- Experto señala que mafias y otros grupos irregulares se aprovechan de esta situación
Redacción- «Cuando hay vacíos de liderazgo y de poder, emergen un conjunto de actores informales o irregulares, incluyendo a las mafias, que ocupan esos vacíos», así se expresó el sociólogo e investigador de la Universidad Nacional (UNA), Abelardo Morales, en referencia a la situación de violencia que enfrenta el país en medio de manifestaciones.
Desde su perspectiva, el sociólogo considera que así como hay personas legítimas participando de estos movimientos, hay otras que no lo son y se convierten en un peligro para la sociedad.
«Eso ocurre en Centroamérica y, si los poderes y actores formales no toman conciencia de ello, podemos tomar el mismo camino.
Puede ser un grave error criminalizar la protesta social con el argumento de la presencia de agentes criminales.
Estos actores están en muchos espacios no solo de la periferia del país, sino también en la GAM, precisamente como consecuencia de la deslegitimación de la política tradicional», expresó Morales.
Para el experto, la situación de descontento que enfrenta el país, se da por varios aspectos que se «combinan»: desempleo, el estrechamiento de las oportunidades de mejoramiento de la calidad de vida y la desesperación en algunos grupos sociales.
Según Morales, ese descontento no es de ahora, es acumulado y se basa en la heterogeneidad y pluralidad.
Ese «desencanto social» no solo se da contra el Gobierno, sino también con los poderes políticos, las instituciones y la sociedad misma.
«Estamos en medio de la sociedad del desorden. La legitimidad y la representatividad de dirigentes, fuerzas políticas, instituciones y organizaciones están profundamente cuestionadas por altos niveles de desconfianza popular en el sistema social y político, y con fundamento», expresó.
Periferia olvidada
Las protestas de estas semanas a diferencia de otras, se concentran en las periferias, lo que tiene una razón de ser.
«En esa periferia olvidada están los pescadores de las costas, cientos o miles de agricultores, pequeños comerciantes, mujeres, jóvenes, muchos de ellos en francos procesos de empobrecimiento», indicó el sociólogo.
El sociólogo de la UNA insistió en que esta protesta no es un movimiento social, sino que se trata de múltiples fuegos de un descontento que brota por aquí y por allá sin una articulación manifiesta.