Minor Araya Salguero

Criminólogo – Exjefe OIJ – Especialista SWAT


Una entrega – al investigador judicial – del más sincero criterio que, en una materia tan delicada y compleja como lo es, las armas y municiones, se debe ofrecer a la muy distinguida población del Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Porque le admiro y respeto, siempre estaré en deuda.

Lo que sigue, como brújula, quizá poco valor tiene; no obstante, puede considerarse como una especie de mapa de cuya información, bien puede desprenderse el origen de un objetivo y mejor informado debate dentro del marco de una toma de decisiones gerencial, siendo la obtención de mejoras substanciales en el desempeño operativo tanto como administrativo, el verdadero norte.

¿Qué es munición expansiva?

Para la Conferencia de la Haya (1899) “(…) balas que se expandan o se aplanen fácilmente en el cuerpo humano, por ejemplo balas con una dura envoltura que no cubra completamente el núcleo o esté perforado con incisiones.”.

La bala, por ejemplo, puede ser de plomo (como núcleo) con un revestimiento fuerte (que puede ser de una aleación de metales) quedando la nariz de la bala sin revestir (núcleo expuesto) o bien, la bala de plomo puede ser total o semi-revestida, con una perforación en la nariz que altere su núcleo (plomo).

Desde la segunda década de este nuevo milenio, su evolución tecnológica se ha visto muy mejorada. Revestimientos electroquímicamente unidos con la estructura interna que compone la bala, y elastómeros que como insertos procuran la expansión, al disminuir las deficiencias estructurales naturales.

Pero ¿Qué factores hacen que en la actualidad, otras instituciones policiales en el país, puedan estar valorando una migración hacia la munición expansiva…? 

En resumen, el factor principal en cuestión, es la sobrepenetración que pueda conducir hacia un daño colateral y, debido a que la Policía Judicial ya ha optado por este cambio de tipo de munición. 

¿Es, bajo condiciones controladas de laboratorio, más penetrante en gel balístico desnudo, la munición totalmente recubierta de nariz o punta redondeada u ojival (FMJ por sus siglas en Inglés) que, la munición – del mismo calibre – expansiva o, recubierta de nariz o punta hueca (JHP por sus siglas en Inglés)?

En el tanto y cuánto, la munición JHP se expanda según especificaciones del fabricante, sí, se hace más probable una mayor penetración de la FMJ.

En su serio estudio llamado Street Stoppers (2006) Marshall and Sanow, lo deja muy claro: la Winchester FMJ (115 gr), penetró hasta 620 mm (24.5 in), mientras las varias (siete) municiones JHP avanzaron, desde 200 mm (8.0 in) [Winchester Silvertip JHP, 115 gr] hasta los 400 mm (15.9 in) [Winchester WWB JHP, 147 gr].

Pero ¿Son los resultados de estudios de laboratorio, un fiel reflejo de la realidad del desempeño balístico terminal dentro del contexto del combate real, es decir, en las calles…? No, por supuesto que no. No obstante; son un medio objetivo y sugerido a efecto de probar el desempeño balístico de diferentes tipos de municiones y sus respectivas comparaciones.

Las armas y municiones son sencillamente, un gran negocio; uno de muchísimos años de antigüedad y sobre todo, mucho dinero de por medio. Por tanto, la precaución en la selección y compra, es vital a un buen propósito. En esta materia, lo que hoy anuncian con «bombos y platillos» como «lo mejor de lo mejor» mañana es reemplazado por aquello que llaman «mejor que lo anterior» ¡Cuidado…!

Mucho se vendió y se vende en los diferentes mercados internacionales; mucho se usó y probó, no ser tal cual se aseguraba ser: «lo mejor de lo mejor». 1986, un año que marca un antes y un después en cuanto a munición de arma corta. La Oficina Federal de Investigación (FBI por sus siglas en Inglés) pierde en acción a dos de sus agentes; muy valientes, valga resaltar.

Así es, fueron mortalmente heridos por un sospechoso (un exRanger, muy bien entrenado) que, previamente sufre una herida no compatible con la vida, producida por una bala calibre 9 milímetros JHP disparada por uno de los agentes. Aquella bala policial no logra una penetración óptima por lo que, estimula en el criminal tirador una sobrevida útil que resultará, altamente letal.

Este lamentable hecho en Miami, produce un profundo e inmediato estremecimiento en el FBI, efecto que finalmente lleva a un gran desprecio por el calibre 9 milímetros Luger y más aún…

Según Mike Wood, para diciembre de 1988 el FBI desarrolla sus primeros estándares para el desempeño balístico terminal; más adelante conocido como Protocolo del FBI. Con todo y sus defectos – según él – un gran aporte como estímulo a una importante estandarización, a un lenguaje común que se requería con urgencia, sobre tan delicada y compleja materia.

Claro, no es tan fácil. Lo que se espera de una munición JHP, simplemente es muy exigente. Es la primera década de este siglo XXI la que ve nacer las primeras municiones expansivas de primera generación, inspiradas – claro está – en el Protocolo del FBI (Federal HST, Hornady XTP, Remington Golden Sabre, Speer Gold Dot y Winchester SXT).

A pesar de que el Protocolo en cuestión es, sin duda alguna, un gran esfuerzo y significativo aporte a la sociedad, en especial, a la comunidad policial, concuerdo con el especialista Richard Johnson (GH&G):

«Las pruebas del FBI solo miden el rendimiento de una bala en un entorno y medio controlados. Es posible que pueda correlacionar el rendimiento «en la calle» con el rendimiento en gelatina, pero no existe una relación directa allí. En otras palabras, la puntuación de una bala en la prueba del FBI no equivale a un cierto nivel de desempeño en la vida real.» (2019).

No es fácil – repito – Según el especialista Aaron Carter, la Solicitud de Propuesta de la Oficina Federal de Investigaciones número RFP0193025 pide explícitamente resultados de «… ningún disparo de menos de 12 pulgadas y ningún disparo de más de 18 pulgadas». También se pueden perder puntos si el proyectil no «se expande al menos al doble de su diámetro original» y «retiene todo su peso [previo a la expansión]», entre otros requisitos.» (2013).

Y, como no es sencillo controlar dos efectos que luchan entre sí; me refiero a la penetración y la expansión, las municiones imperfectas siguen su camino en el tiempo, a la espera de sus mejoras.

Esas (municiones de Defensa Personal y de Uso Exclusivo Policial) que alguna vez fueron calificadas por algunos como «lo mejor de lo mejor» en realidad, siguen siendo parte de un proceso de muchos años que, incansablemente persiste por alcanzar la perfección en el desempeño balístico terminal.

Así, según Wood, el deseo de balas de «barrera ciega» que ofrecieran un rendimiento más consistente después de encontrar las barreras intermedias del protocolo del FBI ha llevado a una segunda generación de balas aún más avanzada» (2014) en donde, se destacan Hornady Critical Duty Flexlock, Speer Gold Dot G2 y Winchester Ranger One.

Siendo más específico. La Speer Gold Dot 124-grain 9mm + P se ha considerado la ronda defensiva contra la cual todos los demás deben ser juzgados durante casi dos décadas; un lapso definitivamente eterno tratándose de municiones, como materia y SPEER lo sabía – según Wood – Pero ¿Cuál es la nueva munición que en este 2020, adoptó el Organismo de Investigación Judicial? Precisamente la Speer Gold Dot 124-grain 9mm + P.

