- Joven obtuvo los 900 puntos
Redacción- «Quiero motivar a las mujeres, porque a veces se nos imponen roles sociales y se nos dice que por ser mamás ya se nos echó a perder la vida y eso no es así, pueden desarrollarse académicamente y están en todo su derecho de hacerlo», estas fueron las palabras de Hazel Vargas Alvarado, estudiante de la UCR y ahora de la UNA, al ingresar con un promedio de 900 puntos este 2021, es decir, nota perfecta de admisión.
En conversación con AM Prensa, Vargas, quien vive en Tilarán, contó que desde el 2017 cursa la carrera de Derecho en la UCR y actualmente, enseñanza del inglés en la UNA.
Esta joven, quien es madre de tres, es todo un ejemplo para su familia, amigos y todo un país en general, pues rompe con estereotipos y roles sociales impuestos a las mujeres a través del tiempo.
«El peor intento es el que no se hace, tal vez al primer intento no lo logremos, pero si somos persistentes en algún momento lo vamos a lograr.
Alguien me dijo una vez que yo lo que tenía que hacer era ponerme a trabajar y ver como generar y yo no lo veo así, uno también debe cumplir sus sueños y desde luego que uno ha trabajado por sus hijos«, expresó Vargas.
La joven es parte de los 17 estudiantes que este año alcanzaron una nota de 900 puntos de ingreso a la UNA.
Según dijo la UNA, la mayoría de estos estudiantes provienen de colegios nocturnos, rurales, bachillerato por madurez y «otras modalidades no tradicionales de educación secundaria».
Estos son otros de los estudiantes que lograron 900 puntos:
- María Valentina Leiva: nació en Nicaragua y llegó a Costa Rica desde su infancia. Realizó sus estudios secundarios en el Liceo Nocturno de Jacó, en Garabito, Puntarenas. Madre de dos niños y con una situación económica complicada, Valentina hoy, a sus 27 años, estudia Comercio y Negocios Internacionales en la UNA, gracias a una beca, la cual -dice- “significa mucho para mí”.
- Roy Antonio Chacón Montero: nació en San Vito de Coto Brus. Con el fin de ganar un poco de dinero para ayudar en su casa, realizó distintas labores en fincas ganaderas, mientras estudiaba las materias de su bachillerato, sábados y domingos, en el Colegio Marco Tulio Salazar.