por el ano, a la perrita de nombre Ala.
Debido a eso, varios vecinos se unieron para llamar a la policía y acudir a las autoridades.
«Estoy muy complacida, ya se hizo historia y los agresores ya ahora van a pensarlo antes de hacerle daño a un animalito», destacó Guiselle Calderón, animalista de Coronado.
La abogada y presidenta de la Asociación para el Bienestar y Amparo Animal (ABAA), Maricruz Uba Loaiza, es quien representó a Ala en este juicio y también se manifestó satisfecha con la sentencia.
Uba considera que es una pena justa, pues la defensa del acusado pedía tres meses de prisión por cada delito, el Ministerio Público pedía ocho meses y ella pedía un año por cada uno; sin embargo, la jueza interpuso seis.
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Entonces, Rojas deberá cumplir un año de cárcel por violar a una perrita, pero antes debe descontar seis meses de prisión preventiva.
Rubén Rodríguez, presidente de la Federación Canina, también recibió la noticia con mucho ánimo y lo califica como un momento histórico para el país.
La animalista Ana María Quesada destacó que, como ciudadana, se siente muy feliz.
«Ya era hora que la ley, por la que hemos luchado tantos años, diera resultados», acotó Quesada.
Luego de volver a la libertad y ser detenido por segunda vez, Rojas se tuvo que enfrentar a la justicia en el Tribunal Penal de Pavas en un debate que se extendió en dos sesiones.
En los dos días, varios animalistas asistieron para apoyar a la defensa de Ala y pedir justicia por sus derechos como ser viviente.
Cuando la jueza Sonia Quintana finalizó la lectura del veredicto, los animalistas aplaudieron, se pusieron de pie y se abrazaron con los ojos llorosos, celebrando un hecho histórico en Costa Rica.