Tal cual se mencionó, la nueva munición del OIJ se considera envejecida por su muy distinguida casa fabricante (SPEER fundada en 1943) por lo que, en 2014 emerge una segunda generación: Speer Gold Dot G2; una variante con mejor tecnología, una más avanzada que, en buena teoría, viene a solventar las deficiencias en el desempeño de su predecesora (Speer Gold Dot).

¿Qué podemos decir de la G2..? Demos una ojeada al concepto que tiene el especialista James Tarr «El G2 ha existido desde 2014 más o menos, el tiempo suficiente para que los YouTubers tácticos lo prueben. En cada prueba que vi, el Gold Dot G2 de 9 mm fue un fracaso: falta de expansión combinada con sobrepenetración.» (2019).

Como que la munición expansiva modelo a seguir – como segunda moderna generación – sigue con problemas y SPEER lo sabe por lo que, la G2 se somete a rediseño, siendo reintroducida al mercado.

Originalmente, la Gold Dot G2 a efecto de corregir los defectos que arrastra la Gold Dot (la munición actual del OIJ) imprime más tecnología y esa abertura tradicional en la nariz, es casi rellena por un material elastómero. El objetivo: evitar que durante el vuelo de la bala ese orificio sea obstruido por material propio de barreras previas impactadas y con esto, altere el desempeño terminal balístico al inhibir el efecto de expansión en el objetivo.

El Protocolo del FBI requiere que las balas sometidas a prueba, previo a penetrar el bloque de gel balístico, venzan otras barreras previas: gel balístico desnudo, telas (ropa), madera, yeso, metal y vidrio. Como ya se mencionó, la penetración en el bloque de gel, no debe ser menor a 12″ ni mayor a 18″, una mayor expansión y retención del peso posibles.

Tarr sometió a la renovada Sperr Gold Dot G2 a sus propias pruebas utilizando únicamente gel desnudo, madera, ropa y yeso (2 láminas de gipsum de ½») y si, sus resultados son muy interesantes, considerando que sigue los mismos lineamientos federales:

«La prueba de paneles de yeso fue difícil para el G2. Después de perforar la doble capa, la bala G2 penetró 27,5 pulgadas. La cavidad de la punta hueca se abrió levemente, pero no hubo expansión real. Puede que no creas que dos capas de paneles de yeso son una gran barrera, pero he visto esto antes con otras municiones, y he descubierto que los paneles de yeso a menudo arruinan el rendimiento de una bala más que la madera contrachapada o el acero.» (2019).

 No es de extrañar. Aún bajo iguales condiciones y en ambientes controlados de laboratorio, el desempeño terminal de dos o más balas, no necesariamente será el mismo. Incluso, el desempeño de la munición JHP puede diferir, a diferencia de la munición FMJ, del tipo de arma que les dispara. ¡imagine su comportamiento balístico en ambientes no controlados..!

¿Los fabricantes de este tipo de munición (JHP) – tan sofisticada y cara – aseguran al usuario que al disparar contra una persona, la bala no saldrá del cuerpo? Ciertamente, no sé de ninguna compañía fabricante de municiones que lo haya hecho y perfectamente lo comprendo. Lo que sé, es que las excelentes casas norteamericanas, no desmayan en su lucha por mejorar las imperfecciones de su munición; actualmente llamada munición premium.

¡Novedad…! Al igual que Federal, para este 2020, la munición Gold Dot G2 se ha modificado – de nuevo – para mejorar su rendimiento cuando se dispara a través de pistolas compactas y subcompactas (cañones menos de 4″). Estos cañones más cortos suelen ofrecer menos velocidad que los cañones de longitud de servicio (4″) y roban energía a la bala, por lo que los ingenieros de Speer tuvieron que adaptar el concepto G2 para estas armas más pequeñas.

¿La razón que origina la aplaudida mejora…? Imperfecciones.

De acuerdo con Wood, «Carry Gun Gold Dot G2 fue el resultado de este esfuerzo. Las balas Carry Gun pesan menos que sus contrapartes de servicio G2, para permitirles alcanzar la velocidad deseada en los tubos más cortos. Cuentan con cavidades de punta hueca rediseñadas y tapones de elastómero para mejorar la expansión y penetración de las pistolas compactas y subcompactas que normalmente se llevan como pistolas de respaldo o fuera de servicio.» (2020).

Y, ¿Cuál es el costo de esta munición tan sofisticada, de segunda generación JHP Speer Gold Dot G2, 147 gr y Carry Gun Gold Dot G2 9 mm, 135 gr…? Ambos tipos US$31,99 la caja con 20 unidades (costo oficial del fabricante en Estados Unidos). Su costo en moneda nacional (615,48 colones tipo de cambio) sería de 19 689,00 colones cada caja (984, 45 colones cada unidad). El precio de venta en Costa Rica, muy probablemente sea más elevado.

Y, ¿Cuál es el costo de la munición SPEER, 9 mm, FMJ de 115 gr, Lawman…? US$18,99 la caja con 50 unidades (costo oficial del fabricante en Estados Unidos). Su costo en moneda nacional (615, 48 tipo de cambio) sería de 11 688,00 colones cada caja (233,76 colones, cada unidad). De igual forma, el precio de venta en Costa Rica, probablemente sería mayor.

Al parecer, por cada munición JHP de última generación (munición premium), se obtienen más de cuatro FMJ de excelente calidad. ¡Dinero, mucho dinero …!

Ahora bien, el comportamiento y efectos de una bala disparada contra un cuerpo humano, pueden ser impredecibles; no obstante, los especialistas que abogan por el uso de munición expansiva exaltan por un lado, cualidades de «menor letalidad» e «incapacidad de sobrepenetración».

¡Interesante…! ¿Cierto…? Creo que a esta altura de la lectura, su criterio podría ser uno ¿más o mejor informado o crítico, quizá…?

Algunos especialistas en armas se cuidan con sus apreciaciones – por amplio conocimiento, quizá – cuando valoran y estimulan el uso de munición expansiva. Veamos un par de valoraciones de Massad Ayoob: 

1.- «…esos proyectiles generalmente permanecerán en el cuerpo del agresor con un golpe sólido, reduciendo el peligro para los transeúntes inocentes de las balas penetrantes.» (2014). ¡»generalmente»! Una palabra muy adecuada a tal afirmación.

Contrastamos, solo un poco, la primera cita del especialista Ayoob:

Reeva Steenkamp ¿reconocen el nombre…? Tal vez no pero, creo que el de Oscar Pistorius, puede que sí. El atleta sudafricano fue condenado a 15 años de cárcel tras asesinar a su novia en la madrugada del 14 de febrero de 2013. Se utiliza una pistola calibre 9 milímetros con munición expansiva Winchester «Black Talon» («lo mejor de lo mejor» ¿recuerdan?).

De acuerdo con el testimonio del experto forense de la Policía Christian Mangena, el homicida dispara a su víctima en cuatro ocasiones y las balas deben, necesariamente, atravesar la puerta de aquel baño a efecto de impactar a su objetivo principal, aparentemente, Reeva.

