Redacción. La analista académica de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, Rosmery Hernández, aseguró que el resultado de las elecciones en Estados Unidos no afectarán las relaciones ni diplomáticas, ni de política exterior con América Latina.
«Ya se conoce que Donald Trump es de discurso fuerte, tosco y con una visión nacionalista y que Biden es un experto en política exterior y de discurso más moderado, sin embargo, las relaciones de una potencia con sus vecinos van más allá de qué partido o qué persona está en el poder», destacó.
Para entenderlo, agregó hay que comprender que a partir de los 90 con la finalización de la Guerra Fría, la desintegración de la URSS y la icónica caída del muro de Berlín, así como el descenso en importancia del Canal de Panamá, la agenda de la Política Exterior de Estados Unidos cambió para América Latina; el reconocido interés que este país, como potencia hegemónica y hemisférica tenía en contener el avance de una potencia extrarregional, la URSS, se desdibujó y nuestra región perdió presencia en la agenda diplomática de EEUU, las ayudas económicas y el apoyo en temas de seguridad descendieron fuertemente.
«En general, la agenda diplomática de EEUU durante la Guerra Fría, fue bastante evidente y manifiesta en cercar el avance de las potencias extrarregionales, buscar socios: países o grupos que le sirvieran de apoyo a sus intereses ideológicos: consolidar en la región una ideología afín a sus intereses, es decir convencer a la región que el capitalismo era lo mejor forma de alcanzar el anhelado desarrollo», aseguró.
En la actualidad, asegura la experta, hay temas que se abordan desde la política exterior de Estados Unidos, sin embargo, estos contienen un alto grado de interés interno y de estabilidad interior, no solo para la potencia sino para sus vecinos, se trata de intereses comunes, por ejemplo, el tema de migraciones, el de control de narcotráfico, y se ven como grandes temas de agenda diplomática compartida y ya no solo como de una agenda geopolítica de EEUU.
«Es claro que la relación con América Latina ha cambiado, porque también ha cambiado la realidad internacional. En los últimos 20 años ha aumentado la presencia de la inversión de EEUU en América Latina, y ambos se necesitan», concluyó.