• El atacante erizo es muy querido y respetado por el liguismo 

Redacción – El atacante nacional, Jonathan McDonald, se despidió de los liguistas con un emotivo mensaje en sus redes sociales y afirma que hasta tiraron el taco juntos.

Jonathan recordó la famosa jugada en una final nacional frente al Monstruo, cuando el jugador le tiró un taco a un hombre del cuadro morado.

Alajuelense llegó a un acuerdo con el atacante para rescindir el contrato, ya que todavía tenía ligamen hasta el mes de diciembre del presente año.

McDonald negoció con el presidente de La Liga, Fernando Ocampo. Ambos optaron por poner fin al ligamen que tenía unido unido al atacante a la institución.

El goleador ha vestido en el fútbol nacional solo la camiseta de Alajuelense desde el 2010, a pesar que salió al balompié de Suecia y Catar, siempre volvió al León.

La institución con 101 años de historia realizó un vídeo para agradecerle a McDonald por toda su entrega con la camiseta eriza.


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Big Mac pone fin a su paso por La Liga con un total de 283 partidos y 135 goles vestido con la camiseta del Equipo de su Gente, al cual ama con el alma.

De esos goles, un total de 17 fueron en Clásicos Nacionales frente al Deportivo Saprissa. Esas celebraciones lo hicieron ganarse el cariño de la afición eriza.

El futbolista aprovechó su adiós para escribir una emotiva carta a toda la afición del León, que siempre apoyó siempre a muerte al atacante.

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Desde el estadio, donde mi sueño se hizo realidad. Aquí celebré de corazón y hoy solo quiero decir gracias. Gracias al liguismo. Gracias a la afición por las 127 veces que nos abrazamos juntos con ese grito de gol desde la grada que retumbaba en mí y que me impulsaba a saltar alto en cada festejo. Gracias porque siempre dije que soy un aficionado como usted, con la oportunidad de pasar de las gradas a la cancha. Gracias por las 17 razones por las que nos abrazamos en clásicos, gracias por esos abrazos cuando logramos seis goles en Concacaf. Gracias porque hemos sufrido, porque hemos llorado, porque hemos reído y porque hemos celebrado.  Por esas largas noches en vela, por esos momentos que jamás se olvidarán, porque inclusive… yo sé que hasta tiramos el taco juntos. También le agradezco a los técnicos con los que estuve, les juro que de todos aprendí, que no puedo quejarme de ninguno y que en lo deportivo y en cuanto a entrega, tampoco hay quejas sobre mí. Pero sí quiero hacer mención especial a Óscar Ramírez, ese visionario que me dio la oportunidad de vestirme de rojo y negro. No puedo olvidarme de mis compañeros, que también me hicieron crecer, que me hablaron cuando debían hacerlo y a los que también solo puedo darles las gracias. Gracias, porque sin ellos, los goles no hubiesen llegado. Al final, lo tengo claro, si ganamos, ganamos todos y si perdemos, perdemos todos. Fui defensa, fui volante, jugué en el medio y no lo hubiera pensado en ponerme los guantes, porque aunque yo sabía que mi función era arriba, tenía que ayudar más, aunque me generara críticas, pero no podía ser de otra forma, porque lo sé y lo tengo claro: Si la vida hay que darla en la cancha, la vida se da. Pero soy profesional, me invitaron a salir y me voy porque el fútbol es así. Hasta siempre, Jonathan McDonald.

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