Según The Guardian «Mangena concluyó a través de su análisis de la escena del tiroteo y las heridas en el cuerpo de Steenkamp a partir de fotografías post-mortem que una de las dos últimas balas atravesó la mano izquierda de Steenkamp antes de penetrar su cráneo mientras la sostenía sobre su cabeza.» (2014).

Y, no solo penetra totalmente la puerta y la mano de la víctima, «El experto en balística de la policía, Mangena, dijo que la bala que golpeó el cráneo de Steenkamp se rompió en dos fragmentos, uno de los cuales salió de su cabeza y golpeó la pared detrás de ella.». Así es, «no es tan fácil» el asunto con las municiones expansivas.

2.- Para Ayoob «La historia muestra que con las puntas huecas modernas, el malo simplemente se detiene más rápido y como los oficiales le van a disparar hasta que deje de hacer sus cosas malas, cuanto antes lo detengan, menos veces hay que dispararle. Cuanto antes se detenga, menos heridas serán y, al menos en teoría, es más probable que el malo sobreviva. Esto construye un fuerte argumento de que la punta hueca es en realidad más humana para el malo que obliga a los buenos a dispararle.» (2014). ¡»al menos en teoría»! De nuevo, palabras muy adecuadas a tal afirmación.

De similar forma, contrastamos solo un poco, esta segunda cita de tan buen especialista en armas (Ayoob) y, porque no, combinamos con otros criterios, no menos importantes ya que, resulta muy común, para los defensores de las «punta hueca» justificar su «menor letalidad» con el hecho de «hacer menos disparos al objetivo».

Tom McHale, otro buen estudioso en la materia, por un lado afirma que «Si expandir la munición puede generar resultados que detengan la pelea rápidamente, entonces se requieren menos disparos para terminar una confrontación determinada. Según la teoría, menos disparos significan menos agujeros y eso reduce el riesgo de la causa más común de muerte por heridas de bala: la pérdida de sangre.» (2017). ¡»según la teoría»! Ya parece, hasta familiar este concepto de «teoría».

Y, por otro lado, McHale afirma:

«Cuando se trata de balística del mundo real, es prácticamente imposible probar nada, ya que hay un sinfín de variables, pero hay una razón por la que casi todas las agencias de aplicación de la ley se han movido a puntas huecas.». ¿Le parece interesante…? Siga leyendo a McHale y su tratado a efecto de hacer resaltar la «menor letalidad» de la munición expansiva con respecto a la punta ojival:

«¿Por qué la necesidad de expansión? Si una bala se expande en el objetivo, puede causar más daño, causar más sangrado y pérdida de presión arterial y, por lo tanto (potencialmente) detener a un atacante más rápidamente.» (2017). Por supuesto, si la munición expansiva se desempeña según el objetivo de su diseño, es sencillo, causará mayor daño al cuerpo humano, que una bala que no expanda de su mismo calibre.

Pero sigamos, que si hay algo irrefutable desde mi perspectiva es que, a efecto de incapacitar inmediatamente a una persona que representa una amenaza real, actual o inminente, se debe disparar las veces que sean necesarias, tratar de disparar primero y hacerlo, colocando los disparos en la mejor zona posible para así, lograr la neutralización efectiva de la amenaza.

De acuerdo a The Inquirer, El departamento de policía de Philadelphia, «utiliza balas de punta hueca que están diseñadas para expandirse con el impacto, reduciendo la posibilidad de que las balas atraviesen un objetivo y golpeen a los transeúntes. Para el capitán Mark Fisher, instructor de armas de fuego del departamento «Si podemos disparar un tiro desde un .40 o un .45 y detener al individuo, en lugar de disparar tres o cuatro disparos con un 9 mm, preferiríamos disparar solo una vez para neutralizar al individuo» (2008). 

Entonces, cómo se explica que el pasado octubre 23, en una área abierta, pública y concurrida del centro de ciudad de Philadelphia, dos oficiales de policía, a efecto de neutralizar la condición e intención del sospechoso Walter Wallace Jr, 27 (quien porta un arma blanca en una de sus manos y representa un blanco, relativamente estable) requiriera CATORCE DISPAROS a unos 10 pies de distancia (The Independent) 2020

¿Cuántos disparos habría, entonces, requerido Wallace, si se le hubiera disparado con un calibre 9 milímetros y munición FMJ, más de 14, quizá 28…?

¿Quién se atrevería a indicar cuántos disparos debían hacer esos dos policías para terminar igual, matando a Wallace Jr…? Un desempeño policial que, valga decir, ha sido altamente cuestionado y repudiado en la ciudad de Philadelphia a tal punto, que hasta múltiples manifestantes han protestado en las calles.

Siempre hay quienes, en cualquier latitud, se atreven a criticar. El investigador y analista Internacional (Hispan TV) Aníbal González se refiere a la actuación policial en el caso Wallace Jr;

«Indudablemente la policía está operando de una forma sádica y totalmente fuera de contexto. Cuando la policía es entrenada, si tu vas a un polígono de tiro, la práctica de tiro policial es medio cuerpo, o sea, tronco y cabeza. El policía está entrenado para tirar al cuerpo y a la cabeza, cuando en realidad el policía, no el militar, el policía, debería aprender la primera fase que es tirar abajo de la cintura para que no sea un disparo, totalmente letal. Pueden darle también por las arterias pero, normalmente, al herir en las piernas está en esa posición de lucha con la policía y a una cierta distancia que le permite al policía acertar un tiro en las piernas; no lo hacen, les están tirando directamente a matar.» (2020).

Lo malo no es la crítica en sí misma, lo malo es aquello que la crítica, poco o nada informada, produce en la reacción social informal. El resultado, puede ser muy contraproducente para una institución policial.

Pero, no nos quedemos acá. Se supone – según sus vendedores, defensores o promotores – que, con «puntas huecas» se detiene más rápido, eficiente y eficaz; por tanto, se requieren menos disparos siendo la munición, «más amigable con el que experimenta sus efectos…» ¿será…? Sigamos…

En mayo 11, 2011, al mejor estilo de asombro, BBC NEWS titula «Met Police to use Jean Charles De Menezes death bullets» es decir: «Policía Metropolitana utilizará balas de muerte de Jean Charles De Menezes«. Uno de los peores errores en la historia moderna policial.

«Menezes, un brasileño de 27 años, recibió siete disparos en la cabeza en un tren en la estación de Stockwell luego de ser identificado erróneamente.» Así fue, un 22 de julio de 2005, a aquel inocente trabajador, le fue destrozada su cabeza con siete balas expansivas; la policía le confundió con un terrorista.

¿Cuántas balas, entonces, hubieran sido necesarias para matar a De Menezes, con munición FMJ, acaso 14…?

Es imposible, a nuestros efectos, dejar de dar seguimiento a ese «va y viene» que se relaciona con los tipos de munición supra y su retórica, a lo largo de más de 30 años. Resulta imprescindible para un mejor entendimiento de la situación.

Con una cuota nada despreciable de asombro, los especialistas Thomas Gibbons-Neff y Adam Goldman se refieren a, ese giro inesperado del FBI:

 «La Oficina Federal de Investigaciones está volviendo al calibre de munición que etiquetó como ineficaz y acusó de la muerte de dos de sus agentes durante un tiroteo en 1986 en Miami: la luger de punta hueca con camisa de 9 mm.» (2015).

No es para menos, ciertamente el FBI vuelve a la munición calibre 9 milímetros, cuando anteriormente les rechazó por ineficaces. Los federales acogen la munición 10 milímetros haciendo ver, en ese momento, que era «lo mejor de lo mejor» para luego, acoger otra, la .40 S&W. Este último, resulta entonces, ser el calibre preferido por las fuerzas del orden en Norteamérica. ¡el Non Plus Ultra!

Según el agente especial del FBI Ray Cook, la Unidad de Sistemas Defensivos del FBI (oficina que prueba continuamente varios tipos de municiones) comenzó a considerar un regreso a la munición de 9 mm en 2007, en parte debido a los avances en la tecnología balística. No obstante, es hasta 2014 con la introducción de la munición Speer Gold Dot G2 de 147 granos, que resulta ser «significativamente más efectiva que la que llevaron los agentes del FBI al campo en 1986.».

Según Cook «la bala ha sido probada rigurosamente y ha recibido altas calificaciones en la La categoría más importante del FBI para la selección de balas: penetración.» (2015). ¡»penetración»! no olviden esta palabra, para mí, casi mágica dentro de este contexto.

En 1996, el FBI adoptó una pistola Glock con cámara en .40 S&W y desde entonces ha presentado una serie de variantes. Y por supuesto, muchos departamentos de policía dentro y fuera de los Estados Unidos, le imitan y, hasta secundan. ¡Recuerden! «Es lo mejor de lo mejor». Y ahora ¿Qué hacemos con las pistolas .40 S&W?

Para Jorge Rodríguez, un oficial de policía en el suburbio de Baytown, Texas, en Houston, su departamento está probando la idea de volver al 9 milímetros por muchas de las mismas razones por las que el FBI está dejando el .40 S&W. “El 9 mm ha cambiado” dijo Rodríguez «El informe del FBI salió y básicamente afirmó que el 9 mm ya no es una bala débil» (2015).

¿Podrían las autoridades de policía de Costa Rica, haberse dado este «lujo» de haber seguido los pasos del FBI y apartarse de la munición calibre 9 milímetros, acoger la .40 S&W para luego, regresar al 9 milímetros …? No lo creo.

Con respecto a esa valoración despectiva que el Bureau de Investigaciones hace (1986) de la munición 9 mm, Wood apunta que «El FBI estaba insatisfecho con el desempeño de la bala, en gran parte, y probablemente injustamente, culpando a su falta de penetración por las muertes de los agentes.» (2014).

 Es desde el año 2014, debido – según el FBI – al avance tecnológico de las municiones contemporáneas (desde el año 2007) en donde, estas aumentan drásticamente su eficacia terminal (propiamente la Luger 9 milímetros) «La mayoría de los tiradores del FBI son Más RÁPIDOS en secuencia de disparos y más PRECISOS al disparar una Luger de 9 mm que al disparar una .40 S&W (armas de tamaño similar).» (2014).

Parafraseando al penalista costarricense Francisco Herrera Umaña: «Vea usted, qué interesante».

Parece que, lo experimentado en abril 11 de 1986 por la Luger 9 milímetros es, desde un diferente enfoque, trasladado a la .40 S&W a partir del 6 de mayo de 2014. En síntesis parece ser que, desde mayo 2014, las pistolas calibre 9 milímetros se «convirtieron de nuevo» en la mejor opción para las fuerzas de policía en el tanto, estas utilicen la munición JHP premium; moderna, de última generación y que cumpla satisfactoriamente el Protocolo del FBI. 

¿De nuevo tiene que mencionarse el célebre Protocolo del FBI…? Así es, prácticamente es sobre este conjunto de pruebas balísticas sobre las cuales, acertada o no, mucha gente toma decisiones – en teoría, mejor informadas – con respecto a las proyecciones del desempeño de la munición a utilizar y claro, implícitamente, sobre la responsabilidad del usuario y aquellos sobre los cuales, eventualmente, recaen los efectos balísticos terminales.

Tal cual afirmara anteriormente, ningún resultado de laboratorio, refleja ningún resultado de la vida real. A pesar de que al Protocolo del FBI muchísimo hay que agradecer, concuerdo en parte, con Johnson:

«Las pruebas del FBI no predicen la efectividad de las balas. Esto se debe a que las pruebas del FBI se utilizan con frecuencia como «evidencia» de que una ronda es mejor que otra. Sin embargo, esto simplemente no es cierto.» (2019).

Las pruebas federales en cuestión son, sin duda alguna, un exquisito parámetro de comparación científica en medios controlados, que por ser ese parámetro tan único e importante, podría ser un grave error (para una institución policial) no considerar los resultados de sus propias experiencias (registros de comportamiento del enfrentamiento real) en un proceso necesario de contraste cuyo objetivo sea, la evaluación objetiva de un cambio sugerido como probable mejora.

Porque, es muy difícil contradecir al experto en armas de fuego Grant Cunningham cuando afirma:

«No creo que ninguna prueba pueda predecir el rendimiento salvo que ‘las balas que parecen funcionar bien tienden a cumplir con estos protocolos de prueba’ Más allá de eso, es realmente una generalización. Por ejemplo, las balas expandibles tienden a ser más efectivas que las balas no expandibles, en igualdad de condiciones»

De acuerdo con Cunningham, la gente ha malinterpretado las pruebas del FBI para respaldar las preferencias personales en la selección de municiones:

 “Es por eso que recibimos afirmaciones dogmáticas de la efectividad de la bala, como ‘Si no penetra al menos 30 centímetros, no es adecuado para la autodefensa’ “También escuchamos predicciones de ‘efectividad’ … basadas en esas … mediciones, para las cuales las pruebas nunca fueron diseñadas para determinar. El problema, entonces, no son las pruebas en sí mismas … el problema es lograr que la gente entienda qué son las pruebas y lo que hacen (o no hacen)» (2019).

¿Es usted uno de muchos que en algún momento, abandonó el calibre 9 milímetros adoptando hasta un .45 Auto creyendo en aquel concepto conocido como «Stopping Power…? Le sigo dando noticias…

Según el FBI «Hay poca o ninguna diferencia notable en las huellas de heridas entre los proyectiles línea premium de aplicación de la ley desde la Luger de 9 mm hasta la .45 Auto.» (2014). En otras palabras, si usted algún día se enfrascó en una discusión defendiendo y resaltando el tan famoso «Poder de Parada o Detención» me temo que perdió su tiempo pues «El poder de detención de una pistola es simplemente un mito».

Como que, lo que hoy es por mucho «lo mejor» mañana quien sabe, seguramente ni siquiera lo fue pero ¿se aplicará lo mismo a la munición FMJ 9 milímetros…? Creo que no.

Su creador, un austríaco y su fabricante Alemania. el de 9 mm Parabellum, también conocido como de 9 mm Luger, 9×19, 9 mm OTAN, ha sido y es utilizado por más ejércitos, fuerzas policiales y tiradores civiles en todo el mundo, que cualquier otra munición de pistola en la historia. ¿Será por mera casualidad…? Por supuesto que no.

Si hay una munición lo suficientemente probada en todo escenario posible, es la munición 9 milímetros FMJ; sin embargo, a pesar de esta gran e innegable popularidad, esta munición ha tenido y tiene sus detractores. Sus críticos, por lo general, le han atacado asumiendo dos aspectos: falta de poder de detención o frenado y falta de precisión.

Para Paul Scarlata, un especialista que no se acomoda a aquello que dice «las balas más grandes son mejores balas», señala que:

«Según las ahora famosas pruebas de Estrasburgo, el tiempo medio de incapacitación de los animales a los que se les disparó con una .45 ACP FMJ fue de 13,84 segundos, mientras que el de 9 mm FMJ fue de 14,40 segundos. Además, el estudio de Marshall y Sanow sobre la detención con un solo disparo en tiroteos policiales reales, le da al FMJ de 9 mm una calificación más alta (70 por ciento) que la bola dura de .45 ACP (62 por ciento)» (2010).

No es para menos, además de ser letal (por su naturaleza) y sobrevivir debates fundamentados en mitos ¿o conveniencia comercial…? «La Luger de 9 mm ofrece mayor capacidad de cargador, menos retroceso, menor costo (tanto en municiones como en desgaste de las armas) y mayores tasas de confiabilidad funcional (en armas del FBI)» (FBI).

Bien ¿Sabe usted, qué nivel de importancia tiene el efecto de penetración en las pruebas balísticas del FBI? Realmente, son tres los factores de importancia a evaluar en el proceso de evaluación de la balística terminal de una bala, a saber: la penetración asume un 70% del puntaje, la expansión un 20% y, la retención de peso un 10%.

Esa, muy importante «penetración» sobra indicar, es el factor más importante para una herida efectiva. Una penetración insuficiente puede resultar, como en 1986, en una sobrevida útil – del que viola la ley – altamente letal; una amenaza implícita para el oficial de policía. Y, los más grandes fabricantes de armas, como Winchester, obviamente lo sabe:

«LA PENETRACIÓN SIGNIFICA TODO

Por lo general, las amenazas más fuertes se encuentran detrás de las barreras más fuertes. Ranger Bonded le ofrece la penetración para incapacitar amenazas detrás de los cristales del coche, al igual que de otros medios duros y abrasivos.» (2020). ¡»cristales del coche»!

Otra realidad médica irrefutable, además de los efectos que causa una bala con suficiente penetración, es el canal permanente. A efecto de una, más alta probabilidad letal, la bala no solo debe avanzar a través de una área vital del cuerpo, lo más profundo posible; también, debe hacerlo haciendo el mayor daño diametral posible.

De ahí, esa lucha interminable entre dos efectos en la munición JHP; entre más expansión, menos penetración y viceversa. Crear, con suficiente penetración, un mayor daño diametral en el objetivo entregando con esto, una mayor cantidad de energía en aquel; efectos que se convierten en el objetivo de la munición JHP.

¿Cuál es el diámetro que debe alcanzar una munición JHP para considerarse una expansión óptima? Para el especialista Tom McHale «Muchos consideran que la expansión aceptable es 1,7 veces el diámetro de la bala original.» (2017).

No obstante, no hay, como si lo hay en el factor de penetración (un rango aceptable, según el FBI, de 12″ a 18″), un rango de expansión estrictamente establecido como mínimo y máximo; esto, a pesar que el Protocolo del FBI (tal cual, anteriormente se menciona), resta puntos a partir de una menor expansión de 2 veces el diámetro original. ¿La razón probable? El factor penetración es definitivamente, la mayor prioridad.

Entonces ¿Es la munición JHP 9 mm, más letal que la munición FMJ 9 mm? Que nos lo digan B Swift and G N Rutty (División de Patología Forense, Universidad de Leicester):

«Las balas de expansión, o de punta hueca, son balas especializadas diseñadas para deformarse al impactar debido a un espacio plegable dentro de la punta del proyectil. El resultado es que un solo proyectil infligirá un daño general mayor a un objetivo, lo que permitirá una mayor transferencia de energía cinética en comparación con una bala estándar.».  

Eso sí, tal cual lo he mencionado, la bala expansiva puede producir mayor daño que una totalmente recubierta, sí de la primera se obtiene el desempeño de diseño esperado (suficiente penetración, expansión y retención de peso). El «desempeño esperado de la bala» esto puede ser el quid del asunto y, así lo hacen resaltar los doctores Swift  y Rutty:

«Los «beneficios» incluyen un menor riesgo de rebote porque se reduce la distancia total de penetración; sin embargo, algunas de las municiones más antiguas no se expandieron con el impacto debido a que algunas piezas de ropa obstruían la cavidad.» (2004).

Y ¿Qué nos dice el Dr. Martin L. Flackler en su tratado “La Bala Policial Ideal”?

“Previendo que estas alcancen la penetración necesaria, aquellas balas con el mayor diámetro de expansión son las más efectivas” (1990). ¿Efectivas para cual propósito…? Resulta evidente; es para hacer más y mayor daño en el tegido y órganos vitales del ser humano, como blanco, que una bala convencional (FMJ).

Cualquiera puede decir mucho o poco dentro de este contexto tan complejo, acá bajo cuestión. Probablemente hasta personas que amigos fueron, luego de su debate en torno al famoso concepto «Stopping Power» – anteriormente mencionado – enemigos son cuando, se ha demostrado que ese «Poder de Parada» es simplemente un mito. ¿Por qué…».

Debido a que todo debate y estudios realizados en torno a ese «mayor poder» que, como todo un supuesto, asume la eficacia de una munición de pistola en oposición a otra, según el FBI «son irrelevantes debido a la incapacidad de tener en cuenta las influencias psicológicas y debido a la falta de informes sobre la ubicación de los disparos específicos.» (2014). En otras palabras, ¡Ausencia de realidad!

Resulta que la Psicología, al igual que la Penetración y otros, son factores de herida efectiva; es decir, son realidades médicas irrefutables.

Un disparo con un calibre 9 mm en el torso de una persona, puede tener el efecto deseado en donde un disparo con un calibre .45 no lo tiene. En parte, el efecto de cada disparo en el torso depende del estado psicológico del receptor de la herida. Una persona mentalmente perturbada, por ejemplo, podría o no, tener más inclinación por pelear que por huir; un factor que puede influir en el efecto terminal de una bala.

La realidad de la pelea es otra. Por esto y más, para cualquier institución policial que se considere desarrollada, la supervivencia del policía es prioritariamente elemental dentro de cualquier toma de decisiones en donde, el proceso de neutralización efectiva de una amenaza – en párrafos anteriores se planteó como real, actual o inminente – debe necesariamente considerar la siguiente premisa:

“El concepto de incapacitación inmediata es el único objetivo de cualquier tiroteo policial y es el fundamento fundamental de las decisiones relativas a armas, municiones, calibres y entrenamiento”

Así las cosas, me pregunto ¿En el proceso de decisión que buscaba un cambio de munición, de FMJ a JHP, nuestra Policía Judicial consideró las enseñanzas que, en 47 años de historia, los resultados de las evaluaciones operativas, en esta materia, han arrojado…? Tal vez me equivoque pero, me temo que, ni siquiera se pensara…

Una de las las posibles, más grandes deficiencias de tan grande y prestigiosa institución, es que no aprende de sus errores y aciertos operativos. Lo peor, es que creo que tan deficiente, irresponsable y peligrosa tradición policial, acá en Costa Rica, no es monopolio de su Policía Científica. En donde, no se aprende de la experiencia, el desarrollo de teoría válida y valiosa, es casi inexistente.

A lo largo de tantos años de existencia, el OIJ ha tenido y tiene recurso humano invaluable; gente muy capaz que ha dado lo mejor de su vida profesional por el buen desarrollo de tan delicadas actividades policiales. Con esto ¿Qué han aprendido los actuales investigadores de aquellos funcionarios tan especialmente dedicados, que en algún momento sirvieron muy bien al país; o bien, muy mal?

El policía judicial requiere aprender de sus experiencias. Estas no deben quedar únicamente en la memoria de algunos cuantos; el conocimiento debe persistir en el tiempo y policialmente hablando, este debe ser formalmente asequible.

Lo cierto es que, en una operación táctica con heridos en su resolución, la experiencia lo dice: algunas veces, a la escena arriba primero la Oficina de Asuntos Internos, Delitos Varios u Homicidios, que la muy urgente ambulancia. Un mecanismo dispuesto al aprovechamiento de la muy costosa experiencia para el beneficio de la enseñanza y formación resulta ser, el gran ausente.

La inexistencia aparente, de ese recurso especializado en el análisis técnico y aprovechamiento de experiencias y conocimientos, desafortunadamente provoca la ausencia de producción de teoría válida que, como Procedimientos de Operación Normal (PON’s) sirva como base sólida de las diversas actividades.

Esa ausencia de teoría policial nacional se hace denotar, como ese reprochable no aprovechamiento de tanta experiencia que han ofrecido y ofrecen, tantísimos casos, quizá, en un claro desprecio por el conocimiento y experticia de muchos agentes y exagentes judiciales.

Espero, con lo anterior, se comprenda mi inclinación por las fuentes (información) de este discurso y es que, al adquirir un arma de fuego y su respectiva munición, no basta con escuchar, leer y comprar; se debe contrastar información y sobre todo, probar las herramientas con las que se pretende, más allá de trabajar, proteger vidas.

El 21 de julio del año 2000, el SPII (Servicio Policial de Intervención Inmediata) enfrenta una seria amenaza; una persona mentalmente perturbada, armada (revólver .32) y atrincherada detrás de los últimos asientos posteriores de un autobús. El sospechoso, al tiempo que me dispara, se cubre detrás del respaldar de un asiento.

Fue impactado en nueve ocasiones; no obstante, es una de esas balas 9 mm FMJ de 115 granos, la que logra penetrar totalmente el corazón, quedando finalmente alojada en el tórax. Lo de resaltar es: esa bala, antes de impactar el blanco principal, tuvo que vencer aquel respaldar de asiento; uno construido con vinil, espuma de alta densidad, madera y metal.

¿Una bala JHP, hubiera tenido tan buen y oportuno desempeño terminal balístico…? No lo creo. Por sus características de diseño, muy probablemente hubiera encontrado en esa, fuerte barrera previa (respaldar de asiento), el elemento que pudiera haber comprometido su capacidad de penetración.

Lo anterior nos lleva a las Realidades Tácticas. La colocación de los disparos en el cuerpo humano, no es y no debe ser por azar; es el resultado de conocer las Realidades Médicas y trasladar la objetividad de la técnica a la realidad del combate.

En efecto, nada es fácil antes, durante y luego de una confrontación a disparos. Es por esto que previa y fuertemente se entrena con el objeto de generar la memoria muscular necesaria, a la colocación idónea de los disparos. Para lograr una Incapacitación Inmediata, los disparos deben colocarse, necesariamente, en la cabeza y órganos vitales mayores, ubicados en el torso. La colocación de los disparos, resulta ser crítica.

Para el FBI «Dada la realidad de que la colocación de los disparos es primordial (y difícil de lograr dada la gran cantidad de variables presentes en un encuentro de fuerza mortal) para obtener una incapacitación efectiva, el calibre utilizado debe maximizar la probabilidad de golpear órganos vitales.» (2014).

Los estudios realizados por los federales estadounidenses señalan que, durante los enfrentamientos policiales, se logra herir al sospechoso con, entre el 20 y 30 por ciento de todos los disparos realizados; en otras palabras, son más las balas que no logran tocar su objetivo que las que, sí lo hacen.

En consecuencia, no nos debería extrañar; no obstante, si interesar, que en el caso Wallace Jr, según el medio 6abc «Cada uno de los oficiales disparó al menos siete rondas, al menos 14 tiros en total, pero la policía no pudo decir cuántas veces fue alcanzado Wallace.» Mientras, abcNEWS apunta que «Walter Wallace Sr., le dijo al Philadelphia Inquirer que su hijo parecía haber recibido 10 disparos en el episodio.» (2020).

Si así fuera ¿adónde fueron a parar esas cuatro balas, producto de un tiroteo en medio de una calle de Philadelphia…? Si en promedio, los bien entrenados (en el uso de armas de fuego) policías norteamericanos, fallan entre un 70 y un 80 por ciento sus disparos en tiroteos ¿cuáles serán los números en la policía costarricense…?

Déjenme – de nuevo – suponer: Solicitar un dato estadístico, como el mencionado anteriormente, a nuestras autoridades, tal vez sería ¿pedir demasiado?

Hemos navegado a través de mucha información que creo valiosa al buen propósito de cualquiera de nuestras instituciones policiales. A pesar de eso, ¿Qué hay sobre la sobrepenetración…? ¡Claro, casi lo olvido…!

Tenemos una sobrepenetración inútil, cuando la bala obtiene una penetración total al interactuar con su blanco (cuerpo humano); no obstante, sin la energía necesaria para hacer daño a otro blanco (ser humano).

Tenemos una sobrepenetración útil, cuando la bala obtiene una penetración total al interactuar con su blanco (cuerpo humano); no obstante, con la energía necesaria para hacer daño a otro blanco (ser humano).

Un supuesto: Un policía, en la avenida central de San José, debe disparar a dos sospechosos en su torso (uno muy bien arropado por varias prendas de vestir) y lo hace a 10 pies de distancia: A uno le dispara una bala Speer Lawman FMJ, calibre 9 mm de 115 granos y al otro, le dispara una bala Speer Gold dot JHP, calibre 9 mm de 124 granos + P. Ambas balas impactan con precisión, cada blanco; en zonas que parecen un calco.

1.- ¿Cuál bala, en teoría, produce más y mayor daño a su blanco?

2.- ¿Cuál bala, en teoría, tiene mayor posibilidad de obtener, una sobrepenetración útil y con esto, causar un daño colateral (daño no intencionado a terceros)?

3.- ¿Cuál bala, en teoría, tiene menor posibilidad de obtener una penetración óptima en el blanco?

4.- ¿Cuál bala, en teoría, no tiene ninguna posibilidad de obtener una sobrepenetración útil…?

De haber disparado nuestro policía dos balas de cada tipo y no dos. Suponga que una bala FMJ y una JHP (de características ya mencionadas) ni siquiera rozan el objetivo, siguiendo su trayectoria hasta impactar un blanco no deseado. Cada una de las balas impacta el abdomen de dos personas, en la misma zona, pero a seis metros de distancia.

1.- ¿Cuál bala, en teoría, hará más y mayor daño en los objetivos colaterales? Y, aplique el resto de preguntas anteriores…

 2.- ¿Cuál será la reacción social informal si por alguna razón, se filtra el resultado de un criterio médico que resalte «un daño terrible causado por una bala especial…»?

Se debe considerar que, el daño colateral puede ser por impacto indirecto y por impacto directo. Este, un criterio de imprescindible importancia a considerar por la policía. El equipamiento, entrenamiento y desempeño operativo, definitivamente son dependientes de la realidad que presentan las múltiples y diversas tareas.

Deberes que pueden involucrar un intercambio de disparos de vehículo a vehículo y no precisamente a tres metros de distancia uno del otro. Las piezas metálicas y cristales de seguridad de la estructura vehicular, son barreras previas que, necesariamente, debe vencer una bala policial para así, salvar vidas.

¡Entrenamiento…! Una actividad policial que, ciertamente difiere de una munición de pistola FMJ a otra JHP.

Si bien es cierto, de previo a confiar en una combinación arma – munición, primero se debe practicar con esta y así, evitar sorpresas en el momento de la verdad. ¿Por qué es importante probar, en entrenamiento, esa notable combinación?

 Las pistolas pueden ser algo «sensibles» en cuanto a su mecanismo de alimentación. Cuanto más ajustado esté su mecanismo, menos confiable podría ser y, esto se debe a las «tolerancias» es decir, a esos espacios existentes entre piezas metálicas; estas son tan precisas que no existe mucho margen de error por lo que, el atascamiento o encasquillamiento, puede ocurrir con mayor facilidad.

Aquel tipo de mal función, es especialmente común con las armas más nuevas; no se han disparado mucho. Razón suficiente para trabajar el tipo de munición a utilizar en servicio en el arma, también asignada al servicio. Acá se debe promover esa necesaria «fricción de piezas» metálicas.

Todo este razonamiento, la verdad, muy importante al agente que sirve y protege, tiene relación directa con la munición FMJ y la JHP. Como ya se sabe, tienen diferentes características de construcción y prestaciones. Es confiable utilizar, por ejemplo, FMJ en subametralladoras; no así, munición JHP.

Winchester (casa proveedora de munición para pistola de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos), claramente hace la advertencia sobre el uso de munición JHP a usuarios, cuyas pistolas dejarán de utilizar FMJ o bien, utilizarán JHP por primera vez.

«En términos generales, la munición de recubrimiento metálico total (FMJ) se alimenta de manera confiable en una amplia gama de pistolas semiautomáticas, porque su diseño de bala de punta redonda y su construcción FMJ son resbaladizas sin bordes para colgar en los labios de los cargadores o rampas de alimentación. Por otro lado, algunas balas de punta hueca y de punta plana pueden fallar al alimentar ciertas armas.» (2020).

Así es, la munición expansiva premium, es diferente a la FMJ. La JHP tiene un retroceso más fuerte y este efecto, por supuesto, debe ser de alta consideración en razón de más y mejor entrenamiento. Pueda que una marca de munición JHP no se ajuste con una pistola (por su tipo, marca, etcétera) y tenga problemas. Winchester lo sabe y por tanto, recomienda:

«Considere seriamente comprar varias cajas de munición de punta hueca para defensa personal hasta que encuentre una carga que se alimente y funcione de manera constante. No espere hasta un escenario de defensa personal para probar si la munición y el arma de fuego funcionan correctamente juntos.»

El agente no debe «salir a la calle» sin haber probado su arma en el polígono de tiro, habiendo disparado. al menos, una caja con 50 municiones. El agente debe estar satisfecho con sus agrupaciones en el blanco.

Es innegable, «fácil no es», menos cuando como tema, al frente se tienen, las armas y municiones. Las armas de fuego son de las más finas piezas, producto de la ingeniería metalúrgica. Su munición, es una extensión de su alto nivel de precisión. ¿Seguimos…? Sigamos…

¿Controversia…? Por supuesto.

Desde sus inicios hasta el presente, la munición expansiva ha dado mucho de qué hablar, de que debatir.

En 1997, durante su proceso de cambio de munición FMJ a JHP, The New York Times resalta el criterio del director del polígono de tiro del Departamento de Policía de Newark, el teniente. Nicholas Sapienza «Prefiero ser alcanzado por una bala tradicional, totalmente recubierta porque es una herida más limpia». ¡De que conoce, conoce el teniente…!

De todo el debate, el NYT rescata que:

«Uno de cada cinco agentes que resultan heridos, lo es por sí mismos o bien, por otro agente; por accidente o suicidio.Y el 80 por ciento de los disparos efectuados en tiroteos policiales no alcanzan sus objetivos, lo que significa que al menos algunas personas inocentes alcanzadas limpiamente por una bala errante, resultarían más gravemente heridas por las nuevas balas.». ¿Recuerdan «daño colateral directo…?

Y, mientras Norman Siegel, director ejecutivo de la Unión de Libertades Civiles de Nueva York afirmaba que «La introducción de la punta hueca puede muy bien exceder los límites de la razón y la necesidad, especialmente si el riesgo es una lesión interna masiva», el Dr. Charles Hirsch, médico forense de Nueva York, expresó su apoyo a las nuevas municiones:

«No producen heridas grotescas y devastadoras », dijo, « y es mucho menos probable que atraviesen a una persona, una pared, un automóvil o algún otro objeto que las balas completamente encamisadas. Creo que son más seguras».

De no haber parecido lo anterior, controversial, demos un recorrido a la ciudad de San Francisco y lo propuesto por su alcalde Edwin M. Lee, la supervisora Malia Cohen y el jefe de policía Greg Suhr.

El 20 de diciembre de 2012, anunciaron nuevas leyes propuestas «para hacer ilegal que los civiles en San Francisco posean ciertos tipos de municiones de punta hueca particularmente peligrosas, balas diseñadas específicamente para el uso de las fuerzas del orden, pero comercialmente disponible para compra legal».

Se enfatiza en que «El trágico asesinato en masa en Connecticut rompió el corazón de la nación, y ahora es el momento de tomar medidas agresivas contra los tipos más atroces de munición de punta hueca”, dijo el alcalde Lee. “Estas balas no pertenecen a civiles y queremos que su posesión sea ilegal.».

El estado de New Jersey, también tiene sus restricciones en torno a este tipo de munición; amiga de algunos, enemiga de otros. Permitida por algunos, prohibida por otros: «El 29 de julio de 1899, La Conferencia de la Haya en Holanda prohíbe a sus Estados miembros el uso de esta munición en conflictos armados. Declaración a la cual, los Estados Unidos de América no se adhirió» (Araya, M).

Definitivamente, tal cual lo indica mi artículo (publicado el 12 de abril de 2014) en el Diario Extra:

«Munición expansiva (centenaria y útil, aun así, poco comprendida)»

Mis conclusiones

«No es fácil». Evidentemente, una frase que, a lo largo de toda la narrativa, varias veces mencioné. Por tanto, debo en primera instancia, elogiar la visión y humildad de una Policía Municipal de Costa Rica; que ante una toma de decisiones tan difícil y hasta, eventualmente controversial, no titubea en consultar los alcances de su importante intención.

«En teoría». Otra de las frases de las que mucho trillo hice y no es para menos. El cuerpo humano tal cual, perfecto y único es, no es un bloque de gelatina orgánica de 6″×6″×16″, menos aún, sintética. Claro debe quedar, es la mejor opción conocida de comparación balística de efectos terminales.

«Protocolo del FBI». Es un gran avance científico, un magnífico aporte norteamericano a la comunidad policial y judicial. Se convierte en una herramienta importante e imprescindible a efecto de tener una mejor visualización general, sobre el desempeño de un tipo de munición específica en ambientes controlados.

Como transparentemente apunta Winchester Ammunition, el usuario debe probar el producto, debe probar la munición y determinar si el arma a utilizar, hace un buen conjunto que termine satisfaciendo la necesidad de algo que se supone, una mejora

De igual forma, la policía costarricense debe no solo asegurar que la munición JHP a adquirir, cumpla satisfactoriamente con el Protocolo del FBI, debe asegurarse de que el producto sea de última generación, munición JHP de Barrera Ciega. En otras palabras, munición que «en buena teoría» obtendrá en el campo, una penetración suficiente a efecto de obtener una incapacitación inmediata y con esto, no coloque al agente, bajo riesgo innecesario

Esa munición, luego de seleccionada y previo a su compra masiva, debe necesariamente, ser puesta bajo pruebas propias; es decir, la entidad policial debe estructurar y organizar su propia cadena de pruebas y someter las características que vende la munición, a sus resultados finales.

La supervivencia policial es una prioridad y los fabricantes serios de munición lo saben, pero no por eso, la suerte del policía en las calles debe pender de lo que no nos consta. La policía sabe, la policía conoce las distintas características y variables del combate; uno que puede llevarse a cabo de carro a carro y no precisamente a 10 pies de distancia.

Un combate que puede darse en una edificación con paredes de yeso, tanto como de madera de 1″ y muebles construidos de cenízaro. Materiales y ambientes propios de nuestro país y, en donde, no se debe dar ventaja al criminal para con esto, no repetir los resultados del tiroteo de Miami.

«Munición FMJ 9 mm Luger». Desde 1985 hasta la actualidad, es la munición preferida por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (U.S. M882 9×19 mm NATO) y muchas otras. Un calibre alguna vez, injustamente criticado; no obstante, altamente probado en los más duros escenarios reales (militares y policiales), a lo largo y ancho del mundo.

Por sus, vastamente probadas capacidades balísticas, en especial su capacidad de penetración y versatilidad, se hace muy difícil su sustitución a efecto de lograr una incapacitación inmediata, sin perder la imprescindible confianza del agente por sus herramientas.

Aún con todo, definitivamente es una munición cuyo diseño, no trata de prevenir una sobrepenetración; una importante característica que sí tiene la munición expansiva. En un teatro militar, mucho importa y se valora el efecto de sobrepenetración; no obstante, en el área policial puede ser un gran problema. En materia de Gerencia de Crisis, se debe evitar hacer una crisis, dentro de otra.

Pero ¿Cuántos heridos por disparos con sobrepenetración, se han identificado y registrado en Costa Rica, a nivel policial y civil …? Para nuestra pena, no creo que nuestra Policía Judicial siquiera haya pensado en trabajar tan indispensable estadística. ¡Lástima…!

«Munición JHP». Previendo que los efectos balísticos (penetración suficiente, expansión y retención de peso) que acusa su diseño, eficazmente funcionen, el presupuesto institucional sea suficiente y el entrenamiento adecuado no sea ausente, puede constituirse como la mejor opción de munición de uso policial.

Una munición, «en buena teoría», con la capacidad requerida al logro de una incapacitación inmediata que reduce la posibilidad de sobrepenetración, por ende, de daño colateral indirecto.

Pew Pew (Gun Noob) sobre la munición expansiva (JHP o, también conocida como punta hueca):

«En primer lugar, no es un talismán mágico de la muerte. Aparte de cómo le gusta retratar a Hollywood, la persona no va a cruzar volando una habitación si le rozas el hombro.Todo lo que significa es que esta bala impactará un poco más fuerte y probablemente no atravesará completamente a alguien. Si pasa, probablemente no tendrá mucho poder después de eso.» (2016)

«El cambio». Sin duda alguna, este trabajo entrega información suficiente a la institución policial, a efecto de someter esta a un profundo análisis; de este y otros, debe resultar la decisión. «No es fácil».

La munición JHP causa más daño que la FMJ en el cuerpo humano y eso es correcto y oportuno, cuando se requiere la incapacitación inmediata de una persona que representa una amenaza real, actual o inminente. Es ideal cuando, en materia de Dominación de Edificios, el policía regular teme que durante la pelea en un cuarto, sus propias balas lleguen al otro y hiera a uno de sus compañeros.

El operador táctico (policía especializado) tiene un arma primaria, que por lo general, en la actualidad utiliza munición capaz de vencer blindajes blandos del nivel IIIA. ¿Porqué…? La importancia de la «penetración suficiente» en una pelea, es sencillamente, vital a la supervivencia.

Solicitar munición JHP, como he mencionado, premium, de uso exclusivo policial (lamentablemente, se vende a civiles), de barrera ciega, que cumpla satisfactoriamente con el Protocolo del FBI y probar esa munición. Hacer las pruebas que se adapten a nuestro entorno. Y no olvidemos el presupuesto que al fin y al cabo, resulta ser un gran detalle (tal vez, multiplicado por cuatro).

«Sobrepenetración». Sin duda alguna una, sino la mejor justificación para adquirir munición JHP. Su expansión produce heridas más amplias y por ende, más graves en el cuerpo humano; no obstante, ese efecto «más grave» evita otro, no menos grave: la sobrepenetracion y con esta, un daño colateral indirecto. ¡Espero, quede claro…!

«Entrenamiento». Es crucial a la supervivencia policial. No sería objetivo; no obstante muy inconveniente, dotar al personal de munición JHP premium, sin ofrecer el entrenamiento adecuado a las necesidades de adaptación y, sobre todo, mantenimiento.

«Los especialistas». Si hay expertos en armas y municiones, los hay en Estados Unidos de América. En esta entrega, el autor ha considerado el criterio de personas con un nivel de conocimiento técnico, ciertamente abrumador. Sería un error no considerar esas posiciones en torno a una munición tan especial como controversial en el tiempo.

Para el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, los equipos de Armas Especiales y Tácticas (SWAT, en inglés) de Miami y Houston, pertenecen a su clasificación de los mejores ocho SWAT Team de la nación. En este trabajo, debo agradecer a los comandantes de dichos equipos, G.A y W.M – mis maestros – su apoyo e invaluable aporte.

Yo, un muy orgulloso exfuncionario de la Policía Judicial que de alguna manera, pretende coadyuvar con ese encomiable esfuerzo que, mujeres y hombres muy valientes e inteligentes, realizan día con día.

Que cuando alguien les pregunte: ¿Que me puede decir de ese tipo de munición que porta en su arma de servicio? Tengan mayores argumentos, que los que ya poseen, para responder ante cualquiera, incluso ante un Tribunal de la República.

Un artículo dedicado a mi hijo Minor, cuyo sobresaliente desempeño en el OIJ, ha sido reconocido con honores. ¡Respeto!